La Política Me Da Risa
No será rehén de las elecciones
Yazmín Alessandrini
Desde su gestación, en noviembre del año pasado, el Pacto por México se ha dejado ver como un sólido instrumento cuyos mecanismos verdaderamente pueden erigirse como verdaderas alternativas para que nuestro país alcance mejores estadios a través de la política.
Cierto, con tantas voces divergentes sonaba lógico que a muchos nos pareciera que el documento (tanto en su concepción, redacción y ejecución) era perfectible; por lo que el relanzamiento de éste, el martes pasado en Palacio Nacional, ha quedado más que claro que todos los actores involucrados no sólo tienen la voluntad para que se alcancen los consensos que requiere México para progresar, sino que también poseen la madurez política suficiente para deponer sus intereses partidistas (que son válidos) en beneficio de los casi 117 millones de mexicanos.
Habrá que aceptar que por momentos la joven vida del Pacto por México se tambaleó por el affaire Veracruz que al día de hoy ya le costó la cabeza a seis funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social en el estado, a un delegado federal de la misma dependencia y al secretario de Finanzas y Planeación estatal, Salvador Manzur.
Sin embargo, también hay que sopesar que, gracias al presunto mal proceder de estos funcionarios, el relanzamiento del Pacto contó con un adéndum de 11 compromisos (que se suma a los 95 suscritos en diciembre de 2012) encaminados a garantizar la equidad y la legalidad de los procesos electorales.
¿Se vale revirar, tomar en cuenta las voces discordantes de aquéllos que las levantan reclamando inequidades y ejecutar cambios sobre la marcha, aún cuando las críticas de los detractores interpretarán este gesto de inclusión y pluralidad como síntoma de una debilidad que no existe por ningún lado pero que ellos así la traducirán? ¡Claro que se vale!
Y se vale porque en México ya va siendo hora de que los principales líderes políticos (César Camacho Quiroz del PRI, Gustavo Madero del PAN y Jesús Barbosa del PRD) entiendan que sus diferencias ideológicas no tienen porqué convertirlos en enemigos a muerte, sino en corresponsables del progreso y del bienestar de los mexicanos.
El adéndum del martes pasado consiste en 11 nuevos acuerdos cuyo objetivo tiene una simple pero compleja misión: blindar todos los programas sociales de los tres órdenes de gobierno de cualquier desviación, manejo discrecional o uso electoral. Así las cosas, queda más que claro que el Pacto por México define su verdadera utilidad al negarse a ser un rehén de las elecciones.
Celebro que este agregado exija y ponga reglas para el respeto a la ley, a la limpieza electoral, el blindaje, la participación de la sociedad civil, profesionalización de delegados y operadores de programas federales.
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