CAFÉ POLÍTICO

Madero, sin respaldo

En el viaje de la vida no hay terrenos llanos,

todos son subidas y bajadas.

Estobeo de Macedonia

 

 

 

José Fonseca

 

Ha sido argumento central de la oposición panista y perredista el tema del poder de los gobernadores en la circunstancia democrática de la república.

Es posible que en algunos casos tengan razón, porque es un hecho que los procesos de evolución no han sido igual en una república como la nuestra, tan diversa y tan compleja social, política y económicamente.

El argumento, sin embargo, desconoce una realidad expuesta recientemente por José Woldenberg en una entrevista que le hizo Ariel Ruiz.

Explica Woldenberg que la transición democrática se realizó en 1997 con la reforma política y se consolidó con la alternancia en la Presidencia en 2000. Mas también aclara que “el cambio vino de abajo hacia arriba y de la periferia al centro”.

A pesar del lamento reiterado de Gustavo Madero, en realidad la alternancia es una realidad en la mayoría de los principales municipios de la república. Lo demás es retórica.

Utiliza la oposición el argumento del poder de los gobernadores para intentar fracturar el federalismo al proponer la desaparición de los institutos electorales estatales para quitarle a los estados de la Federación la autonomía constitucional de organizar y manejar las elecciones de gobernadores y ayuntamientos.

Aunque es el panista Madero quien más insiste en esa propuesta, el hecho es que la mayoría de los dirigentes y militantes panistas de los estados no la respaldan y con ello exigen que los habitantes de las entidades de la Federación procesen localmente sus asuntos electorales.

Más all· de identidades partidistas, los ciudadanos de cada estado saben que en la elección de gobernadores y ayuntamientos funcionan los mecanismos locales para impedir conflictos que afecten la marcha de los asuntos públicos y con ello se dañen la economía y el tejido social.

La propuesta de un Instituto Nacional de Elecciones centralizaría los procesos electorales. Los conflictos locales, que ahora se sortean en la conciliación de los intereses económicos y políticos de cada comunidad y cada estado, se volverían conflictos nacionales, confrontaciones partidistas a nivel nacional.

Otra vez la tentación centralista, la arrogancia del Altiplano que considera menores de edad a los ciudadanos de los estados de la república, incapaces de organizar sus procesos electorales, incapaces de tomar sus propias decisiones.

Los panistas y perredistas vienen a reiterar la decimonónica y centralista visión de don Lucas Alamán, la cual se entiende en el contexto de una nación recién independizada que empezaba a formarse, pero es inexplicable en el siglo XXI, después de 200 años de vida republicana y federal.

Visiones de la oposición que se corresponden con la arrogante descripción de la decimonónica Güera Rodríguez: “Fuera de México, todo es Cuautitlán”.

 

jfonseca@cafepolitico.com