Juan Barrera Barrera
En el marco de su visita a México el presidente de Estados Unidos, Barack Obama destacó como eje de la nueva agenda de prioridades en la relación bilateral el tema económico-comercial, la seguridad pasó a segundo plano y el de la migración a tercer sitio. El presidente estadounidense número 44 realizó su primera gira oficial por Latinoamérica de su segundo mandato.
Los días 2 y 3 visitó por cuarta ocasión México y tuvo su segundo encuentro con su homólogo mexicano Enrique Peña Nieto (el primero fue como presidente electo en noviembre). Cuando se presenta una reunión bilateral entre ambos siempre genera expectativas y controversias por la compleja vecindad que compartimos, por los problemas comunes que genera la cercanía fronteriza, amén del intenso intercambio comercial entre ambas naciones (anualmente asciende a más de 500 mil millones de dólares) y el flujo de nacionales hacia el país del norte. Sin duda, los dos países tienen una importancia estratégica en su relación. La agenda bilateral entre las dos naciones es muy amplia. En las tres visitas anteriores se abordaron temas como el combate al crimen organizado, la migración, combate al cambio climático, libre comercio, combate al narcotráfico, Iniciativa Mérida, tráfico ilegal de armas, hasta la cooperación para estabilizar el mercado financiero por la crisis desatada en EU en 2008.
Esta vez, vimos a un Obama bastante “suelto”, como si estuviera en casa, demostró su capacidad oratoria que despertó interés especial entre los jóvenes mexicanos que escucharon su discurso alentador en el INAH. “Son ustedes quienes harán que la nación se eleve y se escuche afuera”. Los jóvenes estudiantes fueron destinatarios de un trascendental acuerdo del Foro Bilateral para la Educación, Investigación e Innovación. Ese foro será parte de un macro acuerdo bilateral que firmaron Obama y Peña Nieto: la creación de un Diálogo Económico de Alto Nivel que se basará en promover la competitividad, productividad y conectividad, así como en fomentar el crecimiento económico y la innovación. Será a nivel ministerial y se realizará anualmente. La primera reunión de ese Diálogo Económico está prevista para este otoño e incluye la participación del vicepresidente Joe Biden.
Entonces, la base para relanzar la relación bilateral girará en torno a la integración económica y comercial, y en esa medida disminuir el asunto de las drogas desnarcotizar y la migración de la agenda común. Por eso a “Estados Unidos le importa que a México le vaya bien”. Es decir, Obama ha destacado la reforma educativa del nuevo gobierno mexicano y el Pacto entre las principales fuerzas políticas para continuar el proyecto reformista. Para Obama en la medida que el país avance en el desarrolle económico, genere nuevas fuentes de trabajo y amplié las oportunidades de educación para los jóvenes, los problemas de delincuencia, consumo de drogas y de migración podrían disminuir considerablemente y, por lo tanto, también para EU. Obama envió un mensaje de estar dispuesto a ser un interlocutor del gobierno mexicano y el presidente Peña Nieto debería actuar en consecuencia y diseñar una nueva estrategia encaminada a la resolución de problemas añejos entre ambos países, en donde México siempre ha estado en desventaja por la falta de entendimientos y cuestiones culturales de ambos lados. Barack Obama estará cuatro años en el poder los cuales deben ser aprovechados por el gobierno mexicano. Ha sido uno de los principales promotores de la reforma migratoria binacional que podría posibilitar la regularización de 12 millones de indocumentados de origen latino, de los cuales, la mitad son de origen mexicano.
Tal vez el próximo mandatario de EU ya no tendrá esa misma sensibilidad que el presidente número 44. Con el gobierno de Felipe Calderón, la relación bilateral se desgastó en la guerra contra el narcotráfico, cuyas estrategias eran definidas por las agencias de inteligencia estadounidenses y les dio carta abierta para que las dirigieran en el territorio nacional, que a la postre resultó tiempo perdido y más de cien mil muertos y desaparecidos. Ya es inaplazable el cambio de estrategia.