Retórica patrimonialista de Obama
Ustedes son el futuro, ustedes
son el sueño…
Amado Nervo
José Alfonso Suárez del Real y Aguilera
El apoteósico colofón de la breve visita del presidente Barack Obama a pasará a los anales de la historia como paradigma de un nuevo estilo de injerencia política por parte del imperialismo yanqui, cifrado en los cinco ejes temáticos de cooperación, suerte de pentálogo propuesto por el mandatario visitante.
Derrochando simpatía, el presidente Obama afirmó desechar “viejas formas de pensar”, descalificando a quienes afirman que “América —referencia patrimonialista acuñada por su país desde 1824— no respeta, que tratamos de imponernos en su soberanía o excluirlos detrás del muro”.
A pesar del esfuerzo por establecer un discurso fresco, franco, dirigido a los jóvenes mexicanos, la retórica patrimonialista traicionó al presidente Obama y develó que su interés por establecer una “nueva asociación en educación superior” irremisiblemente nos remite a la carta que el secretario de Estado Richard Leasing le escribiera al periodista J. C. Hearst el 5 de febrero de 1924, misiva que reconvenía al furibundo magnate periodístico sobre su exigencia pública de intervención del Ejército yanqui para imponer un presidente estadunidense en nuestro país.
Ante la embestida del mítico magnate periodístico, el secretario del presidente Wilson le informó que la política de Estados Unidos pasaba por “abrirles a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto al liderazgo de Estados Unidos”.
A nadie escapa la profunda concordancia entre esta injerencista estrategia y la propuesta que el presidente Obama hizo al eufórico público juvenil —que lo vitoreaba bajo el enorme paraguas del Museo de Antropología—, ante los cuales afirmó “queremos que 100 mil estudiantes de América Latina, incluyendo a los estudiantes mexicanos, vengan a estudiar a Estados Unidos. Porque cuando estudiamos juntos aprendemos juntos, trabajamos juntos y prosperamos juntos”.
Resulta evidente que Estados Unidos ha desempolvado esta sofisticada estrategia educativa —con la que se enriqueció la Doctrina Monroe—, expresada nítidamente por el secretario Lansing al arrebatado Hearst, a quien en la referida misiva afirmaba que “México necesitará de administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar puestos importantes y eventualmente se adueñarán de la Presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queremos. Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros”.
Por ello, detrás de la profana invocación del poema La Raza de Bronce por Obama, detrás del uso político de la frase del poeta nayarita “ustedes son el futuro, ustedes son el sueño…” subyace el más abyecto de los intereses del imperialismo americano.
