Entrevista a Marcos Chávez/Analista económico
Irma Ortiz
El pasado jueves, el dólar en México se cotizó en 13.67 pesos luego del anuncio de la Reserva Federal de Estados Unidos de reducir el programa de estímulos económicos hasta final de año.
El alza registrada fue calificada como “abrupta y exagerada” por el titular de Hacienda Luis Videgaray, quien dijo que, frente a esta volatilidad, el país cuenta con estabilidad macroeconómica para enfrentar los riesgos.
Consultoras nacionales y extranjeras han ajustado a la baja el crecimiento económico de México para pasar de 3.2 a 2.7 por ciento, mientras que el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas urgió al gobierno a tomar acciones para reactivar la economía que se encuentra estancada y sin crecimiento.
De acuerdo al INEGI, el segundo semestre del año será mejor para la economía del país, ya que las perspectivas económicas para Estados Unidos son favorables.
Sin embargo, en opinión del analista económico Marcos Chávez, las perspectivas económicas son sombrías, porque los instrumentos básicos de la política fiscal y la monetaria, en lugar de ser contra cíclicos, son pro cíclicos; y explica ampliamente a Siempre! qué es lo que está pasando en materia económica:
En términos oficiales, el país vive una desaceleración económica, pero desde mi punto de vista, en realidad ya estamos en recesión inflacionaria. Bajo la lógica gubernamental, la parte más complicada en materia económica se resentiría más o menos a mediados del semestre y supuestamente se mejoraría en la segunda mitad del año.
En realidad, estamos ya en un ambiente recesivo con inflación, los precios están por encima de la meta del 3 por ciento fijada por el Banco Central, como un elemento básico del programa de política económica para este año.
Por otro lado, el dato de crecimiento de la economía que dio el INEGI para el primer trimestre del año, lo único que refleja es una tendencia de la economía, lo que se llamaría la desaceleración, pero que probablemente está en su nivel más bajo. Hay ya un cuadro recesivo en ciertas actividades de la economía, sobre todo en el sector manufacturero, dada la relación con el ciclo económico estadounidense y, por otro lado, existe una caída en términos del sector agropecuario; es la situación en general en la que nos encontramos.
En términos oficiales se culpa —como siempre sucede— al exterior de esa situación, en parte tienen razón si consideramos que incluso organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional acaban de anunciar un menor crecimiento para la economía mundial para el presente año que, por añadidura, también afectará a economías completamente abiertas, como es la mexicana.
Eso es cierto, sobre todo en lo que se refiere en el caso de la Unión Europea, la eurozona, y una desaceleración que se muestra en economías que habían crecido de manera importante, como el caso de China o de la India.
Lo que no se dice
Sin embargo, lo que no se dice es que, por un lado, el ambiente recesivo de la economía mexicana —que es la parte más fuerte— no me extrañaría que pudiera ser cercana a cero o quizá un poco menor a cero en el segundo trimestre del año, producto de los factores externos, pero también está asociada a un pésimo manejo de la política económica local, en dos de sus variables de política económica clave.
Una de ellas es el manejo de las finanzas públicas y, por otro, la política monetaria. Esa inestabilidad se refleja en países que están creciendo, como Brasil y Argentina, dos naciones importantes en términos de economía latinoamericana. En México, esa inestabilidad se ha reconocido públicamente, pese a la manera ambigua —por no decir mentirosa— de los responsables de Hacienda, en el atraso del ejercicio del gasto público.
Como lo han tratado de asociar a factores externos, lo que se percibe es que la tasa de crecimiento trimestral de la economía, el nivel más alto se dio en el primer trimestre de 2012. A partir de allí, si se observa trimestralmente el comportamiento de la economía, ha decrecido paulatinamente hasta llegar a su nivel más bajo, en el dato que conocemos hasta la fecha del primer trimestre del año.
No fue un fenómeno que apareció circunstancialmente, ya se observaba la tendencia declinante de la economía, ya había evidencias notorias desde el segundo semestre del año pasado, en que se contempla el proceso lento, pero ascendente de la tasa de desempleo; caída en la tasa de inversión productiva, en una caída en las ventas internas, o sea, en la contracción del mercado interno.
Por otro lado, también hay una desaceleración en el comercio exterior sobre todo en las exportaciones, en particular las manufactureras y el sector automotriz, que representa alrededor del 40 por ciento de las manufacturas y en el caso del petróleo.
Hablamos en términos generales de dos sectores de la economía que representa alrededor del 40 por ciento de las exportaciones totales del país que se dirigen a Estados Unidos, que ya mostraba una rápida contracción y, por otra parte, la interna, debido a la contracción de las ventas en el mercado local.
Inflación
A esa situación se añade el proceso de inflación asociado que se refleja en el país, que deteriora el poder de compra de la población y donde el gobierno también es responsable, porque uno de los indicadores en la estructura de los precios que ha presionado a la alza el índice general ha sido la política de precios del sector público, en particular los energéticos; electricidad, gas, petróleo, gasolinas y todos esos productos se ubican por encima del índice de precios al consumidor y eran inevitables sus efectos sobre la inflación.
