Entrevista a Marcos Chávez/Analista económico

Irma Ortiz

Fomentar el crédito a la banca de desarrollo; ampliar el crédito de las instituciones financieras privadas; incrementar la competencia en el sector financiero y asegurar su solidez y prudencia son algunos de los propósitos de la reforma financiera presentada el miércoles pasado por el gobierno federal, luego de que fuera refrendado el Pacto por México.

El analista económico Marcos Chávez señala a Siempre! que mientras no se regulen criterios sobre a quién le presta la banca, cuánto le presta y a qué precio, esto podría provocar que la reforma financiera no cumpla con su cometido de financiar al desarrollo.

¿Su opinión sobre la reforma financiera que está más dedicada a la banca, una banca cara, que maltrata al usuario?

Cuando uno espera una reforma financiera, como su nombre lo indica, y se presenta como un cambio significativo en el país, consideramos que no sólo incluye la banca, sino que debe tomar en cuenta toda clase de intermediarios financieros: desde luego la banca comercial, la de desarrollo, pero también a las Sofoles (Sociedad Financiera de Objeto Limitado), a las afianzadoras. También está el papel de las autoridades regulatorias: la Secretaría de Hacienda, el papel que puedan jugar el Banco Central, la Comisión Nacional Bancaria y otros organismos relacionados con el tema.

Lo que se ve, en una primera impresión, dado que todavía no es posible revisar toda la documentación, es que la mayor parte de las propuestas se concentran en el caso de la banca comercial y de desarrollo; lo demás queda sin un gran trabajo que, a mi juicio, es un descuido importante o al que debería prestar más atención, sobre todo si consideramos que dentro del financiamiento total de la economía, el peso de la banca comercial, en particular, ha caído de manera significativa entre 1994 y 2010.

Del total del crédito que se daba en esos años, cayó de 61 a 36 por ciento; el resto está representado por otros intermediarios financieros. No hay que olvidar que la mayor parte de ellos están integrados a los grupos financieros, no sólo hablamos de una banca comercial en particular sino de un segmento de conglomerados financieros; entonces, parte del restante financiamiento corresponde a los otros componentes del grupo.

Algo que no queda claro hasta el momento es qué papel juegan otro tipo de instituciones que también prestan crédito, como son las comercializadoras cuyo crédito o cuyas condiciones son igualmente voraces en la economía.

De principio, ya hay una limitación en cuanto a la reforma, y también existe en cuanto a la participación que van a jugar las autoridades en el manejo de la banca. El punto central es que se limita a mejorar la intermediación financiera o la intermediación bancaria que tiene que ver con sus operaciones tradicionales, como la captación del ahorro y préstamo; es lo que se llama la penetración y que sustancialmente baja comparado a otros países.

En México, esto se ha deteriorado significativamente dentro del desarrollo del país; la banca privada y la banca pública tampoco juegan un papel significativo en el crecimiento y menos en el desarrollo. Lo podemos observar si consideramos los créditos totales de la banca al sector privado, y éste con respecto del PIB, entre 94 y 2012 cayó de 28 a 14 por ciento. No presta lo que se requiere, en otros países como los europeos llega a 70, 80 por ciento o más.

Hablamos de una banca que se volvió insignificante para financiar el crecimiento. Lo peor es que se concentra en unos cuantos sectores que son los créditos al consumo, a la vivienda residencial —que no es de interés social— y sobre todo a los créditos gubernamentales, en el caso del sector agropecuario se desplomó alrededor del 75 por ciento y en el caso de la industria alrededor de poco más de 30 por ciento. Es el escenario que enfrentamos, una banca que no presta y que obtiene altas utilidades; la pregunta es: ¿si no presta, de dónde salen las utilidades?, simplemente de las operaciones especulativas.

Además, una banca que está en manos extranjeras.

En efecto. Es una banca que obtiene sus ganancias no del préstamo, sino a través, por una parte, de lo que se llama el margen financiero, los diferenciales entre las tasas de interés que le paga a los ahorradores, que hoy son del 2 o 3 por ciento, en promedio, y están por debajo de la inflación; es decir, los ahorradores de la banca pierden parte de sus ahorros por efecto de la inflación.

