Entrevista a Luis Daniel Vázquez Valencia/Investigador de la Flacso

Irma Ortiz

Hugo Chávez, el presidente bolivariano, el líder carismático no pudo vencer el cáncer. Luego de un año y medio de lucha contra esta terrible enfermedad fue derrotado, su muerte ha provocado en sus seguidores una profunda consternación.

Sin embargo, la larga enfermedad ha permitido que se den los reacomodos políticos necesarios en Venezuela y el ex vicepresidente, hoy mandatario encargado Nicolás Maduro será el candidato del chavismo para los comicios que deberán realizarse en un plazo de 30 días. La oposición, encabezada por Henrique Capriles, ya anunció que volverá a presentarse como candidato.

Las exequias del comandante congregarán a más de 20 jefes de Estado de todo el mundo, sin embargo, al conocer la noticia de la muerte de Chávez, mandatarios como el boliviano Evo Morales, la argentina Cristina Fernández y el uruguayo José Mújica viajaron de inmediato a Caracas para presentar sus respetos al comandante originario de Sabaneta.

Naciones como Brasil, Uruguay y Chile decretaron tres días de duelo nacional, y Raúl Castro, el presidente cubano, encabeza un masivo homenaje a Chávez en la isla, ya que el extinto dirigente venezolano era un leal aliado del gobierno y del pueblo cubano, con apoyos en materia petrolera, lo que le ha dado un respiro a la economía cubana.

Chávez fue fundador de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), en diciembre de 2004, como un instrumento de integración regional, en un momento en que se vivía en la región un giro de los gobiernos hacia la izquierda y así hacer frente al ALCA, Área de Libre Comercio para las Américas, impulsada por Estados Unidos.

Sobre las implicaciones de la muerte de Chávez en la región, Siempre! entrevistó al investigador Luis Daniel Vázquez Valencia, especialista en Estado de derecho y democracia de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y coordinador del libro Venezuela, más democracia o más populismo.

¿Qué implicaciones tendrá la muerte de Hugo Chávez?, ¿significará una reconfiguración política de la región?

No necesariamente, en América Latina, justo en 1999, lo que encontramos con la llegada de la nueva izquierda es lo que podemos nombrar como el disenso de Washington luego de más de década y media del llamado consenso de Washington, con el pensamiento único donde las reformas neoliberales y el acuerdo en torno a éstas eran los elementos guía.

Lo que nace en 1999, primero con la victoria electoral de Hugo Chávez y seguido de muchos otros gobiernos, entre ellos todo el pacto Andino, en buena medida Venezuela, Bolivia, el caso de Kirchner, el caso de Uruguay con los dos gobiernos de izquierda, el propio Brasil…, lo que tenemos es lo que se conoció como la vuelta a la izquierda y un nuevo alineamiento político en América Latina en dos bloques.

Por un lado, un bloque más cargado hacia la derecha con una agenda con mayor atención hacia la política de seguridad conformado por México, la mayor parte de Centroamérica, Colombia y Chile; y, por otro lado, otro bloque conocido como de la nueva izquierda, que en realidad ya atravesaba el pacto Andino, los otros países ya mencionados, además de Argentina y, en menor medida, a Brasil y Uruguay, creo que no se modificará.

¿Regreso a la derecha?

De hecho lo interesante es que en algún momento, hace un par de años se pensaba que podía haber un vuelco a la derecha, que el hecho de que regresará la derecha a Chile anunciaría ese vuelco a la derecha, pero no fue así.

Tan no fue así que, en Venezuela, Hugo Chávez acababa de ganar una elección hace apenas unos meses e iba a estar en el poder hasta 2019, y algo parecido acaba de suceder en Ecuador, donde el presidente Rafael Correa acaba de ganar una elección y va a estar seis años más en el poder. Cristina Kirchner en Argentina, con muchos problemas pero lo cierto es que le quedan dos años más por delante y algo parecido pasa con Dilma Rousseff y también con José Mújica, que me parece que lo está haciendo razonablemente bien.

No veo que la muerte de Chávez genere una reconfiguración política muy distinta a la que tenemos hoy en América Latina, pero sin duda va a ser un golpe fuerte a un liderazgo central en esa nueva izquierda. Aunque era un liderazgo que venía cayendo, pero seguía siendo muy importante en ese bloque de América Latina.

Especialmente con los países del ALBA, donde quien ejercía el liderazgo era Chávez, y con el apoyo sobre todo económico que daba a estas naciones.

El problema es que no tenemos en este momento un liderazgo así de fuerte, de hecho es interesante porque entre 2004 y 2005 lo que percibimos era una fuerte competencia por ese liderazgo en América Latina, entre justamente el expresidente de Brasil Lula Da Silva y el recientemente fallecido Hugo Chávez. Se disputaban el liderazgo, de hecho en buena medida Chávez logró ganarlo, especialmente por los fuertes recursos petroleros que en ese momento todavía conservaba, recursos que han ido descendiendo a la par que también han aumentado las solicitudes o necesidades en el interior de Venezuela.

Si bien es cierto que seguía siendo una figura relevante, con un liderazgo fuerte, también venía en descenso. El problema es que, ante la salida de Lula del poder, no hay figuras claras que puedan reemplazar esa autoridad fuerte, no me parece que sea el caso de Evo Morales; Rafael Correa podría ser la figura paradigmática por el liderazgo que ejerce, que es más parecido al de Chávez, pero sin su grandilocuencia y ocurrencias. Sin embargo, no se encuentra financieramente en las condiciones para tomar un liderazgo como el que desarrollaba Chávez en Venezuela.

