Caminamos en la dirección correcta
Mireille Roccatti
La convulsión económico financiera que estalló en 2008, y cuyos efectos persisten en algunas regiones del mundo, es parte de una nueva geopolítica y la configuración del nuevo poder político. En este escenario, México está obligado a desempeñar un papel importante y recuperar el liderazgo regional perdido, el cual Brasil parece haber ocupado. La participación de México, en principio tendremos que observar y actuar como Estado nacional, movernos con prudencia en el complejo momento de las nuevas relaciones geopolíticas que se tejen en el mundo: la recuperación por parte de Rusia de su esfera de intereses; la siempre compleja situación del Medio Oriente; la coyuntura en Irán; el desenlace de la invasión de Irak; la creciente tensión con arista nuclear entre las dos Coreas; la creciente influencia mundial de China y de la India, entre otros
Una acción plausible de la diplomacia mexicana y que no debe escatimarse en reconocer es la recomposición de las relaciones con las naciones hermanas de Latinoamérica. Hasta ahora en los primeros cien días del nuevo régimen, podemos calificar de excelente la actuación de nuestro canciller quien se ha dedicado a desfacer entuertos luego del tiradero que dejara el régimen precedente, al haber abandonando los principios que rigieron la tradición diplomática del país y que le valieron el respeto de la comunidad internacional. Ahora, se recupera la dignidad y el liderazgo que desde siempre ejerció México en la región.
Por ello debemos celebrar que se normalicen las relaciones con Cuba, Venezuela, Bolivia, Perú, Argentina e incluso Brasil. La restauración de una sana relación con Cuba y Venezuela resulta muy significativa, por lo que históricamente en su momento representó el apoyo y defensa de México al principio de la libre autodeterminación de los pueblos.
Apoyar a Cuba, hoy como ayer, significa apoyar a México. Haciendo a un lado las ideologías, nuestro país tiene un papel importante en la transición cubana, transición que tienen que realizar los propios cubanos sin intromisiones del exterior. Igualmente en el caso de Venezuela, con el proceso electoral en curso para elegir el sucesor de Chávez, tiene que defenderse el derecho a la no intromisión de agentes externos al pueblo venezolano, sea cual sea su origen.
En materia de política exterior muchos mexicanos observamos la recuperación de la observancia de los principios rectores que dieron prestancia y prestigio a México. Recuperar el liderazgo en la región y volver a ser actor escuchado y respetado en la comunidad internacional es la meta, y los hechos nos indican que caminamos en la dirección correcta. Es en ese contexto en el cual debe juzgarse la visita del presidente Enrique Peña Nieto al Vaticano.
La presencia de nuestro presidente no se podría entender sin la reforma constitucional de 1992, que le ha permitido en tanto jefe de un Estado laico acudir a la ceremonia religiosa de asunción del sumo pontífice de la Iglesia católica y jefe del Estado Vaticano, y quien ejerce un liderazgo mundial indiscutido. La presencia de Enrique Peña Nieto: es realpolitik.
En el concierto europeo, otro logro ha sido la restauración de la relación con Francia, la cual más allá de las cuestiones técnico-jurídicas propias del proceso judicial de Florence Cassez, conocido por todos, se vio afectada por el protagonismo y ausencia de oficio diplomático de los anteriores presidentes de ambas naciones, para procesar el diferendo.
El posible arribo de Herminio Blanco a la dirección de la Organización Mundial de Comercio (OMC) se inscribe en esta nueva era de nuestra diplomacia, que requiere de contactos, apoyos e intercambio multilaterales. Y conviene recordar que en todos los ámbitos diplomáticos del mundo se afirma que los mejores diplomáticos son los representantes del Vaticano y de Brasil y, se decía hace algún tiempo, de México. Hoy es momento de recuperar el tiempo perdido.