Entrevista a Juan Federico Arriola/Profesor de la Universidad Iberoamericana

Antonio Cerda Ardura

En una decisión histórica, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) aprobó, el pasado 2 de abril, por abrumadora mayoría, el primer Tratado para Regular el Comercio Internacional de Armas.

El documento, que establece las directrices globales para la venta de todo tipo de armas convencionales, desde pistolas hasta tanques, fue aprobado por 154 votos a favor y tres en contra (Irán, Corea del Norte y Siria), y a pesar de 23 abstenciones, entre ellas, las de India, Sudán e Indonesia.

Aunque el pacto no regirá el uso interno de armas en ningún país, sí obligará a las naciones a establecer normativas que controlen su transferencia.

Ahora cada estado firmante deberá ratificar el acuerdo para controlar el comercio de armamento, que alcanza los 60 mil millones de dólares al año, e impedir que los artefactos bélicos sigan cayendo en manos de terroristas, guerrillas y el crimen organizado.

En entrevista con Siempre!, Juan Federico Arriola, profesor de tiempo completo del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana, quien asegura que las armas se compran fundamentalmente para atacar y hacer guerras, indica que México debe hacer un mayor esfuerzo para limitar el uso interno de armamento y su paso, desde el exterior, por nuestras aduanas.

El también doctor en Derecho y en Filosofía señala que nuestro país debe ampliar los esfuerzos para combatir su propia corrupción y exigir una participación más enérgica de Estados Unidos para frenar a sus armeros, so pena de que en México llegue a prevalecer la Ley de la Selva.

Pivote de la violencia

¿Cuánto puede beneficiar a los mexicanos y, en general, cuál sería la aportación del Tratado para Regular el Comercio Internacional de Armas aprobado por la ONU?

El control del comercio de armas convencionales es una necesidad mundial y México sería uno de los grandes beneficiados, porque el tráfico de armas desde los Estados Unidos ha incrementado de manera grave la violencia en esta nación.

Si recordamos, en la época de Richard Nixon, en Estados Unidos, y de Leonid Brézhnev, en la Unión Soviética, hubo tratados como el SALT II, o Conversaciones sobre Limitación de Armas Estratégicas, que trataban, precisamente, de frenar la carrera armamentista nuclear. El arsenal era tan enorme y absurdo que podía acabar con el mundo varias veces. Y si fue necesario el control de las armas nucleares, también es urgente el control de las armas convencionales, como ametralladoras, pistolas, rifles, etcétera.

En realidad, las armas se compran, fundamentalmente, para atacar. Algunos sostienen que son para defenderse o para ir de cacería, pero, en realidad, el comercio de armas es un medio para hacer guerras, ya sea en Siria y en la ex Yugoslavia. En Ruanda, por ejemplo, no se comerciaban propiamente armas de fuego, pero se trataba de machetes, para matar a las etnias de Burundi, que se adquirían en China a 10 centavos de dólar por unidad. Pero finalmente ha habido muchas guerras en todo el mundo, donde las armas se utilizan para matar.

A pesar del problema que sufre México, de la proliferación de bandas de delincuentes, y del aumento de la violencia en la frontera, muchos, en Estados Unidos, no aceptan el control del armamento y defienden su posesión.

La venta de armas es uno de los más grandes y rentables negocios a nivel mundial, y Estados Unidos, en este rubro, tiene una gran contradicción. Para alegar el derecho a la posesión de armas de fuego, su población se basa en la Segunda Enmienda Constitucional, que permite la compra de esos artefactos para la defensa. En este sentido, los mexicanos tenemos ese mismo derecho, pero de una manera mucho más noble. Los habitantes de la república mexicana, y no solamente los mexicanos, según el artículo 10 de la Constitución, tenemos derecho a la posesión de armas para la defensa de nuestra familia, de nuestra casa y de nuestro patrimonio. Pero en Estados Unidos no es así. No es para la defensa de los hogares o de las familias. Hay una venta indiscriminada de todo tipo de armas convencionales, desde las más pequeñas, hasta las más mortíferas. Y evidentemente, por esto es que la industria de las armas en Estados Unidos es la primera que se queja del control que está pidiendo no solamente la ONU, sino ya el propio gobierno de Barack Obama. Ellos no van a ceder, porque van a perder muchísimo dinero. A esa gente no le importa que haya vidas de por medio. Ellos solamente quieren ganar dinero, mucho dinero, y ya.

