Entrevista a Gilberto Guevara Niebla/Miembro de la junta de Gobierno del IEE
Antonio Cerda Ardura
Los argumentos en contra de la reforma educativa, como el de la privatización de la educación, el despido de los maestros y la intervención en el sector por parte de organismos internacionales, son mitos y falsedades producidos por la falta de información, advierte, en entrevista con Siempre!, Gilberto Guevara Niebla, miembro de la junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).
El lunes 13 de mayo, en las Cámaras de Diputados y Senadores se inició la discusión y elaboración de la ley secundaria de la reforma educativa, enviada el 10 de diciembre al Congreso por el presidente Enrique Peña Nieto y aprobada diez días después.
Tal reforma, entre otras medidas, modificó los artículos 3 y 73 de la Constitución y la Ley General de Educación; estableció el Servicio Profesional Docente, y elevó a rango constitucional al INEE para dotarlo de autonomía.
Al respecto, Guevara Niebla, ex subsecretario de Educación Básica, indica que la reforma busca una educación de calidad, mediante la calificación y la profesionalización del trabajo de la planta docente.
Maestros calificados
¿Cuál es el objetivo fundamental de la reforma educativa que promueve la actual administración? ¿Qué tan a fondo va?
Esta reforma educativa, a diferencia de las anteriores, no pone el acento ni en la cobertura, ni en los planes de estudio, ni en la organización del sistema educativo, sino en la calificación y la profesionalización del trabajo docente. Ésta es la característica sustantiva. Los conceptos del Pacto por México, que firmaron los tres partidos, y los cambios a los artículos 3 y 73 de la Constitución han sentado las bases de la reforma. Y en este momento hay tres direcciones jurídicas que se están operando en las cámaras. La primera marcha hacia la generación de la Ley del INEE; otra va por la Ley General del Servicio Profesional Docente, y la tercera es la reforma a la Ley General de Educación. Todavía hay una gran incertidumbre en cada una de estas direcciones, pero se están discutiendo y hay consultas. Por ejemplo, el Consejo Rector del Pacto por México y la Secretaría de Gobernación mantienen diálogos con la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), o se ha discutido con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y los propios legisladores han hablado con nosotros, los del IEE. Entre los distintos partidos, también se están poniendo de acuerdo en todos los detalles normativos.
Se está afinando el gran cambio.
Exacto, lo que sería la columna vertebral normativa de la reforma educativa.
A mucha gente le parece que uno de los principales escollos para un cambio sustantivo de la educación en México es la politización del profesorado, pero alrededor de los intereses gremiales. ¿Cómo vencer esto?
Bueno, es un problema sobre el cual se tiene cierta claridad. Es la cultura que se ha gestado a raíz del sindicalismo corporativo; la corrupción; el patrimonialismo de las plazas; la falta de acción de la autoridad educativa, que ha permitido que no se trabaje o que se trabaje a la mitad; la irresponsabilidad; los abusos contra los niños, etcétera. Solamente en un estado de la república se registraron 2 mil 500 denuncias, durante un año, contra profesores que atropellaban los derechos humanos de sus alumnos. Esto significa que, efectivamente, existe una cultura en el magisterio que tiene que combatirse. ¿Cómo hacerlo? Algunas de esas trasgresiones son violaciones a la ley o atropellos jurídicos en los cuales debe intervenir el Poder Judicial. Pero otras faltas son menores y deben ser sujetas a la normatividad laboral.
Parte de lo que se intenta resolver con la Ley del Servicio Profesional Docente, es precisamente eso, que se cumpla con la normalidad mínima, por ejemplo, que los profesores asistan a clases, que respeten a los niños, o que preparen sus clases, etcétera.
Esto nos lleva al principio, a la base: el contar con maestros profesionales.
Exactamente. La idea es dar más elementos a los profesores para que estén más capacitados, y también, desde luego, el sistema va a recompensar este esfuerzo. Habrá mecanismos de gratificación al desempeño y al buen ejercicio de la docencia, y también sanciones para quienes no cumplan.
Las plazas, del Estado
Durante muchos años las plazas de los maestros se ha visto en México como un botín, como una moneda de pago a la corrupción. ¿Cómo terminar con esto?
Es un principio jurídico: las plazas son potestad o propiedad del Estado, o, por así decirlo, del sector público. ¡No son propiedad privada! Esto cae de suyo con la normatividad democrática que el país tiene, pero creo que la Ley General del Servicio Profesional Docente debe puntualizarlo. Es el mismo caso de un problema que se ha mencionado en muchas ocasiones: algunas personas se apropian de las banquetas, y, siendo vías públicas de comunicación, se convierten, en los hechos, en propiedad privada. Aquí lo que necesitamos es hacer que la ley se respete. Mucho de la inoperatividad de las normas educativas, incluso de algunas de carácter jurídico, se debía a la presencia o a la intervención ilegal de los sindicatos de Trabajadores de la Educación. Pero todos esperamos que esas cosas se corrijan con la actual reforma educativa.
¿Qué papel va a jugar el INEE en este paso por una mejor educación? ¿Tendrá esa fuerza que se denomina como “dientes”?
Más que dientes, como en la Constitución se señala, el INEE va a coordinar el Sistema Nacional de Evaluación y va a emitir lineamientos para las evaluaciones que realicen las autoridades educativas, tanto federales como estatales. Entre todas las evaluaciones, la de los maestros es la más importante. El INEE va a ser una entidad normativa en un 70 u 80 por ciento y va a expedir lineamientos, recomendaciones y reglas. Pero creo que serán muy pocas o muy limitadas las evaluaciones que realice directamente. Tal vez se reduzcan a las que ya ha venido haciendo. La evaluación de los profesores es tarea de la autoridad educativa. No podemos convertir al INEE en el patrón de los profesores.
Por otra parte, es claro que el INEE va a crecer. Va a ser una institución con una enorme influencia sobre el sistema educativo, pero no en el sentido de que tenga más dientes, o que vaya a evaluar y a reprobar a alumnos y a maestros. Nada de eso.
Mitos y falsedades
¿Con esta reforma van a quedar atrás los chantajes y los amagos, por ejemplo, de paros nacionales magisteriales?
Espero que con el tiempo vayamos superando eso. Sobre todo, cuando lo que resulta escandaloso, preocupante y alarmante, es que se movilicen miles de personas, a través de ideas absolutamente falsas, como la de que se va a privatizar la educación, o la de que se les va a quitar el trabajo a los maestros. Todo lo que viene diciendo la CNTE, de que la política educativa mexicana no es sino un eco y que atrás de nosotros están manipulándonos los organismos internacionales, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), son mitos, falsedades y falta de información. No puedo pensar que se actúe con mala intención, sino más bien en que hay una muy pobre y deficiente información. Creo que las autoridades son corresponsables también de la falta de información. Los profesores necesitan estar más enterados.
Está en marcha la elaboración de la ley secundaria de la reforma educativa. ¿Cuándo estará lista?
Creo que una reforma educativa en serio, es algo lento. Sólo para empezar, necesitamos renovar y modernizar el sistema de escuelas normales, la Universidad Pedagógica Nacional y el papel de las propias universidades en la formación de profesores. Necesitamos cambiar también los sistemas de capacitación y actualización del magisterio. En fin… Para asegurar lo que ahora dice la Constitución: una educación de calidad, se necesita todavía hacer muchos cambios, no solamente jurídicos, sino en actitudes, disposiciones y conductas. Tales cambios nos deberán permitir renovar la práctica de la educación en México.


