Liturgia
El primero, en la cumbre; el segundo, un chistorete
Teodoro Barajas Rodríguez
Vicente Fox dijo otra de sus ocurrencias, una más. Ahora dice que se llevó de calle a todos los expresidentes incluido Benito Juárez. El exmandatario que llegó a la primera magistratura mediante la franquicia del PAN, no con su ideología, insiste en su desconocimiento grave de la historia de México porque la comparación con el patricio nacido en Oaxaca es simplemente insostenible.
Juárez fue el titán que combatió a retrógradas que insistían en imponer el fanatismo como argumento, la cerrazón como táctica y el pecado como delito. Restaurar la República fue un acto heroico tras enfrentar las calamidades de la invasión francesa, a un emperador de opereta con la traición de otros mexicanos amparados tras la reacción de una empoderada Iglesia olvidada de sus propios fundamentos cristianos.
Fox fue el presidente de la alternancia, tuvo una inmejorable oportunidad para inscribirse en la historia forjando los cambios necesarios pero optó por el vacío. Su praxis estuvo investida de ocurrencias, incultura y comedia; celebraba que la gente no supiera leer porque eso, en su opinión, detonaba la felicidad.
Benito Juárez combatió la ignorancia, el oscurantismo y la traición en momentos complejos; tuvo sus errores, sí, nadie es perfecto. Sin embargo, es el exmandatario mejor evaluado, las luces de su gestión destacan por encima de sus yerros, algo que Vicente Fox no puede presumir.
Juárez sufrió el exilio, Fox fue financiado ilegalmente por sus amigos.
Juárez aplicó la norma, promovió la austeridad republicana y omitió el boato ritualístico de sus antecesores, fue civilista, un hombre culto, políglota.
Fox exhibió su incultura, cambió nombre a literatos latinoamericanos a los que, sin duda, jamás leyó.
Juárez consolidó el Estado laico, Fox insistió en regresar a la Edad Media utilizando símbolos religiosos para ganar votos, admirador de los cristeros y además se postró ante el papa para besar el anillo del pescador, olvidó con ello que era un jefe de Estado para comportarse como un siervo de su propia confesión de fe. Desconoció nuestra Carta Magna.
Es tal la megalomanía de Vicente Fox que se resiste al ostracismo, no importa que diga sandeces respeto a la marihuana o que se compare con Benito Juárez, su incontinencia verbal es sui generis.
Benito Juárez tiene un sitial en la historia con sus virtudes y defectos, con sus aportes enriquecidos por la generación brillante que le acompañó, consolidó la Independencia nacional, los registros así lo indican. Juárez no está exento de polémica, los disensos con la gente de su entorno también están registrados, particularmente con Ignacio Ramírez, El Nigromante, ambos miembros importantes del Rito Nacional Mexicano, expresión masónica que vivía su esplendor.
Historia est magistra vitae, dijeron los antiguos romanos, es preciso conocer nuestro pasado. No hay comparación alguna entre Benito Juárez y Vicente Fox: el primero está en la cumbre, el otro está presente en los chistoretes.
