Pronósticos y análisis

Alfredo Ríos Camarena

A partir del cambio que sufrió el sistema político mexicano al perderse la todopoderosa presidencia priista, se abrió un hueco en el poder,  pues la fuerza presidencial se trasladó en buena parte a las gubernaturas de las entidades federativas; los nuevos gobernadores priistas se convirtieron en verdaderos virreyes que les permitió nombrar a sus sucesores y centralizar el ejercicio del gasto público, de tal suerte que durante este intermedio panista, los señores gobernadores aumentaron su poder político y en muchos casos cometieron excesos en el gasto público.

En esta nueva etapa que vive el país, bajo una nueva presidencia priista, la correlación de fuerzas cambia,  pero sigue siendo de mayor relevancia que en el pasado inmediato la elección de los congresos locales y las presidencias municipales; este año se efectuarán elecciones en 14 estados y una extraordinaria en un distrito local en Sonora.

Formalmente, estas elecciones tienen el objeto constitucional de renovar congresos y ayuntamientos, pero desde el punto de vista de la real politik, se trata de un plebiscito en que los gobernadores deberán demostrar si su gestión es aprobada o no.

Por otra parte, se trata de la primera elección en este nuevo gobierno federal, donde se agrega como elemento de análisis el desarrollo del llamado Pacto por México.

Sin embargo,  una cosa es la visión nacional de los partidos, y otra,  las elecciones locales; en la primera, se observa con claridad el desmantelamiento del PAN,   porque después de haber perdido la elección presidencial,  se desmoronaron sus dirigencias y han sido incapaces de plantear un frente unido; es más, los ataques violentos que francamente son exabruptos, dejan muy mal parada la imagen de este partido.

En el otro frente, el PRD, sin la fuerza y arrastre incuestionables de Andrés Manuel López Obrador,  se encuentra con pocas probabilidades de aumentar su clientela electoral; también sus huestes están divididas y se observa una cerrada pelea por nombrar al nuevo presidente nacional.

El asunto no es tan sencillo, pues deben incorporarse al pronóstico político las condiciones específicas de cada estado e inclusive de cada municipio. Oaxaca, Sinaloa y Puebla emergieron de elecciones que perdió el PRI contra extrañas alianzas donde el PRD y PAN participaron juntos; los gobernadores de estas entidades no han acabado de definir su militancia.

Veracruz, Tamaulipas, Quintana Roo y Coahuila siempre han sido priistas, pero enfrentan diversos tipos de problemas que los han puesto en dificultad electoral.

Cada elección local de las 14 que se den, seguramente servirán como termómetro plebiscitario por lo que en estados donde hay aceptación clara del gobierno local, no habrá problemas para que el partido que gobierne ese estado triunfe en estas elecciones intermedias; es el caso de Chihuahua, donde, por ejemplo, el municipio más disputado que fuera bastión panista, Ciudad Juárez, volverá a ganar el PRI; en Durango también ganará el PRI, pero existen municipios sumamente disputados; Zacatecas, recuperado por el PRI, parece ser que ganará también la mayoría de la Cámara y de los municipios;  en Hidalgo existe un clima de fuerza y ascendiente por la presencia en el gabinete de los exgobernadores Murillo Karam y Osorio Chong; a pesar de eso, está pendiente recuperar Pachuca; en Tlaxcala, Mariano González Zarur está obligado a obtener triunfos estatales que lo consoliden, pues se perdieron en la pasada elección federal casi todas las posiciones legislativas, y en Aguascalientes, donde la consignación del exgobernador panista, reforzará el desarrollo de la elección. Todo parece indicar que el PRI ganará la mayor parte de los comicios.

La joya de la corona la constituye la elección en Baja California, porque en esta entidad sí habrá elección de gobernador, y tiene 24 años de ser gobernada por el PAN; por eso, existe una gran probabilidad de que el PRI recupere y con esta victoria incline más la balanza del ya formidable peso de los gobiernos priistas; el diputado Castro Trenti está realizando una buena campaña.

Las visiones para medir este próximo acontecimiento, tienen diversas variables, pero no hay duda, un eje es la visión nacional y su relación con las próximas reformas legislativas, y otra diferente y de mucho  peso,  las políticas internas de cada entidad.

Más allá de la participación de los partidos, se asoma el rostro de la abstención que hoy tiene la forma del Gato Morris.