Gordillo: historia de impunidad
Teodoro Barajas Rodríguez
Elba Esther Gordillo Morales fue una invención del sistema político mexicano al que sirvió; fue tal su soberbia, vanidad y ambición que terminó humillada, encerrada en una cárcel. Nadie protestó, sus aliados poderosos ni balbucearon, la franquicia electoral concebida por la profesora optó por el silencio, su gremio no levantó la mano. La estrella suya está en una evidente declinación.
Cuántos dirigentes sindicales deberán preocuparse, me pregunto, porque se trata de un modus vivendi redituable, no rinden cuentas a nadie, tienen granjerías, privilegios insultantes y viven peleados con la democracia. El sindicalismo en nuestro país es decadente desde hace décadas, absorbido en gran medida por el sistema político, sus dirigentes han sido aliados gubernamentales, casi siempre y casi todos.
Elba Esther Gordillo olvidó la historia que en muchos casos nos indica que todo tiene su propio ciclo, el auge de tantos ilusos produce su propia debacle, no hay algo que lo impida, el tiempo implica desgaste, el poder se diluye sin piedad.
Los excesos de la profesora Gordillo son tantos y tan obvios; fue al final de su reinado aliada de ocasión para ofrecer sus servicios, y a manera de mercenaria apoyo a diversos actores, no tuvo una ideología definida, finalmente Nicolás Maquiavelo dijo que la política es amoral, el fin es el poder, para ella el camino también.
Fue el poder el que la ha enviado a prisión, ella es toda una historia de impunidad ahora abordada por las autoridades, muchas más están a la espera, deseamos que también se indaguen porque es un clamor, es imperativo.
Elba Esther Gordillo se sintió intocable, lo fue durante mucho tiempo, sobredimensionó su poder, la soberbia y vanidad contribuyeron para hundirla. Ni hay marchas ni bloqueos de carreteras, nadie protesta, muchos hacen escarnio y celebran su detención. Las paradojas de la vida.
Regularmente todos los mandatarios federales al inicio de sus gestiones suelen actuar en contra de algún personaje que lleva a cuestas los estigmas de la animadversión, la lista es numerosa, dicen que es un asunto de legitimidad. Obvio que la lectura política es obligada, finalmente en política lo que parece es.
Gordillo contó con la venia de Carlos Salinas de Gortari al decidir quitar del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación a Carlos Jonguitud Barrios, su alumna lo superó con creces. Ambos salieron por la puerta de atrás, sólo que la profesora Gordillo fue directamente a una cárcel, su antecesor se marchó al ostracismo.
La reforma educativa se ha logrado, nadie reniega de la suerte de la extodopoderosa profesora, otros dirigentes más bien se preocupan porque sus conductas son cuestionables y el final puede aproximarse, hay sujetos impresentables.
Elba Esther ya está en prisión, no tenía blindaje, fue una pieza del sistema, ahora desmontable.
