Compra el diario Jeffry Bezos, el magnate de Amazon.com
Bernardo González Solano
Por si alguien no lo había previsto, la hora llegó, y lo que sucede con algunos de los grandes periódicos y revistas impresos del mundo “no es sólo una coyuntura empresarial”.
En medio de una modernidad que a veces resulta mortal para los impreparados, los herederos de algunos medios no tienen clara su posición y juegan irresponsablemente con la realidad innegable: “en el océano de la disyuntiva papel/digital”; y en ocasiones con el periodismo político, una combinación difícil de manejar, que puede resultar catastrófica, sin importar los buenos deseos —que abundan en los caminos del infierno— de avezados periodistas propietarios de medios a lo largo de cuatro generaciones o más.
La venta del histórico diario The Washington Post es la mejor prueba de esto. Bien lo expone Juan Cruz en su excelente artículo sobre el tema: “Cambia el concepto (y eso tiene que ver con la propiedad) y cambia todo: es una revolución, y no se sabe qué viento viene después… El papel empezaba a arrugarse en todas partes. Lo que sucede ahora, al menos en el periodismo, es un aviso; quizá se precipitan quienes crean que ya todo el papel está vendido, pero en ésas estamos”.
El lunes 5 de agosto terminó una etapa del periodismo estadounidense —que bien puede decirse del periodismo occidental— cuando los propietarios del legendario cotidiano The Washington Post —fundado en 1877— anunciaban su venta al fundador y presidente ejecutivo de Amazon.com, el gurú de la Internet, Jeffrey (Jeff) Preston Bezos (Albuquerque, Nuevo México, 12 de enero de 1964), líder mundial del e-commerce, que de su bolsillo pagó 250 millones de dólares —el 1% de su abultada fortuna— para hacerse del prestigioso periódico que conoció su hora de gloria con el escándalo Watergate.
Tras la operación comercial se ponía fin a las cuatro generaciones de administración de la familia Meyer-Graham que empezó en 1933 (hace 80 años) cuando Eugene Meyer, uno de los gobernadores de la Reserva Federal, compró el periódico en quiebra en una venta al mejor postor. A los 49 años de edad, Bezos, el multimillonario que predijo hace poco tiempo a un periódico alemán la desaparición de la prensa impresa en veinte años, se espera que intente aplicar en el mundo de la prensa las innovaciones tecnológicas que hicieron el éxito de Amazon.
Watergte y el Post
Dada la trascendencia histórica del Post y el papel decisivo que desempeñó para que el trigésimo séptimo presidente de Estados Unidos de América, el republicano Richard Milhous Nixon (Yorba Linda, California, 9 de enero de 1913-Nueva York, 22 de abril de 1994), renunciara a su importantísimo cargo el 9 de agosto de 1974 (apenas hace 39 años), su venta causó muchísimas reacciones. Por ejemplo, la leyenda viva de ese periódico, Carl Bernstein, uno de sus venerables ancianos, aureolado con el prestigio de su trabajo de investigación en el escándalo del hotel Watergate con su compañero Bob Woodward, se manifestó optimista por el cambio: “Jeff Bezos me parece ser exactamente el tipo de elección inventivo e innovador que es necesario para un nuevo compromiso en el sentido de un periodismo de alta calidad”.
En una capital conocida por sus imponentes monumentos de mármol, David Gergen, especialista de la comunicación que ha servido en la Casa Blanca a cuatro presidentes de los dos partidos, afirma que The Washington Post “es un gran monumento de la ciudad”. Periódico dominante de la capital federal desde la desaparición de The Washington Star (que funcionó durante 100 años) en 1981, el Post es orgulloso de sus 136 años de historia. Sus periodistas han sido ganadores de 47 premios Pulitzer, la distinción suprema de la profesión en la patria del Tío Sam. Pero frente a The Washington Times (apenas fundado hace 32 años), abiertamente conservador, y a los media de la Internet como Político, The Hill, sin contar con los sites del The New York Times y de The Wall Street Journal, The Washington Post es fuertemente competido, como nunca, en el terreno de su predilección: la política.