La Asociación Nacional del Rifle (ANR), es uno de los más poderosos grupos que defiende la tenencia de armas.

El problema radica también en que diferentes asociaciones civiles, como la de la cacería, etcétera, están presionando a los legisladores, sobre todo a los del bando republicano. Muchas de esas asociaciones han financiado campañas de legisladores republicanos y ahora, con esa lógica perversa que tienen, dicen: “¿Cómo se atreven ellos a querernos controlar, si están en el lugar en el que están gracias a nosotros? ¿Cómo es que quieren que disminuya la venta de armas?

Sería una utopía la desaparición de la venta de armas. Es claro que nadie lo piensa en el mundo. Las armas se van a seguir vendiendo por diferentes razones, pero era importante que la ONU tomara una iniciativa. Y yo creo que Estados Unidos y México tienen que pronunciarse de una manera mucho más enérgica para que no exista esa venta tan indiscriminada. Y también hay una cuestión en la que México tendría que poner su grano de arena, que es el control aduanal. Es decir: si pasan muchas armas de Estados Unidos a México, no es solamente porque haya una venta indiscriminada y autoridades estadunidenses que permiten que pasen. Las armas igual pasan a México porque las autoridades mexicanas lo permiten.

 

Discurso hipócrita

Hay una gran corrupción.

Presumiblemente hay actos de corrupción, porque si yo voy a una armería de Estados Unidos y compró una metralleta, y luego quiero pasar a ciudad Juárez o a Tijuana con ese artefacto, muy probablemente en la frontera me van a decir: “Usted no puede pasar con eso”. Y suponiendo que yo soy coleccionista y no voy a utilizar esa arma para otra cosa, sino para colgarla en mi sala, de todas formas me la van a quitar. Entonces, ¿cómo es posible que las bandas de criminales, sobre todo los cárteles de narcotráfico, puedan ser abastecidos de armas de la manera en que lo son?

Yo siempre he dicho que los armeros de Estados Unidos equiparon a los revolucionarios mexicanos, e, incluso a gobiernos de facto como el de Victoriano Huerta. Equiparon a todos los grupos involucrados en la Revolución Mexicana. Ahora ya no las venden a revolucionarios, sino a narcotraficantes.

A “buenos y malos”.

A todos, y de manera indiscriminada. Por eso el discurso del gobernador de Texas, Rick Perry [quien apoya la militarización de la frontera con México, N. del A.], es una perorata muy hipócrita e idiota, porque sólo está preocupado de que los cárteles de la droga están actuando en ese estado. ¿Qué quieren los norteamericanos? ¿Que toda la violencia y toda la droga se queden en México, cuando Estados Unidos ha generado el problema de manera doble, porque es el principal consumidor de drogas y el principal fabricante y distribuidor de armas del mundo? Si Estados Unidos ha provocado esto, ¡que no se queje, porque no ha dado una solución! La Iniciativa Mérida no resolvió ni el control de armas, ni nada por el estilo. Es decir: en lugar de proponer soluciones, Estados Unidos ha sido parte del problema. Y si sumamos la corrupción que prevalece en México, entonces esa mezcla es un verdadero coctel molotov.

Seguramente es, entonces, un avance que la ONU haya puesto el dedo en la llaga.

