EN LA LÍNEA

Madero y Zambrano, decididos a destrozar sus partidos

Félix Fuentes Medina

Concluido el proceso electoral de Baja California, ganado bajo sospechas por la alianza del PAN-PRD, sucedió una sorpresa mayor: el líder blanquiazul Gustavo Madero publicitó una reforma, similar a la proyectada por el gobierno priista, a fin de que empresas privadas de México y  otros países  exploten, extraigan y refinen petróleo y petroquímicos nuestros.

La  propuesta de Madero es personal. No la consultó con diputados y senadores de su partido  e ignoró  a su aliado del PRD, Jesús Zambrano. Éste se habría sumado al proyecto privatizador, si se desvive por continuar en el Pacto por México, del cual presume que participó en su conformación.

A militantes de partidos de izquierda y derecha les debe quedar  claro que Madero y Zambrano siguen con las hachas empuñadas, decididos a continuar el destrozo de sus respectivas organizaciones.

Pregunta: ¿cuáles son las ganancias, aparte de las personales, de  los presuntos dirigentes de izquierda debidas a los pactos con el partido de derecha? ¿O qué han significado a sus partidos las alianzas de Puebla y Sinaloa?

Nada pueden esperar los perredistas en Baja California, como partido, si Jesús Zambrano manifiesta entre sus frustraciones que sin el PRD no habría ganado el PAN en aquel estado del noroeste.

Así reconoce el exmiembro de la Liga 23 de Septiembre que en las elecciones del pasado día 7 se constituyó en servil del panismo. Pero con su compañero de la tribu Nueva Izquierda, Jesús Ortega, descarga su ira contra el autoritarismo del PRI. Ése es el pretexto de ambos y su justificación de ser.

Ambos debieran preguntarse en qué momento de la breve, frágil y contradictoria historia del partido amarillo quedó pisoteada su ideología —si la han tenido— y la lucha social  tantas veces presumida por ellos.

¿Pueden sentirse orgullosos Zambrano y Ortega de sus pactos con el panismo, vistos los agravios recibidos del mismo? ¿O cómo explicarían a sus descendientes el desprecio hacia el PRD de Andrés Manuel López Obrador, si  algunos incondicionales de éste como René Bejarano y su esposa  Dolores Padierna  se encuentran atrapados en el lodazal y no saben hacia dónde moverse?

Los días de Zambrano al frente del perredismo no han de ser muchos, y cuando se vaya dejará tras de sí una estela de agravios infames, primitivos, dichos contra sus adversarios. Sólo un ente como él, metido en la política por artes incomprensibles, puede seguir al frente de un partido y tantos desmanes sean soportados por sus congéneres.

Gustavo Madero ha agotado los calificativos en su contra, vistos sus traspiés y los ires y venires con el PRI. Cuando está al lado del presidente Enrique Peña Nieto es todo alegría y elogios al Pacto por México, pero en cuestión de horas se transforma y despotrica contra el PRI y sus gobernadores.

Para Madero todo son triquiñuelas del tricolor y no tiene ojos para ver cuántas han realizado los suyos y él mismo en Baja California, Puebla, Michoacán y otros lugares. Menos advierte que entre él y su contrincante, Ernesto Cordero, trituran a su partido.

Luis Felipe Bravo Mena —quien como candidato del PAN al gobierno del Estado de México recibió una escandalosa derrota— dijo al matutino Milenio que su partido no es ni de corrientes políticas. “Estamos peor, como  tribus, porque en esta lógica de burocratismo y de lucha por el poder, siquiera las corrientes tienen algo de ideología, tienen un sentido de propósito político”.

Las tribus, agregó el expresidente del PAN, ya sólo son espacios, los lugares, las curules que se pelean… las tribus son salvajes, no ven ni respetan las instituciones… la verdad, el PAN se trivalizó…”

Esto de las tribus debió ser un mensaje para el PRD, cuyos grupos acaban con lo que queda de su partido.