Por eso es más fácil que la gente no ahorre, además de que alrededor del 70 por ciento de la población no tiene capacidad de ahorro, y los que tienen prefieren utilizarlo en otras instituciones, hasta guardarlo debajo del colchón, porque están perdiendo su dinero y por otro lado las tasas de interés que cobra la banca, incluso las más altas, que son las tarjetas de crédito hasta 600, 800 por ciento más caro.

Ésa es parte de la usura bancaria a la que pocas veces se le presta atención y que en realidad una parte de esos recursos provienen de la especulación, sobre todo en los mercados de dinero y, en particular, con los títulos gubernamentales. Es una situación común que se ha dado en el sistema bancario mundial, sobre todo a partir de los años setenta, cuando se eliminaron las regulaciones y las obligaciones de la banca para prestar a ciertos sectores de la economía.

 

Dividendos a matrices en el extranjero

Tenemos la otra parte, que es el problema de la extranjerización; prácticamente toda la banca —alrededor del 80, 90 por ciento del sistema bancario— está controlada por el capital extranjero.

Ahí hay dos problemas: primero está la cuestión del pago de utilidades. Hace poco el extitular de Hacienda, Guillermo Ortiz, habló de que sólo los cinco banco más grandes del país, todos en manos extranjeras —si hacemos a un lado a Banorte—, remitieron entre 2003 y 2011 alrededor de 20 mil millones de dólares de las utilidades; pagaba tres cuartas partes en dividendos y drenaba parte de esos recursos —que se podrían utilizar para financiar el desarrollo— para financiar las empresas matrices.

Por otro lado, también tenemos que una banca extranjera no necesariamente tiene que funcionar de acuerdo con la lógica de las necesidades nacionales. Trabaja en función de las políticas de sus matrices, y eso es un problema serio, porque en la reforma que se propone no se determina ni limita la remisión —el pago de dividendos que pueden transferirse hacía las matrices—, ni tampoco las obliga a que esos recursos, en un porcentaje determinado, se pudieran canalizar hacia la inversión.

El propio Guillermo Ortiz señalaba que, si de esas tres cuartas partes de utilidades, se les limitara a solamente una remisión de un 20 por ciento, por ese simple hecho podría aumentarse el financiamiento entre 5 y 10 puntos porcentuales, y no está contemplado en la reforma. Se sigue tratando a la banca extranjera tal y como ha venido funcionando, en la lógica del libre mercado.

¿Esta reforma financiera permitirá impulsar el desarrollo económico nacional?

A mi juicio, no, porque el propio Luis Videgaray, cuando presenta la iniciativa —y se lee en los documentos—, sólo maneja un mejor financiamiento de la economía a través de estimular a la banca, sin embargo, deja a la libre decisión de la banca, si presta o no.

Es cierto que se le podría imponer una especie de castigo, como es limitar la compra de títulos gubernamentales si no destina mayores recursos al sector productivo, pero no hay una medida explícita, donde diga de cuánto puede ser ese porcentaje; tampoco dice a qué sectores de la economía.

Cuando la banca estaba regulada, se le criticaba cuando se hablaba de represión financiera, pero funcionaba mejor, independientemente de que estuviera o no en manos mexicanas. Funcionaba mejor porque existían mecanismos que contribuían al desarrollo, al financiamiento de la economía. ¿Cuáles eran?: los llamados encajes legales que obligaban a la banca a destinar un determinado porcentaje de sus recursos a ciertas actividades productivas consideradas como estratégicas para el desarrollo en ese momento, era parcialmente el caso del sector agropecuario y del sector industrial del país.

Otro elemento eran las regulaciones no sólo en las tasas que se les pagaban a los ahorradores, sino las tasas de interés que podían cobrar los bancos, esa situación es lo que ha llevado, en opinión de analistas, a que la banca ya no cumpla la vieja función dentro del desarrollo sino que se orientó a la especulación. En el momento en que se le deja a la banca la libre iniciativa de decidir a quién le presta, cuánto le presta y a qué precio, no está regulado. A mi juicio, eso va a ser un problema que llevará a la reforma financiera propuesta —que probablemente se aprobará—, simplemente a que no cumpla con su cometido de financiar al desarrollo.

