Entrevista al General Ricardo Escorcia Vargas

Antonio Cerda Ardura

El velo comienza a correrse: el expresidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, conspiró para que militares de alto rango acusaran a los candidatos de oposición, Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto, de recibir dinero del narcotráfico, para ensuciarlos e impedir que le arrebataran el poder al PAN.

“La idea era que, si se hubieran apretado las preferencias electorales, el expresidente Calderón dijera que había gente involucrada en el narcotráfico y que a fulano de tal le estaban dando dinero”.

Así lo afirma a Siempre! el general de División Diplomado de Estado Mayor retirado, Ricardo Escorcia Vargas, quien asegura que el Ejército no fue quien lanzó la guerra contra la delincuencia, la cual dejó en México miles de muertos, desaparecidos y desplazados, sino que fue utilizado por el exmandatario, en su calidad de comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

Entre el 17 de abril y el 5 de julio de este año, los generales Tomás Ángeles Dauahare, el propio Ricardo Escorcia Vargas y Rubén Pérez Ramírez, y el teniente coronel Silvio Isidro de Jesús Hernández, así como el exjefe de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) de la Procuraduría General de la República (PGR), Noé Ramírez Mandujano, acusados por el régimen de Felipe Calderón de mantener supuestos vínculos con cárteles de las drogas, fueron liberados.

En la revisión de estos casos, las nuevas autoridades de la PGR determinaron que hubo fallas, excesos, falsedades y maquinaciones en los testimonios de los testigos protegidos “Jennifer” (Roberto López Nájera) y “Mateo” (Sergio Villarreal Barragán) contra los militares, lo cual no constituye pruebas de su supuesta colaboración con narcotraficantes.

Escorcia Vargas indica que aún sabiendo que no había nada en su contra, funcionarios de la SIEDO trataron de extorsionarlo para dejarlo en libertad.

 

Democratizar la justicia

¿Ahora que ha sido puesto en libertad, cuál es su visión del sistema de justicia mexicano?

Le doy las gracias al señor Presidente de la República, que es el comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

Ha sido criticado mucho lo que he dicho de democratizar la justicia. ¿Por qué? Porque la justicia ahora sí está llegando a todos los niveles. El sexenio pasado se caracterizó por el abuso del poder. La justicia era, como se dice coloquialmente: nada más para los cuates. Pero ahora el señor Presidente está democratizando y llevando la justicia a todos los niveles.

El encarcelamiento de algunos militares de alto rango, que ustedes consideraban injusto, terminó con el nuevo gobierno. Pero hay muchos mexicanos con problemas, quizás hasta más graves, y la justicia no actúa.

Es cuestión de tiempo y, sobre todo, de que se termine de dar independencia al Poder Judicial. En el sexenio pasado había consignas contra todo el mundo. No se dejaba trabajar a los jueces. Ellos temían actuar de acuerdo a los procedimientos judiciales y legales, y la justicia era dictada por el anterior Presidente, a través de la licenciada Marisela Morales, titular de la PGR, quien atemorizaba al Poder Judicial. Eso, por ejemplo, lo ha anotado la prensa. Se ha dicho que investigaban a los jueces. Independientemente de que todos pudiéramos tener algún problema, que no estamos exentos, eso de atemorizar al Poder Judicial de la federación es gravísimo.

¿Siente que contra usted, en lo personal, hubo una persecución política. ¿Se usó a la justicia, de manera selectiva? ¿Se convirtió un poder del Estado en una policía política?

Hasta la fecha, y después del tiempo que estuve, primero, en arraigo, y luego, en La Palma, que fue un año y dos meses, no me he podido explicar que ocurrió. ¡Yo ya estaba retirado! Tal vez acusaciones como las que me hicieron eran para atemorizar, incluso, al Ejército. Recuerdo que en una entrevista o en alguna declaración que se hizo pública, el licenciado Calderón dijo que se haría justicia “caiga quien caiga”. Pero si hay algo que respeta la sociedad mexicana es al Ejército y a la Virgen de Guadalupe. Sin embargo, con mentiras se trató de socavar a esas instituciones. Lo digo como parte del pueblo. El Ejército es una de las instituciones a las que el pueblo le tiene la mayor confianza. Ahí están todas las estadísticas y las encuestas: el Ejército sigue siendo una institución en la que el pueblo cree.

¿Qué tanto han dañado o dividido al Ejército acusaciones como las que se hicieron contra usted y los otros militares?

Yo no hablaría de divisiones en el Ejército, pero sí creo que fueron resultado de la lucha por el poder durante el sexenio pasado, sobre todo de generales que querían llegar al mando de la Secretaría de la Defensa Nacional sin que les importara un comino lo que hicieran.

¿Usaron a la institución para apuntalarse?

Sí. De hecho, son públicos todos los datos. Hay información en el sentido de que el anterior subsecretario de la Defensa Nacional, el general Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, utilizó a la institución. Y el general Guillermo Galván Galván dijo que lo habían engañado. ¿Quién lo engañó?

Utilizaron al Ejército

¿Usted estaría de acuerdo con las acusaciones de genocidio que se han hecho contra el expresidente Felipe Calderón, después de que la guerra contra la delincuencia dejó tantas muertes?

Al principio le decía que el comandante supremo de las Fuerzas Armadas es el Presidente. El es el que ordena y el expresidente fue quien declaró la guerra al narcotráfico. No fue el Ejército. Al Ejército lo utilizaron.

¿Qué piensa de los resultados de esa guerra?

Las noticias hablan de más de 44 mil muertos, 120 mil desaparecidos y de pueblos enteros desocupados. Hubo mucha gente desplazada en los estados de Tamaulipas y Nuevo León. ¡Imagínese nada más! ¿A quién benefició todo eso?

