Visión de horizonte
Mireille Roccatti
El gobierno de Enrique Peña Nieto cumple cien días y las expectativas generadas al inicio de su régimen parecen haberse ido cumpliendo. Una vez superado el conflicto postelectoral que pretendió cuestionar la elección presidencial, en virtud del innegable caudal de los diecinueve millones de votos que lo llevaron a la Presidencia de la República, arribó al Ejecutivo Federal plenamente legitimado e inició una nueva alternancia.
La recuperación del respeto a las formas, a la sobriedad y a la solemnidad de la liturgia republicana le otorgó al nuevo gobierno de Enrique Peña Nieto el respeto e identidad que había perdido la investidura presidencial. En un acto de generosidad y urbanidad política obvió inculpar al régimen precedente por la crítica situación en que recibió el país, lleno de agravios y de muertos. La posición que asumió consistió en ver hacia adelante y convocar a todos los mexicanos a construir un mejor futuro para México.
La visión de horizonte necesitaba de todos. La ruta elegida exigía privilegiar el diálogo, la construcción de consensos y de acuerdos, así en los primeros días anunció la celebración del Pacto por México, en el cual convergieron las fuerzas políticas mayoritarias para acordar 95 compromisos en todos los ámbitos de la vida nacional y que permitieron construir una hoja de ruta de reformas como la educativa, la de telecomunicaciones, la energética, la hacendaria y muchísimas acciones que, de concretarse, impactarán trascendentalmente en la conformación del Estado.
Así el gobierno de Enrique Peña Nieto aseguró que la ruta de las trasformaciones contará con apoyo legislativo para transitar las reformas planteadas.
En estos primeros cien días destacan reformas legislativas como la Ley de Contabilidad Gubernamental, de enorme trascendencia y que no ha sido debidamente justipreciada; la reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública, que regresó la función de seguridad pública a la Secretaría de Gobernación de donde nunca debió salir; implicó tareas de función pública a la Secretaría de Hacienda; creó la Comisión Nacional Anticorrupción, y trasformó y modernizó la Secretaría de Reforma Agraria.
Una de las acciones del nuevo gobierno concretadas en estos primeros cien días que impactará todo el sexenio fue la relativa a la reforma educativa; se reformó el texto constitucional, y tras el proceso del constituyente permanente se aprobó también por la mayoría de las legislaturas locales y habrá de permitir un nuevo hito en el proceso educativo.
Otras acciones relevantes del régimen fueron la implementación de la Cruzada Nacional contra el Hambre y la reorientación de la política en materia de seguridad pública, ambas sin duda trascendentales. En suma podemos afirmar con certeza que fueron cien días que movieron México.