El petróleo está en juego

Félix Fuentes

El deceso de Hugo Chávez orilla a Venezuela a enfrentamientos entre radicales de izquierda y de derecha, y deja en ascuas a varias naciones que dependen del petróleo subvencionado, como es el caso de Cuba, urgida de 80 mil a 100 mil barriles para su consumo diario.

A sus 58 años, Chávez perdió la batalla frente al cáncer, enfermedad que padeció en más de año y medio. Fue intervenido cuatro veces por médicos de Cuba y hace dos semanas estuvo de regreso en Caracas, sin que nadie lo viera ni fueran difundidas fotografías de él.

De Venezuela salió la versión de que el presidente reelecto tres veces murió a las 7 de la mañana del martes pasado, pero el vicepresidente de ese país, Nicolás Maduro, dio a conocer la noticia 10 horas después.

Llorando, Maduro propuso una comisión de investigación porque, a su decir, a Chávez le fue inoculado el cáncer y debe ser conocida esa conjura internacional. Menos mal que los doctores de Cuba velaron en todo momento la salud de Chávez. Sin ello, el escándalo sería mayor.

De procedencia humilde, Chávez ingresó en la Academia Militar venezolana hasta alcanzar el grado de coronel, y en esa calidad encabezó un golpe contra el presidente Carlos Andrés Pérez, pero fracasó y eso le costó dos años de cárcel.

Sin embargo, Chávez se empeñó en conquistar el poder e hizo intensas campañas, hasta ser proclamado presidente el 2 de febrero de 1999. No se contentó con un periodo gubernamental y le dio por ser dictador al estilo de Fidel Castro Ruz. Incluso impuso a la Armada Nacional de Venezuela el lema cubano de “Patria, socialismo o muerte”.

Debido a esa definición se agudizaron los problemas de Venezuela con Estados Unidos. Chávez dirigió constantes insultos al presidente George W. Bush y a las secretarias de Estado, Condoleezza Rice y Hillary Clinton.

En septiembre de 2008, el mandatario socialista expulsó al embajador de Estados Unidos, Patrick Duddy, y pronunció la frase de “¡Váyanse al carajo, yanquis de mierda, que aquí hay un pueblo digno!”. Por su parte, Washington canceló la visa al embajador de Caracas y desde entonces están suspendidas las relaciones diplomáticas de ambos países.

Chávez creó la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) e incluyó a Bolivia, Nicaragua y Ecuador. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, ha estado muy cerca de ese organismo, por razones petroleras.

A su vez, el presidente belicoso tuvo duros encuentros con el mandatario de Colombia, Álvaro Uribe, e intercambió frases altisonantes con el mexicano Vicente Fox. A causa de la arrogancia panista, las relaciones de Venezuela con México no han mejorado.

Fue histórica aquella frase del rey Juan Carlos de España, quien durante la 17 Cumbre Iberoamericana espetó a Chávez. “¡¿Por qué no te callas?!”. Después replicó el venezolano que a él nadie lo callaba, y terminaron por hacer las paces.

Esos desplantes dieron popularidad a Chávez, a tal grado que en las elecciones del año pasado barrió a su contrincante, Henrique Capriles.

Hoy, con la muerte de Chávez, el panorama es diferente. Se volverá a postular Capriles, quien recibirá apoyos de Estados Unidos, y muchos venezolanos no ven a un prospecto fuerte como para meterse en los zapatos de Chávez.

En esta situación, esperada desde hace meses por la enfermedad de Chávez, el petróleo está en juego y es importante ver la posición de Cuba, ahora que el presidente antillano, Raúl Castro, es proclive a las buenas relaciones con Estados Unidos.