Entrevista a Carmen Gaitán/Directora MSC

Jacqueline Ramos

A lo largo de casi 45 años, el Museo Nacional de San Carlos alberga su colección en la construcción realizada por el célebre arquitecto valenciano Manuel Tolsá. Su acervo es integrado por el arte europeo de los siglos XIV a principios del XX, y constituye uno de los más importantes de Latinoamérica.

Actualmente el museo continúa su misión de difundir, conservar y estudiar su acervo con un nuevo rostro. Luego de un proceso de restauración al que fue sometido el recinto —además de mejorar su apariencia física— se pusieron al día las instalaciones, lo que le permite albergar todo tipo de muestras en la totalidad de sus espacios.

Recobrar el esplendor y relanzarlo como un espacio cultural vivo, fue el desafío que se fijó Carmen Gaitán al asumir la dirección del Museo Nacional de San Carlos, en enero 2011. En entrevista para la revista Siempre!, la promotora cultural expone que, para lograrlo, emprendió un proyecto integral de restauración, que ofreciera un nueva cara, una mejoría en la calidad de servicios al visitante, y así transformarlo en un punto de encuentro, disfrute y alegría.

¿Cuáles eran las condiciones del Museo Nacional de San Carlos cuando asumió la dirección?

Esta restauración se llevó a cabo a partir de la segunda mitad de 2011 y continuó en 2012. ¿De qué se trató dicha restauración?, cuando recibimos el inmueble, en el museo había un programa, un plan maestro para hacer la restauración; un director de museo es como una ama de casa, tiene que andar detrás de la limpieza, detrás de todos los aspectos que conforman un edificio como éste, que se termina en 1805, por Manuel Tolsá. Es un edificio que con el paso de los años puede presentar una serie de daños y anomalías si no se le mantiene como es correcto. Evidentemente el Instituto Nacional de Bellas Artes, a quien pertenece este museo, le ha dado mantenimiento, sin embargo, era necesario un proyecto de mayor cirugía.

¿Cómo se dio el proyecto de restauración, en qué consistió?

En levantar, por ejemplo, toda la techumbre que estaba impermeabilizada con una técnica que no era la más favorecedora para el edificio. Entramos en contacto con un gran restaurador que es el doctor Ricardo Pradoy, un equipo avalado por la Coordinación Nacional de Arquitectura del INBA, quienes comenzaron con los trabajos de impermeabilización. Lo cito porque el techo tiene una particularidad muy hermosa; es un edificio que tiene un patio oblongo, es decir, tiene la forma de un huevo, es muy particular; creo, sin pretensión, que es el edificio más bello de América, con este tipo de apertura en el patio, junto a sus escalinatas, que desde el techo se puede apreciar la belleza de la estructura. La impermeabilización se hizo con una técnica muy particular, que es enladrillar, poner arcilla y después una lechada; esto ya no se hacía porque es muy costoso, se hace manualmente con muchos trabajadores, pero el edificio así lo exigía.

Se cambiaron las 188 balaustradas de la parte superior y se intervinieron todas las columnas. Y algo muy importante, el museo tiene unas escaleras absolutamente fuera de lo común, son espectaculares y majestuosas con varios planos, cuando uno las sube o las baja y se para en determinados puntos, podrán observar arcos, macetones, florones y estructuras que, de verdad, las hacen muy particulares. Esta escalera estaba muy dañada, con los escalones muy desportillados, de tal manera que se intervino toda la escalera central, también la escalera que daba por el pórtico sur, que era por donde se entraba —hoy en día, el acceso al museo es por la calle de Puente de Alvarado, anteriormente era por la calle de Edison—, donde está un jardín encantador, que estamos tratando de recuperar, junto con la Delegación, se llama el Jardín de la Tabacalera.

 

Museo de San Carlos, pieza fundamental

Fue un plan maestro general, donde se determinó la decisión de que el museo sí requería de esta intervención, y de que era necesario ponerlo en la mira del visitante. Este museo arranca el Centro Histórico, y eso lo hace una pieza fundamental, porque ya después de aquí, en Puente de Alvarado uno  ingresa a lo que va a ser el museo Franz Mayer, el Museo Mural, el Palacio de Bellas Artes, la Alameda y, finalmente, el Munal, pero realmente el arranque está aquí. También se alentó muchísimo a las autoridades, fue la unión con el proyecto del Gobierno de la Ciudad cuando se restauró el Monumento a la Revolución. Se pensó en hacer este corredor para hacer un efecto dominó, es decir de allá vengan para acá, y de aquí vayamos para allá; y efectivamente, al restaurarse el Monumento a la Revolución, tuvo ese enjambre delicioso y fascinante con sus fuentes de nueva arquitectura urbana, y su verdura, como son las palmeras. La calle Ramos Arizpe que nos une también con el Monumento a la Revolución, era una zona bastante abandonada, pero con estas implementaciones urbanas se iluminó, causando efervescencia, el público ahora se siente contento, atraído, seguro, con estas intervenciones de adentro y de afuera. Sin duda alguna, se hizo un paquete completo.

¿Con qué otros espacios nos van a sorprender en esta nueva etapa?

Cuando entra uno en una reestructuración se vuelve muy ambicioso, así que empezamos a transformar no nada más estos aspectos de los que hemos hablado. En la parte posterior del museo se abrió una galería fantástica, era un paso de tránsito, un patio en el que los museógrafos y el personal que labora en el museo transitaba para ir a la parte superior, para cambiarse de ropa, etc. A partir de la intervención, se hizo lo que hoy es la Galería Roja. Es una galería de gran altura que permite que artistas contemporáneos puedan hacer proyectos dialogando con las obras del museo.

