Entrevista a Sabino Bastidas/Analista político
Irma Ortiz
Sabino Bastidas Colinas, analista político, asegura a Siempre! que el PRD perdió la oportunidad de plantear una reforma petrolera de una izquierda social demócrata de primer mundo que entiende la globalización de mercado, la necesidad de un país que sabe responder. Lo que está en juego, asegura, no es la reforma petrolera, sino la gobernabilidad del país, y el gobierno deberá tomar una decisión que pone a prueba todas las instituciones democráticas. Ratifica que la reforma petrolera en México es de argumentos contra sentimientos, como lo plantea en su texto publicado en el diario español El País.
“Estamos ante un tema histórico, México tiene en el petróleo uno de esos mitos, de esos tabús a los que cuesta trabajo entrarle sin que haya de por medio sentimientos, pasiones, nacionalismo, justificaciones históricas, batallas previas, momentos de una gran tensión, episodios relevantes de México y muchos años de educación y de preparación cultural en torno a determinadas ideas.
Basta tomar los libros de texto de hace 20, 30 años, para que nos demos cuenta de cómo planteaban el tema del petróleo y cómo veíamos el episodio de la expropiación petrolera. Evidentemente el mundo cambia, las circunstancias de los países cambian, el modelo global es diferente y se deben tomar decisiones. En mi opinión, al petróleo hay que verlo como lo que es, un material, una mercancía que vendemos en el mundo.
Estamos en un escenario de competencia cuando vendemos ese producto, un negocio que se llama negocio petrolero, y competimos con otros productores. Hay muchos actores en el mundo que venden petróleo igual que nosotros y hay que entender nuestra capacidad de competencia, en un mundo que ha cambiado.
El mercado global del petróleo, las reservas en el mundo de los años ochenta a la fecha prácticamente se han triplicado, sigue siendo un recurso no renovable, pero ya no es un recurso escaso, las nuevas tecnologías y la ciencia le han permitido a la industria encontrar petróleo y sacar petróleo y gas de donde hace 30 años no se podía.
Esto multiplica los recursos y abre una geografía totalmente distinta en los años ochenta, setenta, cuando los grandes actores petroleros eran los saudíes, Kuwait, los descubrimientos de gas de Qatar. Estaba en función de la geografía; hoy, las grandes reservas de petróleo las ha encontrado Estados Unidos en su territorio, lo que cambia totalmente el mapa del petróleo y del gas en el mundo y demuestra que existen nuevas tecnologías que permiten sacar y utilizar el petróleo.
Que los viejos yacimientos someros en Texas, los que tenía México y los países que mencioné, en la medida en que se van agotando, obligan a buscar petróleo en otros lugares. Sabemos que México es un país que tiene un potencial de reservas petroleras riquísimo, formamos parte de la misma piedra en la que los norteamericanos han encontrado gas y petróleo y no podemos quedarnos atrás. Tenemos que emprender un cambio en la forma de pensar y seguir en el negocio petrolero.
Iniciativas de reforma petrolera de partidos
La propuesta del PAN es muy liberal, es un modelo de concesiones, es el modelo mayoritario en el mundo. La mayor parte de las economías se manejan con un esquema más menos abierto de concesiones y el PAN se colocó en la posición más liberal, movió el plano en un terreno de 180 grados del modelo del monopolio del petróleo y de la propiedad original de los recursos. Se movió a un modelo privado, con el que funcionan la mayor parte de los países del mundo.
En la realidad política mexicana, me parece un salto demasiado fuerte, hay muchas resistencias, incluso dentro del PRI hay visiones conservadoras, costaría mucho más trabajo construir una mayoría que haga posible la política y entiendo perfectamente bien la posición del presidente Peña Nieto.
La posición del PRD es conservadora, pierde la oportunidad de plantear algo realmente interesante y novedoso. La izquierda en voz del ingeniero Cárdenas — a quien respeto mucho por su papel en la democracia—, pero hay que recordar que el autor de la epopeya petrolera fue su padre, no él, y creo que plantea un modelo que no resuelve, defiende el statu quo.
Plantea más dinero para Pemex, conservar a los mismos jugadores. Expone que construyamos la tecnología necesaria para el nuevo modelo de negocio. Me parece, respetuosamente, que es ingenuo pensar que podemos crear esa tecnología o comprarla como si tuviéramos los recursos, y eso no se puede.
Podemos comprar tecnología pasada de moda, pero la de punta, sólo la utilizan las empresas petroleras para buscar sus intereses en una competencia con otros jugadores. No nos venderían la tecnología que utilizan hoy para buscar el petróleo, y si logramos comprarla, sería muy cara, sus rentas nos sacan de la competencia del mercado. Hablamos de un negocio donde no ponemos las reglas.
La clave la tiene el dueño de la tecnología
La clave es que el nuevo jugador del negocio petrolero no es el dueño de la tierra; lo fue en los años setenta; hoy el jugador clave es el dueño de la tecnología, de las patentes, de la ciencia. Es quien tiene la experiencia para sacar petróleo de las piedras, de la tierra, de la arena, literalmente de las arena bituminosas, el famoso shale gas; el que tiene la tecnología para ir por petróleo a las aguas profundas, no es lo mismo ir por petróleo a 500 metros que a 3 kilómetros de distancia.