Entre las propuestas planteadas se encuentra el fomento de la competencia en el sistema financiero para abaratar las tasas.

Es una medida inútil, porque va a pasar algo parecido al caso de la reforma en telecomunicaciones. Vemos que en el caso de la telefonía, sobre todo la fija, está prácticamente un monopolio —Telmex—, y en el caso de lo que es la televisión abierta y de paga están dos empresas —Televisa y Televisión Azteca—. ¿Cómo se fomenta la competencia?, por medio de la agregación de una o dos televisoras más, privada y pública y en el caso de la telefonía, abriéndole más las puertas al capital extranjero.

En este caso, la cosa es elemental, lo que vemos es que dos o tres bancos, los más grandes, Bancomer, Banamex y Santander controlan alrededor de cuando de menos la mitad de las operaciones activas y pasivas de la banca. Alrededor de ellas giran las demás políticas de los bancos, como es el caso de la fijación de las tasas del crédito.

Preocupa que si se da esta apertura de crédito, ¿qué candados tendrán que implementarse para evitar crisis como la de 1994 o situaciones que hoy vemos en España y Estados Unidos?

Es lo que no se ha querido hacer en Estados Unidos, en Europa, ni en la mayoría de los países; por un lado, separar la banca comercial de su participación en los mercados financieros especulativos, como son las operaciones de la bolsa; es uno de los elementos que llevó a la crisis.

No sólo está el asunto de las hipotecas, que implica problemas serios en cuanto a la regulación. En el caso de México ya lo tenemos, se han intervenido a tres Sofoles, por una política crediticia indebida, ilegal, donde las autoridades no cumplieron con su tarea de supervisión. No es el único problema, el hecho de que se le permita a la banca participar en los mercados financieros a través de la creación de los nuevos mecanismos, como los derivados —aunque en México no tienen mucho peso—, pero sí la creación de instrumentos que permiten varias operaciones simultáneas y con ello evaden fácilmente la regulación gubernamental.

 

Cuándo aparecen las crisis

En el caso de los países europeos o de Estados Unidos, no sólo fue producto de una tolerancia o de falta de supervisión gubernamental, porque con ese tipo de instrumentos financieros donde manejan varias operaciones simultáneas en diferentes mercados y participan en el mercado internacional las 24 horas del día, dada la llamada la globalización financiera, la capacidad de regulación de los gobiernos es prácticamente inútil. ¿Cuándo aparecen? Cuando surgen las crisis, es la situación de la quiebra de la banca mexicana a finales del periodo de Salinas de Gortari y a principios del de Zedillo. No pudieron hacer nada y seguimos igual, no hay una regulación en cuanto al tipo de instrumentos que pueden operar porcentajes y la seducción que siempre tienen los bancos por llevarlas adelante, ahí se obtiene la mayor parte de la rentabilidad.

Lo que no toma en cuenta el gobierno es que vivimos en un mito que se estimula y es que suponemos que parte de las ganancias también la tienen a través del cobro de comisiones o del manejo del crédito. Está en función también de las operaciones financieras, de la manera en que la banca crea ese dinero, ése es el problema. No hay forma de evitarlo hasta la fecha, si no se restablecen las regulaciones para evitar ese tipo de problemas.

¿Qué problemas inmediatos le ve a la reforma?  

Será sobre todo para los usuarios de la banca. Al momento en que la reforma financiera acelere los mecanismos para que la banca pueda cobrar la cartera vencida con las personas que se encuentran en esa situación, no tendrán un mecanismo de defensa.

Proponen cosas que son delicadas. Uno, la posibilidad de tensión de un cliente moroso cuando la banca considere que eventualmente no le va a pagar; dos, el hecho de que le puedan tomar las prendas que dejó a crédito o incluso le puedan congelar las cuentas bancarias. A diferencia de Estados Unidos donde existe la ley de quiebras que protege a una empresa o a un cliente en particular, en México no existe y lo que vamos a ver es una persecución peor de la que ya vemos, de manera ilegal, por los despachos de abogados, pero ahora legalizados. Se creará un problema grave, donde a mi juicio uno de los principales perdedores con esta reforma serán los usuarios de la banca, y el ganador será la banca, sin que nada garantice que va a mejorar el crédito más barato para la economía.