LA POLÍTICA ME DA RISA
Podría ser “the whole chop suey”
Yazmín Alessandrini
La visita a nuestro país del presidente chino, Xi Jinping, quien llegó acompañado de su influyente esposa, Peng Liyuan, arroja para México saldos a favor en distintos rubros, pero sobre todo nos ubica en el radar del que sin duda es hoy por hoy el país más poderoso del planeta. Retomar la relación bilateral con China en estos momentos es probablemente lo mejor que le puede ocurrir a México en términos de consolidar una alianza con un envidiable socio comercial y diplomático.
Cierto, no se puede tapar el sol con un dedo, Estados Unidos seguirá siendo el principal socio comercial de México (poco más del 80% de las exportaciones mexicanas van a dar con nuestro vecino del norte), circunstancia que tiene sus pros y sus contras, porque cuando la economía de los gringos marcha sobre ruedas, a nosotros nos va bien; pero cuando los estadounidenses estornudan, a nosotros nos da pulmonía. Por ello, resulta de mucha valía que el presidente Enrique Peña Nieto y sus colaboradores trabajen en sinergias que nos permitan sacudirnos un poco esa yanquidependencia y, de paso, allanar en el terreno de concretar alianzas con socios verdaderamente poderosos a cualquier nivel.
Un pequeño botón de muestra: ¿se imaginan lo que puede representar para nuestros empresarios trabar acuerdos comerciales con un país cuya población se traduce en un mercado de poco más de mil 400 millones de habitantes/consumidores? Sí, hay que aceptarlo, Estados Unidos nos queda más cerca que China; además, la barrera del idioma también representa algún tipo de obstáculo, pero… y si tan sólo pudiéramos colocar en aquella nación el 10% de nuestras exportaciones.
Por ello, la visita de Jinping a México conlleva aristas vitales para el crecimiento de nuestro país. Punto.
Esta relación será una relación simbiótica que beneficiará a ambas partes. De entrada, las dos naciones signaron un documento de 33 puntos y eso impulsará el comercio bilateral, amén de que permitirá retomar acuerdos económicos que se habían postergado durante años. La pretensión de Peña Nieto y Jinping es que exista colaboración concreta en lo económico, lo competitivo, lo cultural, lo educativo, lo científico, lo tecnlógico y en el desarrollo social. Olvídense de the whole enchilada, esto podría ser the whole chop suey.
Y de inmediato ambos mandatarios pusieron sobre la mesa motivos suficientes para dejar en claro que existe confianza mutua y que el binomio va en serio: la línea de crédito a Pemex por mil millones de dólares y un acuerdo de colaboración energética en materia de transporte de ductos son un parteaguas que define la corresponsabilidad en la que chinos y mexicanos caminaremos en esta nueva era de colaboración, respeto y crecimiento.
Hay que reconocer que en el pasado hubo tropezones y baches que ubicaron en un impasse las sinergias entre México y China, pero como el mismo Jinping lo manifestó en el Campo Marte, es tiempo de brindar por la prosperidad.
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