México sobrevive en las nostalgias
Teodoro Barajas Rodríguez
Entre el radicalismo, las inercias incubadas alrededor de la fecha y acontecimientos impensables hasta hace poco se ha celebrado el Día del Maestro. Se entiende que los trabajadores docentes son, en teoría, como lo dijera Ignacio Manuel Altamirano, los preceptores de ciudadanos.
Han sido los maestros quienes se han significado en todas las fases temporales como aquéllos que encienden una gran tea para iluminar con el combustible del conocimiento. Sin embargo, qué sucede en nuestro tiempo, la educación vive una gran crisis como casi todo en este globo terráqueo sobrecalentado y destartalado.
En los últimos años hemos sido testigos de cómo las dificultades en el rubro educativo se han incrementado: movilizaciones, escándalos, intransigencia. Antes en las escuelas se vivió otra dinámica, otros diseños curriculares. Por supuesto, hablamos de otro México, uno que sobrevive en las nostalgias.
Evidentemente, nada permanece igual, la evolución marca el ritmo porque los ejes dialécticos son imparables. Algunos suspirarán por aquellas historias que vivíamos en las aulas hace algunas décadas, el civismo se impulsaba más, tuvimos una historia oficialista definida en bronce, los héroes nacionales casi equivalían a los dioses del Olimpo griego. No tenían mácula. Fueron gigantes.
Cada 15 de mayo es una fecha para celebrar así como para izar la bandera de la reivindicación, pero algunas cosas me resultan preocupantes. La hasta hace poco dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo Morales, terminó en prisión acusada de corrupta, fue la mujer fuerte del gremio magisterial con una vida holgada en la que los excesos fueron la constante en un país en el que abundan los parias.
La opacidad, los manejos irregulares terminaron por marcar el destino de la otrora todopoderosa dirigente sindical que vivía con los lujos propios de un magnate. La agrupación antagónica del SNTE es la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, cuyos argumentos son tan predecibles como radicales, no aporta elementos para un debate frontal, se ha conformado con ser la némesis de la agrupación hasta hace poco liderada por Gordillo Morales. Más que argumentaciones, la CNTE presenta catarsis.
Soy un convencido que muchas cosas deben cambiar, sí, también estoy en contra de la inequidad y una grosera desigualdad social, pero tengo muy claro que la escuela es el motor de las transformaciones, si las aulas son abandonadas no habrá revolución posible, ni esperanzas de cambio.
A veces parece quedar sólo en el recuerdo y la nostalgia el gran aporte de tantos educadores que han dejado huella: Ignacio Manuel Altamirano, Ignacio Ramírez, José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet y una larga lista de sembradores de porvenir.
La profesión de los maestros representa un alto compromiso por lo que hemos vivido y lo que se aproxima, el radicalismo extremo no funciona, los dogmas son de carácter religioso y representan la negación de lo racional para aceptar verdades reveladas.
Michoacán mantiene un deplorable registro en materia de educación básica, lo cual no hace alentadores los pronósticos, sin embargo mucho se puede y debe hacer si se prioriza la causa última de esta actividad que consiste en abrir los ojos al prójimo para no permanecer en el oscurantismo de la ignorancia. O de lo contrario vendrá la hecatombe.
