Alexander Serikov
A pesar de que las grandes potencias mundiales, tales como Estados Unidos, China y Rusia exhortaron a Corea del Norte a dejar su táctica de amenazas y provocaciones, los dirigentes norcoreanos siguen intimidando al mundo entero con desatar una guerra nuclear. Según el presidente de Rusia, Vladimir Putin, su país “está preocupado por el agravamiento de la situación en la Península de Corea y por la posible amenaza nuclear cerca de las fronteras rusas”. Porque si algo sucede -ojala que no suceda nada– enfatizó Putin, Chernobyl cuyas consecuencias son bien conocidas por todos, podría parecerse a un juego infantil. Y sugirió que ambas partes se tranquilizaran y se sentaran a la mesa de negociaciones para solucionar los problemas acumulados durante muchos años. También subrayó que Rusia se pronuncia contra las armas de exterminio masivo y por la desnuclearización de la Península Coreana.
A su vez Estados Unidos y Corea del Sur –principales objetivos de los ataques verbales de Corea del Norte– elaboraron un plan conjunto de represalias a las posibles provocaciones por parte de Corea del Norte para no permitir la escalada del conflicto. Se trata de una respuesta inmediata y adecuada al tipo y potencia del arma que podría usar Pyongyang.
Mientras tanto Corea del Norte inventó una nueva táctica para camuflajear sus preparativos para realizar los ataques con que intimida a diestra y siniestra. Para distraer la atención de los servicios secretos de sus enemigos, la dirección política norcoreana dio órdenes de desplazar sus cohetes de un lugar a otro por el territorio nacional. De esta manera quiere confundir a los observadores extranjeros sobre la fecha exacta del inicio del ataque nuclear. Anteriormente se conoció que el cohete capaz de llevar una ojiva nuclear fue colocado en la costa oriental norcoreana. Luego se informó que este cohete se trasladó a otro lugar y ya está cargado con el combustible necesario y estaba listo para actuar. En vista de ello el ministro surcoreano de asuntos exteriores, Yun Byung Se, anunció que el lanzamiento de este cohete puede ser realizado en cualquier momento.
Cabe señalar que algo se hizo para atenuar la tensión en la Península de Corea. El ministerio surcoreano de la unificación de ambas Coreas propuso reabrir la zona industrial de Kaesong cerrada recientemente por el gobierno de Pyongyang y donde trabajan muchos surcoreanos. Pero los líderes de Corea del Norte rechazaron este paso dado por su vecino sureño hacia la distensión de la crisis llamando la iniciativa de Seúl “vacía y carente de sentido”.
En la situación actual es imposible prever el desenlace de la crisis coreana, y ojalá que este desenlace no sea por medio de la guerra.