Entrevista a Purificación Carpinteyro Calderón/Diputada del PRD
Antonio Cerda Ardura
La reforma en materia de telecomunicaciones que está a punto de ser aprobada en la Cámara baja busca la competitividad de los mexicanos en un mundo cada vez más globalizado, asegura, en entrevista con Siempre!, la legisladora del PRD Purificación Carpinteyro Calderón, secretaria de las comisiones de Telecomunicaciones y de Radio y Televisión de la Cámara de Diputados.
Esta reforma busca evitar los monopolios, ampliar el acceso a banda ancha y licitar dos canales de televisión abierta. También prevé la creación del Instituto Federal de Telecomunicaciones, que sustituirá a la Comisión Federal de Telecomunicaciones, el cual tendrá la facultad de dividir activos de empresas por prácticas monopólicas.
El instituto, integrado por siete comisionados que estarán en esos puestos durante nueve años y sin posibilidad de reelección, será el que revoque, y no el Ejecutivo, las decisiones en materia de telecomunicaciones.
A este respecto, Purificación Carpinteyro señala que la concentración de los medios de comunicación y de las telecomunicaciones ha generado grupos de poder, tan grandes y fuertes, que han sido capaces de doblegar las instituciones del Estado. Esto ya no ocurrirá más, dice, porque se pondrá fin a los monopolios.
En busca de competitividad
¿Cuáles tendrían que ser los beneficios de la reforma en materia de telecomunicaciones? ¿Qué debemos esperar?
Esta reforma significa que en la Constitución se consignen una serie de derechos y garantías para la ciudadanía y lo que el Estado se compromete a hacer en materia de telecomunicaciones. Por ejemplo: en relación con el artículo sexto de la Constitución, en el que se garantiza el derecho a la información, no solamente hablamos de poder tener acceso a la información de las autoridades, sino también a las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento. Es decir, nos referimos al acceso a la banda ancha y el Internet, con todas las aplicaciones que de ellos se derivan, como herramientas fundamentales para aspirar a un mejor futuro. Esto hará posible contar con servicios de salud y de educación a distancia, el comercio electrónico y, evidentemente, detonar todas las capacidades y habilidades tecnológicas indispensables para que los mexicanos seamos competitivos en un entorno cada día más globalizado.
Es, en suma, modernizarnos.
Significa también contar con telecomunicaciones de vanguardia y con medios de comunicación masivos que nos brinden pluralidad, objetividad y veracidad en la información. Lo que se pretende igual es crear condiciones de competencia en los mercados para que ofrezcan a la población los mejores y más avanzados servicios de telecomunicaciones, sin que los consumidores tengan que aceptar sólo lo que hay porque no existe otro proveedor.
Mercado convergente
En la actualidad la competencia está muy limitada.
El artículo 28 constitucional, que establece las bases para la competencia, dice ahora que si no la hubiera, los nuevos órganos reguladores, que son autónomos, tendrán facultades para sancionar. Podrán, incluso, hasta partir monopolios y ordenar la desincorporación de activos.
En los artículos transitorios se establecen una serie de ajustes inmediatos, por ejemplo, la expedición de una nueva Ley de Telecomunicaciones. Ya no van a ser dos leyes, porque hasta ahora las telecomunicaciones se rigen por la Ley Federal de Telecomunicaciones y por la Ley de Radio y Televisión. Éstas tienen bases legales totalmente divergentes, cuando en realidad tenemos en la actualidad un mercado convergente. Es decir, da lo mismo qué tipo de información se está transmitiendo por las redes, sea de radiodifusión o de telecomunicaciones, ya que toda es digital y, por lo tanto, debe de ser tratada de la misma manera.
Así que se establecen condiciones que determinan que nadie puede tener más del 50 por ciento en ningún mercado y, entendamos, eso significa que ni Telmex, ni Telcel, ni Televisa cumplen con ese requisito.
Esto significa que ahora sí se acabarán los monopolios.
No habrá monopolios. Exactamente. Esta hiperconcentración de los medios de comunicación y de las telecomunicaciones ha generado grupos de poder tan grandes y fuertes que han sido capaces de doblegar las instituciones del Estado. En el pasado, cada vez que se intentó establecer una legislación que quebrara a esos poderes y sentara las bases para la sana competencia, estos poderes se fueron en contra de los legisladores y del Ejecutivo, amenazándolos con oponerse a sus intereses y frenando cualquier intento para avanzar en materia de competencia.
Pluralidad
¿En realidad, qué tanta democratización de los medios se logrará con esto? En México se ha entendido que democracia es la existencia de sólo dos opiniones que nos digan por televisión qué hacer o qué ocurre.
Ese término de democratización de los medios me parece que políticamente es muy atractivo, pero, si lo llevamos a la práctica, en realidad estaríamos hablando de pluralidad. Es decir: pluralidad de espacios para que la sociedad tenga la oportunidad de escuchar, no solamente a uno o a dos, sino a una gran variedad de informadores, cada uno desde su particular perspectiva. Actualmente Televisa da la información que quiere dar y como la quiere dar y nos construye una realidad que no necesariamente es la verdadera. Recuerdo, por ejemplo, esa frase que utilizaba Víctor Trujillo, en su carácter de Brozo: “Lo que no pasa en esta pantalla, es porque no sucedió”. ¡Es cierto! Y lo triste de todo es que, efectivamente, considerando que la población mexicana obtiene fundamentalmente información de la televisión, porque somos muy pocos los lectores, entonces es la televisión la que adoctrina, hace su propaganda y dice qué información quiere dar y cómo quiere darla. Por eso la televisión manipula conciencias y construye inocentes de culpables y culpables de inocentes. Bien puede decirnos que el país está al borde del precipicio o todo lo contrario.
Quien manipula la información nos impide realmente ser libres, porque la libertad depende en mucho de la información para tomar decisiones informadas. Cuando la información nos la da una sola fuente, en realidad estamos decidiendo con base en lo que esa fuente quiere. De manera que la democracia mexicana está en juego, en la medida en que siga en manos de un solo medio de comunicación masiva. Y esta iniciativa precisamente rompe con eso.
Dado que el tema es muy complejo, ¿no será muy al vapor votarlo antes de Semana Santa?
Esto no se ha venido trabajando en dos días. Ha sido un arduo trabajo de más de cinco meses, que ha tomado en consideración a todos los expertos, de distintos matices. No es algo al vapor, sino, por el contrario, está muy trabajado. La iniciativa no solamente parte del presidente, fue trabajada por las principales fuerzas políticas, con sus expertos, y ellos, combinados a través de una negociación, llegaron a un acuerdo sobre el texto. El Congreso tiene que validarlo, analizarlo y debatirlo.
Más allá de expectativas
¿Esperamos una buena ley?
No creo que sea una buena ley, pero superará las expectativas de todos. Nadie en México se podía atrever a pensar que se partieran monopolios. Ahora las cosas son así. Ésta es una ley que nos debíamos desde hace mucho tiempo y que da la bienvenida a la competencia. Los poderes fácticos han dicho, a través de desplegados, que celebran esta iniciativa y que, igual, acogen la competencia. Pero es algo que le debieron haber dado a México desde hace doce años. Y si ahora se dan cuenta que no tienen más remedio, es porque el poder del Estado es más fuerte que el poder de cualquiera de esos grupos.