¿Fue Calderón el que falló?

No puedo decir que fue él, pero ahí están los resultados. Yo salí del Colegio Militar en 1967 y soy del estado de Guerrero, de Ciudad Altamirano, que antes se llamaba Pungarabato, la cual está considerada dentro de la región de Tierra Caliente. Cerca de ahí están los municipios de Aguilillas y Apatzingán, Michoacán, que tienen áreas mariguaneras. De repente el señor Calderón quiso quitar todo en un solo sexenio y le declaró la guerra al narcotráfico en su estado, que es Michoacán. Por eso se polarizó toda la guerra. Ningún ejército del mundo puede hacer eso. En las fronteras se provocó el enfrentamiento entre los cárteles. Se pelearon entre ellos. Quién sabe si estuvo bien o estuvo mal, pero ¿cuántos muertos hubo?

¿Interpondría usted alguna demanda contra funcionarios del anterior gobierno?

Lo estoy analizando con mis abogados. Yo vivo del sueldo de retirado, de mi pensión, así que imagine el daño: gasté más de 2 millones de pesos en la defensa, viáticos, etcétera. Eso, sin considerar lo que le causaron a mi familia, porque, por desgracia, también la destruyeron. Tengo una hija que vive en Bélgica y quedó deshecha durante ese tiempo. Y todo esto provoca un gran estrés. Yo estaba muy bien de mi presión y ahora soy hipertenso.

La preocupación, el sentirse perseguido…

Sí. Y sin saber de dónde viene todo eso. Yo les decía a mis compañeros en prisión que es más fácil defenderse bien si uno sabe por qué está encarcelado. Para mí hubiera sido más fácil defenderme de un asesinato, que estar pensando de dónde vino esto. ¡No se puede contra el poder del Estado.

¿Considera que todo fue un abuso?

Sí, señor. Es lo que pienso. Nadie me quita la idea. ¿Por qué? Pues la propia Constitución lo dice. ¿De quién depende el procurador de la República? Del Presidente. Y la procuradora debió haberle informado al Presidente lo que se estaba haciendo en contra de varios generales. Yo tenía 46 años de servicio y, de la noche a la mañana, me acusan de dar protección a narcotraficantes. ¡Y así estaban todos mis compañeros!

¿Ahora se siente reivindicado, o que empieza a ser reivindicado?

Lo que han dicho el actual Presidente de la República, o el nuevo procurador, quien manifiesta que no hay nada en contra de nosotros por los testimonios de testigos protegidos, nos está reivindicando. El que los medios de comunicación masiva, como la revista Siempre!, estén dando a la luz los antecedentes de este caso, para mí resulta en una reivindicación. A mí realmente no me gusta estar ante los reflectores. Uno no está acostumbrado. Pero, ¿y el daño moral que le causaron a mi familia? Cuando estaba, por ejemplo, en el centro de arraigo, a mi esposa la entrevistaron los de la SIEDO; le pidieron dinero: ¡2.5 millones de pesos!

Aprovecharon el viaje.

Andaban buscando por todos lados, porque le dijeron a mi esposa que, en realidad, contra mí no había nada. La averiguación previa se basó en una llamada anónima. Y yo no aparezco en esa llamada anónima.

¿Se puede lavar una persona un señalamiento de relación con el narcotráfico?

Por lo que dice el actual procurador, Jesús Murillo Karam, en el sentido de que no tiene nada en mi contra por los dichos de los testigos protegidos “Jennifer” y “Mateo”, tal vez en parte. Yo fui comandante de la 24 Zona Militar en Morelos y me detuvieron, la primera vez, el 28 de diciembre de 2007, ahora sí que el Día de los Santos Inocentes (N. del A.: acusado de vínculos con integrantes del cártel de los Beltrán Leyva), pero se me investigó y no se comprobó nada. Desde que estuve en arraigo por segunda ocasión, en mayo de 2012, se le hizo ver esto al agente del Ministerio Público, que es el primer abogado que debe tener un acusado, pero nunca me aceptó ninguna prueba.

¿Cree que había una consigna contra usted desde ese momento?

Pienso que sí, porque, mientras me hallaba en arraigo, nunca permitieron que los abogados presentaran o solicitaran pruebas. La Ley Orgánica de la PGR dice que el ministerio público debe pedir antecedentes de todos los procesos que existen en las diferentes dependencias, pero no lo hicieron.

El complot

General, a uno no le queda más que preguntarse: “¿Qué es lo que harían algunos militares de alto rango, como para merecer el odio del Presidente de la República?”.

Esa es la cuestión. Se nos quiso utilizar para las elecciones presidenciales. ¿Por qué? Se lo voy a decir con franqueza: estaban utilizando al teniente coronel Silvio Isidro Hernández Soto para que echara tierra y diera a la PGR información falsa de que le estaba dando dinero del narcotráfico a Andrés Manuel López Obrador. Esa fue una hipótesis que le mencioné al general Rubén Pérez Ramírez, quien fue comandante de la Zona Militar en Toluca, cuando el actual presidente, Enrique Peña Nieto, era el gobernador del Estado de México. La idea era que, si se hubieran apretado las preferencias electorales, el expresidente Calderón dijera que había gente involucrada en el narcotráfico; que a fulano de tal le estaban dando dinero. Esos son los procedimientos y lo normal que siguió el PAN.

Es decir: el golpe, utilizando al Ejército, era contra López Obrador.

Y contra el actual presidente, Enrique Peña Nieto.

El objetivo era ensuciarlos.

Pues sí. Escondieron bien su complot, pero, afortunadamente, perdió el PAN, porque si no…

Todavía estarían en la cárcel.

Mínimo hubiéramos estado 4 o 5 años más.