Cónsul por méritos desconocidos

Humberto Musacchio

El gobierno mexicano designó cónsul en Milán a Marisela Morales Ibáñez, la exprocuradora general de la república que causara tanto daño por la forma desastrosa en que condujo la dependencia que le encargó Felipe Calderón durante buena parte del sexenio pasado.

Como se recordará, tanto su nombramiento como su ineficaz y tendencioso desempeño contó con la entusiasta aprobación del gobierno de Estados Unidos, que la condecoró por méritos desconocidos, como no fueran los que puede reconocer Washington en un funcionario extranjero que se muestra extremadamente obsequioso con la potencia del norte.

Marisela Morales, quien durante el tiempo de su encargo desplegó más preocupación por su atuendo y las líneas de su rostro que por su responsabilidad, es uno de los eslabones de esa cadena de ineficacias que integran ya varios procuradores en el México de los últimos sexenios, en los que ha proliferado en forma incontenible el delito.

Pero más allá de su probada ineptitud, la señora Morales fue parte muy activa de casos como el de Florence Cassez, liberada por la corte debido a que se violó su derecho al debido proceso, o por el del ex subprocurador Noé Ramírez Mandujano, contra quien se procedió judicialmente sin contar con pruebas.

A la señora Morales se le involucra en el caso de MVS, empresa contra la cual se desató una lamentable persecución en el sexenio calderonista. Lo peor fue que la PGR se puso al servicio de una facción del Ejército para llevar a prisión, otra vez con cargos incomprobables, a varios militares de alto rango, entre otros al general Tomás Ángeles Dauahare, quien para su fortuna ya está en libertad, exonerado de los cargos que se le fincaron.

En fin, que mientras la señora actuaba en forma errática o incluso por consigna, la criminalidad se enseñoreaba en el país con las consecuencias que todos conocemos. Por eso resulta extraño que el canciller José Antonio Meade diga que se trata de “una gente comprometida con su trabajo que hizo esfuerzos importantes en materia de seguridad y que fue valiente y entregada para enfrentar sus responsabilidades”, lo que no se compadece de la realidad.

Más bien, lo que se advierte en este absurdo nombramiento, es el afán de proteger a una funcionaria que actuó bajo el influjo de un sector militar que fue muy poderoso en el sexenio pasado, un grupo que al llevarla a un cargo para el que no tiene méritos ni conocimiento logra ponerla lejos de las familias afectadas por su arbitrariedad y manipulada inconsciencia. Su nombramiento es una pésima decisión.