Tenemos factores como el agrícola, donde el problema de la sequía genera limitaciones en los precios internos, y al permitir que se generara un situación especulativa, sobre todo en el caso de los productos básicos, se presiona a la alza en los precios locales, asociado a la especulación de los precios internacionales, el mercado externo e interno están afectados. Si a eso le sumamos el aumento de la tasa de desempleo, hay una contracción inevitable, en términos de la demanda y sus efectos sobre consumo e inversión.
Uso de gasto público
Del lado del gasto público, el gobierno señala que eso se debe sobre todo al cambio de administración, sin embargo eso no había ocurrido en varios gobiernos precedentes. Cada seis años tenemos cambio de gobierno, evidentemente en el último año del gobierno saliente, es normal que amplíe el gasto público por razones electorales —independientemente del partido que sea— y luego viene una moderación en el ejercicio del siguiente, sobre todo en ese primer año de transición.
Lo que vimos en esta administración fue una caída reconocida por la Secretaría de Hacienda en casi 11 por ciento del gasto real en el primer trimestre del año, lo que es brutal. Con la tendencia de desaceleración de la economía, en lugar de utilizarse el gasto como instrumento anticíclico, se convierte en un instrumento pro cíclico o pro recesivo.
El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas del Congreso, señala que hay retrasos notables en prácticamente todos los sectores que componen el gasto programable y se observa una caída drástica de la inversión productiva del gobierno. Hablamos de una contracción en el gasto de consumo y de inversión al gobierno, y sus efectos multiplicadores inevitablemente afectan el conjunto de la economía.
Un caso es la industria de la construcción que pese a las dudas y al ambiente de corrupción que rodea a la industria, sobre todo en lo que se refiere a vivienda y su relación con el Infonavit y el Fovissste, se generan problemas a ese sector de la economía y a quienes continúan en la cadena productiva, como es el caso del cemento y del acero.
Se habla de que va a haber un cambio en la política de vivienda, pero mientras se define, ya hay ese efecto nocivo para la economía, la contracción del propio gasto público. Existe un problema de responsabilidad gubernamental por esa drástica contracción que se registra en el ejercicio del presupuesto.
Política monetaria del Banco Central
El Banco Central, en términos reales, bajó sus tasas de referencia, sus tasas objetivo, que si se le resta la inflación, estamos hablando de un nivel de tasas reales de cero por ciento o negativas, que han llegado a su límite. Además está el retiro de circulante de la economía y, al señalarse que hay problemas de inflación, está presente el viejo concepto monetarista que señala que se trata de un exceso de liquidez, cuando en realidad estamos hablando de problemas estructurales y presiones inflacionarias provocadas por el aumento de los precios internacionales.
Hay otro factor que se ha sumado: la especulación que resienten los mercados financieros, sobre todo el mercado bursátil y en el mercado del tipo de cambio. La elevación de la paridad observada en los últimos 15 días elevó el nivel del tipo de cambio, la relación del peso con el dólar.
Esta situación provoca consecuencias recesivas porque afecta el conjunto de la economía. Primero, porque México ya se volvió dependiente de las importaciones tanto para consumo como para inversión, y porque genera la percepción de un eventual aumento de las tasas de interés del mercado interno. Hasta ahora no se ha aplicado en las tasas que maneja el Banco Central, pero si lo hace vamos a observar síntomas recesivos más fuertes. El Banco Central está atrapado en su manejo monetario porque el bajo nivel de la inflación es vital para la estabilidad del tipo de cambio.
El Banco Central apostaba a un atraso cambiario para bajar la inflación, pero ya había problemas de precio aun antes de que subiera el dólar. Es una situación complicada, porque la baja de las tasas de interés que ha inducido el Banco Central no se refleja en el manejo del costo del dinero que cobra la banca comercial.
El costo del dinero es alto, la banca no presta al conjunto de la economía y se concentraba en la construcción en vivienda y al consumo, al tiempo que descuidó el resto de la economía. Las tasas de interés cobradas son altas y afectan al conjunto de los consumidores —personas físicas y empresas—; esa situación vuelve sombrío el panorama para lo que resta del año, porque los dos instrumentos básicos de la política fiscal y la monetaria, en lugar de ser contra cíclicos, son pro cíclicos.
Por ello, no extraña que se escuche el recorte en las metas de crecimiento, originalmente se hablaba de 3.5 por ciento para este año, después 3.1 por ciento y otros hablan de alrededor de 2.6 por ciento. Se genera una situación de incertidumbre.