También abrió espacios, como éste en el que estamos ahora; este espacio es un pasillo que va del patio obonglo, al patio cuadrado. Utilizamos los muros y colgamos obras para que entren en diálogo, como la que se exhibe ahora, la muestra de una artista contemporánea, Maribel Portela, que evidentemente está entronizada hacia San Carlos. Nunca se realizará nada que atente contra el patrimonio del edificio, ni con la vocación de la colección, sólo se trata de atraer un público diferente que tenga la sorpresa de varios menús. Que al transitar de un espacio a otro, encuentren exposiciones que tengan que ver con la vocación del museo, pero con piezas que no se imaginan.

Captar la atención, reto primordial

 

¿Cómo captar la atención de públicos que no tienen tiempo de ir a museos, que siempre están ocupados?

Tenemos un programa llamado “extramuros”, que es llevar réplicas del museo a hospitales. Llevamos una maleta y, al abrirla, se encontrarán con una variedad de personajes del museo. Es así como tenemos servicios educativos, entrenamos a nuestros compañeros para que vayan, y de manera muy sucinta y también tranquila, vayan al hospital y muestren qué es lo que hay en el Museo Nacional de San Carlos. Tratar de que aquellos niños que están enfermos, muchas veces en etapas terminales, tengan una pincelada de alegría, antes de pasar por tránsitos tan difíciles como es estar en un hospital.

También estamos en el mercado de Jamaica, hemos llevado a través de lonetas proyecciones de nuestras obras. El público, cuando compra flores, se encuentra de repente con un enorme cartelón hablando de una pieza del Museo Nacional de San Carlos, que le dice “Esto y más le ofrece el museo, visítenos”. La finalidad es llegarle a un público que vive en una ciudad que tiene complicaciones y en la que cada vez somos muchísimos más; los directores de los museos queremos llegarle a esa gente que está ocupada, que tiene tensiones, preocupaciones, trabajo. Ésa es nuestra meta y tarea, tener estrategias y fórmulas diferentes, divertidas para poder atraerlos y decirles, “esto es de ustedes, esto se paga con sus impuestos, vengan y disfrútenlo, visítenos y apodérense de él”.

Actualmente, ¿qué actividades realiza el Museo para fomentar y valorar el arte en México?

Este museo le ha puesto mayor énfasis a la educación y a todas las áreas educativas puestas al servicio de las exposiciones temporales. Cuando hay una exposición temporal, hay una reunión durante meses antes de la exposición, para que servicios educativos estudien la formula y la pongan en práctica, para que los niños comprendan y entiendan el mensaje de la exposición para los adultos, en un lenguaje didáctico dedicado exclusivamente para ellos. Por fortuna, se puede decir que hemos tenido buen impacto, ya que los niños salen encantados, y los adultos sorprendidos de ver precisamente esta sala dedicada a los infantes. Se están cumpliendo las expectativas, ya que al poder captar e impactar la atención de un niño con algo que pueda ser inolvidable, algo sucede en su interior, dejamos una pincelada que lo puede transforma.

 

-¿Cuál es la importancia de recobrar para la ciudadanía este tipo de recintos, en este caso, el Museo Nacional de San Carlos?

Recuperarlo es tener presente la memoria, tener nuestros recintos a la par de todos esos edificios que se están haciendo a nivel contemporáneo en Paseo de la Reforma; paralelamente a ellos, debemos tener en perfectas condiciones nuestros edificios que conformaron el pasado mexicano, que conforman una identidad. En esta casa vivió Santa Anna, fue una fábrica de tabaco, fue Lotería Nacional, fue una Preparatoria Nacional, esta casa está llena de memoria, de recuerdos. Lo que tenemos que hacer como institución es preservar esa memoria, la cultura es memoria también; la cultura nos da una especie de arraigo, de pararnos firmes, saber que esto somos nosotros y este entorno ha hecho de muchos —de los que estamos aquí o de los que lo visitamos— parte de lo que somos. Era fundamental, así como se ha restaurado el Palacio de Bellas Artes y el Museo Nacional de Arte, era importantísima la intervención para San Carlos, poner otra vez el nombre de Tolsá en el presente.

¿Cómo van atender a la población discapacitada? ¿Qué falta por hacer?

Nos faltan muchas cosas, nos falta tener una pantalla, nos encantaría tener una programación de cine, para que los fines de semana el público viniera y tuviera la posibilidad de tener un cine club. Nos falta más difusión, debemos de tener más difusión en estos medios y otros, ingeniarnos para hacer volantes, ir a las escuelas, a los mercados, tener mucho más presencia, y algo muy importante, nos hacen falta más recursos.

Falta la iluminación exterior, que es costosa. Existe un proyecto interesante desde que entré —tengo dos años al frente de este museo—; desde entonces, el proyecto es iluminar toda la parte de enfrente por Puente de Alvarado, y la parte posterior. ¿Por qué es necesario?, porque al iluminarlo como una joya, el público lo retiene en el imaginario, si paso y lo veo iluminado, no se me olvida. Ese proyecto también está ahí, esperando a tener la posibilidad económica para llevarlo a cabo.

Así como ven, me faltan dedos de la mano para seguir pidiendo, nos faltan más elementos para que siga siendo un museo que dé el servicio que debe dar. Requerimos de patrocinio para hacer posible estos sueños y traerle al público mexicano lo que se merece, que es la excelencia.