El shock de la venta del Post es directo. La transacción se vive primero como una abdicación, después de 80 años de reinado, de la familia Meyer-Graham frente a la revolución de la Internet que destruyó el mercado tradicional de la publicidad y los hábitos de los lectores.
Después de que Eugene Meyer compró el periódico, le sucedió en el mando su yerno Philip Graham para enderezar la publicación. A su muerte, en 1963, la viuda, Katherine (Meyer Graham, 16 de junio de 1917-17 de julio de 2001), tomó las riendas de la empresa hasta que falleció. Al paso de los años, se convirtió en la mujer más poderosa de Washington. Promovió a periodistas talentosos, demócratas moderados, como el mítico Ben Bradlee (Benjamin Crownshield Bradlee, Boston, Massachussetts, 26 de agosto de 1921), que fue director del periódico desde 1968 hasta 1991, capaces de luchar y triunfar contra los hombres del presidente. Asimismo, Kay Graham también sabía reunir en su casa del rico barrio de Georgetown a los peores adversarios políticos y conducirlos a discutir de manera constructiva.
Su hijo, Don (Donald Edward) Graham (22 de abril de 1945), le sucedió como presidente del grupo editorial, y es el que negoció la venta del periódico a Bezos, antes de anunciar la noticia a una estupefacta sala de redacción. Los Graham no desaparecen totalmente del cuadro: Bezos aceptó mantener a Katherine Weymouth, nieta de Don Graham, en el cargo de editora del periódico que ocupa desde 2008.
La venta de otros diarios
Los Graham no son los únicos que venden su periódico. En 2007, los Bancroft lo hicieron con el famoso The Wall Street Journal a Rupert Murdoch; en julio pasado, los Chandler salieron de Los Angeles Times. De los patrones de prensa a la antigua, no resta más que Arthur Ochs Sulzberger Jr., el heredero de las familias históricas de The New York Times. En este sentido, por mera coincidencia, julio y agosto de 2013 pasarán a la historia como meses en los que cambió la historia del periodismo estadounidense.
The New York Times anunció el sábado 3 de agosto la venta del periódico The Boston Globe —principal diario de Nueva Inglaterra, fundado en 1873—, que había comprado a la familia Taylor en 1993 por mil 100 millones de dólares, lo que ahora representarían mil 800 millones de dólares contantes y sonantes. La reciente transacción se hizo por ¡70 millones de dólares!, es decir, una diferencia de mil 30 millones de dólares.
Además, la compra incluye su site de la Internet, un pequeño periódico de Massachusetts, participación en un periódico gratuito, una administración publicitaria y una sociedad de marketing directo.
El mismo 3 de agosto, la otrora famosa revista Newsweek, fundada en 1933, anunció que será rescatada por el grupo de medias on line IBT Media. La operación incluye las actividades de publicación on line, pero no el site informativo The Daily Beast —competidor de The Huffington Post—, con el que la revista se había fusionado en 2010. El retroceso de la revista es evidente, a fines de 2012 suspendió su publicación en papel en Estados Unidos y en el extranjero se imprime sólo mediante concesión.
Y, el 10 de julio pasado, el propietario del diario Los Angeles Times, el grupo Tribune, anunció la separación de su actividad de prensa, que comprende a Los Angeles Times, Chicago Tribune y Baltimore Sun. Desde hace meses, el grupo trata concentrarse en la televisión.
Ésta es parte de la larga lista de periódicos que están en proceso de venta en Estados Unidos. El hecho es que, como dijo Ben Bradlee, la Internet “acabaría siendo el jefe del cuadro de mandos de la prensa”.
Y el nuevo propietario de The Washington Post, declaró a la Harvard Business Review: “Ser pionero implica ser incomprendido durante cierto tiempo”. Lo mismo sucede en el nuevo ecosistema de la información.