Quién será el remplazo

En este momento ésa sería la gran pregunta, ¿quién va a ocupar ese espacio?, porque lo cierto es que en el poder, en la política esos espacios terminan ocupándose. No hay una figura en este momento clara; sin embargo, ese espacio se va a ocupar tarde o temprano.

¿Cuál es la situación que enfrentan naciones como Cuba o Nicaragua, apoyadas en materia petrolera por Venezuela?

Son las que tendrían el mayor grado de incertidumbre, porque no tienen capacidad propia económica para poder renovarse, sin embargo hay que tener cuidado.

Lo que va a pasar, de acuerdo con la Constitución venezolana de 1999, es una falta absoluta del presidente, y lo que sucede en estos casos es que, como falleció dentro de los primeros cuatro años de su gobierno, tiene que haber una nueva elección en 30 días. En la medida en que va a haber nuevos comicios, es claro que Maduro será el candidato del chavismo y tiene muchas posibilidades de volver a ganar la elección, tomando en consideración casi ese 55 por ciento que tuvo Chávez en la elección de hace apenas unos meses.

No me parece que la situación política en el interior de Venezuela haya cambiado tanto como para pensar que el chavismo perderá la elección presidencial.

Hay que tomar como punto de partida que incluso la propia oposición, el propio Henrique Capriles salió inmediatamente a reconocer su derrota. No ganó Hugo Chávez a través de un fraude, el chavismo es una fuerza política real que atrae y tiene votos y que probablemente los va a seguir teniendo por lo menos en la próxima elección, por su cercanía. Triunfó en 20 de los 23 estados, tienen un aparato importante para movilizarlo el día de la elección. Me parece que Maduro gobernará los próximos seis años.

En ese sentido, por lo menos en los próximos seis años tampoco creo que vaya a romper las relaciones internacionales que tejió Hugo Chávez, el trato que le dará a Cuba no va a ser muy distinto del que le daba Hugo Chávez, y tampoco será muy diferente del que le daba a Nicaragua. Sin embargo, creo que estos países deben de preguntarse qué harán una vez que no tengan ese fluido económico y financiero, pero tienen seis años para pensarlo.

Lo que sí puede suceder, es que si no se fortalece el Partido Socialista Unificado de Venezuela que todavía no es un partido suficientemente consolidado y al mismo tiempo no se construyen otros liderazgos al interior del propio partido, lo que si puede suceder en seis años, es que sí se ponga en riesgo una nueva victoria del chavismo.

La enfermedad dio pie a reacomodos políticos

Mi impresión es que, afortunadamente, como dicen, estas terribles enfermedades —que además son muy largas— permiten hacer el proceso de duelo. Creo que lo que hicieron en buena medida en Venezuela fue el proceso de duelo, pero también de reacomodos y acuerdos políticos, por eso es claro que Maduro va directamente a la candidatura, y no veo que pueda haber una ruptura en el interior del partido socialista.

A Maduro lo veo con una lógica de continuidad, es decir, seguirán las políticas que impulsó Hugo Chávez, en particular, las misiones, su política social, el manejo del petróleo y de la economía, no me parece muy diferente de lo que va a impulsar Maduro.

También dependerá de cuáles sean los resultados electorales de esta elección extraordinaria, porque si logra tener una mayoría parecida a la que tuvo Hugo Chávez, me parece que se animará a gobernar sin una necesidad de acuerdo, lo que traería en consecuencia el conflicto, no sólo impulsado por el chavismo sino por la propia oposición, que hace muy difíciles este tipo de acuerdos.

Sin embargo hay una cosa relevante que está pasando en Venezuela —y que la propia oposición ya se ha dado cuenta— y es lo que nace con la nueva izquierda en general de América Latina, que las reformas neoliberales no están siendo suficientes o no están funcionando como se esperaba que funcionarían; en particular están teniendo fuertes procesos de concentración de la riqueza y nula redistribución económica.

Ahí es donde tenemos que hacer fuertes modificaciones, por eso es que la política social está empezando a cobrar mucho sentido en estos gobiernos de la nueva izquierda, y en eso la oposición también está de acuerdo. No sale a decir “¡al carajo las instituciones!” o “¡vamos a echar abajo la política social de Chávez!”, sino “vamos a recuperar todos esos programas y los vamos a mejorar” y eso significa quitarlos de la corrupción que han identificado en varios de sus programas, o tal vez discrecionalidad.

Ahí se pueden empezar a tejer acuerdos, se puede empezar a hacer política, porque hubo un momento, tanto por el lado del chavismo como por el de la oposición, en que lo que simplemente no existía en Venezuela era política, era imposible llegar a acuerdos, y es lo que Maduro —si es listo— puede comenzar a tejer y bajar el nivel de conflictividad en Venezuela, no sería mala idea.

Con Maduro, ¿cómo ve la relación con Estados Unidos?

A pesar de todo, la relación con Estados Unidos nunca fue mala, obviamente tenían confrontaciones verbales fuertes y elementos simbólicos muy fuertes porque una de las cosas que hacen, y muy bien, los gobiernos populistas, es crear un enemigo común, varía en cada uno de los distintos países; es distinto para Evo Morales que para Rafael Correa. En el caso de Venezuela claramente uno de esos enemigos comunes era Estados Unidos. Sin embargo, es uno de sus principales socios comerciales, en realidad nunca hubo una confrontación abierta y no me parece que sea muy distinto a como lo maneje Maduro.