¡Claro que sí! Yo lo celebro y me parece que está bien que la ONU, como órgano de coordinación internacional, y no suprasoberano, esté dictando esas reglas. Creo que todos los países, incluso Estados Unidos, tienen que hacer algo al respecto, porque no podemos permitir que siga muriendo tanta gente. El problema no es que se maten entre bandas de delincuentes, sino que, en las escaramuzas que ha habido en los últimos años, ha muerto gente que no tenía porqué morir.

Actualmente en Estados Unidos, cualquier escolar toma un rifle y va y mata a sus compañeros. Así que el problema parece ir más allá de la voluntad política, porque se trata de una cultura de la tenencia de armas que data de los tiempos de los colonizadores. ¿En México qué tanto podemos hacer?

Yo entiendo que existan mecanismos de defensa, pero, bueno, es increíble cómo la legislación mexicana es de mucho mayor avanzada que la de Estados Unidos. El artículo 10 de la Constitución y la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos establecen muy claramente que yo puedo tener armas, pero no como las que están reservadas al uso del Ejército y la Marina. Yo tengo derecho a estar armado para defender mi casa, pero no puedo tener un rifle AK-47, ni una bazuca o un mísil tierra-aire. ¡Hay que limitar! Si no hacemos una limitación del uso de armas, bueno, pues mañana dejarán de existir los estados y esto va a ser la Ley de la Selva.

Hay lugares de México donde ya está ocurriendo.

Tenemos que poner orden en el control de las armas. La queja de muchos militares mexicanos es que los cárteles del narcotráfico están más pertrechados, más equipados que el propio Ejército. ¡Eso no puede ser!

¿Cómo podríamos tener un control interno de armas más eficiente?

Empecemos por las aduanas. Nosotros no somos fabricantes de armas, pero si entran tantas armas, quiere decir que hay autoridades mexicanas involucradas.

Entonces, es el punto toral.

En México, sí. En Estados Unidos es la fabricación. En México es el ingreso, propiciado, sí, por los armeros de Estados Unidos, que les encanta vender armas, y con un problema de corrupción. Sólo así se puede explicar que entren tantas armas. Veamos el caso de Rápido y Furioso: ¡era para que hubieran corrido al procurador de Estados Unidos, Eric Holder! Entraron a México, de manera tramposa, ilegal y violando nuestra soberanía, más de dos mil armas. Y los propios norteamericanos perdieron el control de más de mil. Así que no hay que ser muy inteligentes para deducir a dónde fueron a parar. ¿Al Club Deportivo de las Chivas? ¿Al Club América? Es obvio que esas armas están en manos de criminales. Fueron tan torpes los norteamericanos, que, además, perdieron el rastro de esas armas.

Mayor esfuerzo

¿Qué se puede hacer internamente fuera de las aduanas? ¿Se puede instruir a la gente, el Ejército debe ahondar en la despistolización?

La Secretaría de Educación Pública tiene una función muy importante de prevención. Pero también la propia Procuraduría General de la República, etcétera. Deben existir campañas de propaganda política positiva, en el sentido de concientizarnos de que el uso de las armas no nos hace una mejor sociedad. La ONU se tardó en esta acción, que debió haber hecho hace mucho tiempo. Pero, bueno, ya comenzó y debemos apoyarla. Pero Naciones Unidas no puede hacer esto sola, tienen que participar los Estados.

El Estado mexicano tiene que poner un especial énfasis, hacer un mayor esfuerzo para lograr una disminución interna del comercio de armas y evitar que ingrese tanto armamento desde el territorio estadounidense. Además, debe ponerse de acuerdo con el gobierno de Barack Obama, en que hay que luchar contra los armeros. Esos armeros se basan en una interpretación muy forzada de un artículo constitucional, y, mientras Estados Unidos no los limite, van a seguir padeciendo, como usted ya señaló, de muchos actos de violencia en escuelas, en actos públicos y en supermercados, con esa gente desquiciada que entra armada en cualquier lugar a matar gente. ¡Ya no puede ser!