Especulación de los mercados financieros
¿Qué factor complica más el escenario?, la situación de especulación de los mercados financieros internacionales. Se sabe que la reserva federal inyecta alrededor de 70 mil millones de dólares mensuales, más o menos, a la economía, para tratar de generar liquidez, dando la posibilidad de que ese dinero pueda trasladarse hacia los bajos créditos que estimulen el consumo final y para inversión. Esa política la aplican en este momento Estados Unidos, el Banco Central Europeo y Japón, pero tenemos un problema, que todo ese dinero de poco ha servido para orientarse a la economía y se ha ido hacía la especulación, dado que las tasas de interés allá son bajas, son negativas en términos reales, y el dinero se trasladó a los mercados emergentes como México.
Esto provocó la revaluación del peso. Habíamos estado hace unos días en alrededor de 12 pesos por dólar, pero el eventual riesgo de que la Reserva Federal reduzca la inyección de liquidez ha generado lo que llaman los economistas un reacomodo en el portafolio de la inversión. Esa liquidez, en lugar de irse a la producción, se trasladó a los mercados emergentes como México, para ganar más que en la Bolsa de Valores, sobre todo en mercados de dinero en la compra de títulos gubernamentales.
Un ejemplo: en la tasa de interés que pagan actualmente los bonos del Tesoro —por mencionar algún instrumento— estaba hasta hace poco en 0.8 por ciento más o menos en los bonos a 5 años, mientras que a 10 años estaba en 1.96 por ciento y llegó a bajar a 1.76. Si se le resta la inflación, son tasas negativas, pero si se compara lo que pagaban los Cetes, es más rentable venirse a México, como sucedió, o a Brasil y Argentina.
Ante el riesgo de que la Reserva Federal reduzca el ritmo de la liquidez de la economía, se provocará el aumento de las tasas de interés de Estados Unidos que ya se observa en los bonos del tesoro. En abril, los bonos a 5 años estaban en 0.71 por ciento, en mayo subieron a 0.84, mientras que a 10 años estaba en 1.76 y pasó a 1.93; eso provocó un menor ingreso en los flujos de capital, sobre todo los financieros o los de cartera a México.
Si se compara el primer trimestre de este año —que es hasta donde hay datos—, es mucho menor comparado al último del año, por alrededor de un 30 por ciento menor, en relación con el mismo trimestre de 2012.
Salida de capitales
¿Qué significa?, que ha salido capital del país, por eso está cayendo la bolsa en México, por eso ha subido la paridad, dado que hay salida de capitales y, sobre todo, que se está dando antes de esa situación lo que se llama la bicicleta financiera: se está jugando a los altibajos bursátiles, a la presión que el Banco Central aumente las tasas de interés, los Cetes, y se especule con el tipo de cambio, eso generalmente sucede en una situación previa a una salida de capitales fuerte, hasta ahora esa situación no se ha dado.
Hoy los analistas financieros hablan de la salida de alrededor de mil, 2 mil millones de dólares, realmente no es gran cosa en términos de salida de capital, sin embargo ya vimos el desorden que provocó. Si se revisa, esa situación la está padeciendo Brasil, su moneda tiene serias presiones y ha aumentado su precio. Vemos la dinámica especulativa también en el caso de Argentina o en monedas como la de Arabia Saudita, por mencionar otros países.
Si realmente la Reserva Federal reduce la inyección de circulante a su economía, inevitablemente subirán más los bonos del tesoro estadounidense y sí vamos a ver movimientos más bruscos en los tipos de cambio. No hay que olvidar que estamos en una situación de guerra de monedas fuertes, entre el dólar estadounidense, el euro y el yen. Evidentemente en una situación de esa naturaleza, simplemente complicará más el cuadro para la economía mexicana.
En el caso de Brasil, dependerá de las políticas que se adopten para enfrentar esa situación. Por ejemplo, ellos estaban cobrando un impuesto a los flujos de capital de corto plazo y decide eliminarlos para tratar de retener los capitales; en el caso de Argentina, ha incluido una serie de regulaciones a los flujos de capital, para evitar esas salidas de divisas y por situaciones políticas internas.
México, en ese ámbito, no ha hecho nada, lo único que podría atemperar esta situación dramática es que el gobierno federal decida ya abrir la llave del gasto público. La parte más fuerte de la caída del gasto programable fue en el mes de febrero; hay una mejoría —por lo menos así lo muestran los indicadores— en marzo y en abril, pero es insuficiente.
Hasta abril se ha ejercido alrededor del 30 por ciento en promedio del gasto gubernamental que debería ser un nivel un poco más alto, dado que en abril ya estamos en el segundo trimestre del año y debería estar en alrededor de un 40 por ciento.
La única manera en que podría atenuar esta situación es justamente que el gobierno acelere el gasto público como efecto contra cíclico y que el Banco Central, en lugar de estar retirando liquidez de la economía, juegue como un malabarista, porque está entre la espada y la pared, entre bajar la inflación, que implicaría elevar las tasas de interés, y, por otro lado, tratar de evitar la salida de capitales.