Creo que lo que plantea el PRD es a acompañar la propuesta del ingeniero Cárdenas y tratar de aprovechar el símbolo, la historia… y le apostaron al ingeniero Cárdenas. Es decir, el ingeniero Cárdenas salió con la propuesta de López Obrador, que es el no; no hay diferencia entre la propuesta del ingeniero Cárdenas y la de AMLO. Es una propuesta de más o menos estatismo, más o menos recursos, un asunto de combate a la corrupción, de consejo de administración, un asunto de empresa pública.
Entre las propuestas de López Obrador y Cárdenas no existe ninguna diferencia, y el ingeniero Cárdenas perdió la oportunidad de plantear un modelo mucho más social demócrata, más liberal, más de mercado, en el que hay una serie de temas que, en mi opinión, la izquierda puede plantear.
Me gustaría escuchar de la izquierda la idea de fortaleza del Estado, ¿cuáles son los entes reguladores?, viene una parte en la propuesta y es interesante, pero no hay cosas nuevas, ningún planteamiento que no hayamos visto en la propuesta del PAN. Tarde o temprano vamos a ir hacia allá, pero me parece que es un tema clave para la izquierda, como también lo es la vigilancia a los inversionistas nacionales y extranjeros.
El argumento central de la izquierda es decir: no permitamos la inversión de particulares porque, como en la banca, los particulares nacionales o extranjeros se hacen del sistema de pagos y se pone en riesgo la economía.
Perdón, de lo que se trata no es de que vengan los privados ni nacionales ni extranjeros, sino cómo establezco mecanismos de regulación para que, siendo extranjeros, nuestro sistema de pagos no sea vulnerable. Me remito a la existencia del Banco de México, tenemos una banca donde hay una preeminencia del capital extranjero, llevamos 10 años y funciona. Podemos cuestionar cosas, pero hay un Banxico que opera y una Secretaría de Hacienda fuerte.
¿Cuál es el mecanismo de regulación que necesitamos?, ¿qué hay de las fórmulas de producción, de contabilidad y de los temas de recaudación? ¿Cuánto les debemos de cobrar, cómo hacerlo?; deberíamos estar pensando en los esquemas inteligentes de administración y de gestión de la nueva renta petrolera, donde la izquierda tendría todo un margen de maniobra; es ver el modelo noruego y decir: qué significa este modelo, qué es un fondo; no es de estabilidad, como plantean, ni es el lugar donde poner una cantidad parcial de la renta petrolera, es crear un gran fondo financiero que tenga objetivos sociales.
Al borde del precipicio fiscal
El debate de la izquierda estaría en la construcción, en la canalización de la utilidad de la renta petrolera hacia temas sociales; dónde están las agendas educativa, social, de combate a la pobreza. Dónde están las propuestas de la izquierda en materia de sindicatos, para corregir excesos y abusos de un sindicato como el petrolero; dónde los derechos de los trabajadores, dónde la solución a un sistema de pensiones, dónde está la propuesta en materia de transferencia de tecnologías.
Qué interesante sería una izquierda diciendo sí a la participación de capitales de tecnología extranjera en el negocio petrolero y tener la capacidad de decir: que venga una empresa petrolera que debe capacitar a tantas personas y transferir la tecnología en tantos años, exigir contratos que gradualmente permitan un proceso de aprendizaje más rápido, que involucre a la universidad pública, a los institutos tecnológicos. ¿Qué hay de las políticas de transparencia corporativa, los modelos de distribución regional? ¿Dónde está la agenda verde petrolera de izquierda?
Se perdió la oportunidad de plantear una reforma petrolera de una izquierda social demócrata de primer mundo, que entiende la globalización de mercado, la necesidad de un país que sabe responder.
Estamos muy cerca de un precipicio fiscal, no lo hemos registrado en México y hemos perdido el sentido de urgencia, estamos cerca de un fiscal cliff a la norteamericana, un tercio de los ingresos de los mexicanos dependen del petróleo y éste lleva una caída de la producción de casi una cuarta parte. No entendemos, no vemos la crisis fiscal y que las formas de extracción de recursos de la sociedad tienen altos costos; tenemos que entender el negocio al que nos dedicamos, está tronando.
Radicalismo AMLO, resistencia del Estado
Se van a oponer, se van ir a la calle. Ahora la pregunta es si las instituciones de la democracia tendrán la capacidad de tomar decisiones con la representación de los votos. Lo que está en la mesa de juego no es la reforma petrolera, es la democracia, es la representación del Congreso. O le apostamos a la representación del Congreso, a los procesos electorales y a las instituciones de la democracia, o vamos a dejar que el asambleísmo, el bloqueo y boicot en las calles sean quienes gobiernen.
Nos estamos jugando la gobernabilidad del país, la consolidación de la democracia. ¿Cuál es la forma en que los mexicanos tomamos las decisiones de política pública?, las tomamos del asambleísmo de la plaza, con una persona o grupo que se asume como el portador de la representación nacional, o lo tomamos en el Congreso, con actores que representan a la sociedad, producto de una votación en una elección democrática, más o menos representativa, con los partidos e instituciones que tenemos; es un dilema.
Apostamos por la representación parlamentaria o por quien se asuma en una manifestación callejera. México tiene que tomar decisiones, son de mayoría parlamentaria, creo que los números le dan al presidente de la república las condiciones para construir una mayoría en el sentido de lo que es necesario y adaptar la democracia al sistema petrolero, que es lo que pasa en el mundo. Creo que los números le dan esa posibilidad.
Se tendría que tomar una decisión de mayoría, porque no puede ser de consenso, el presidente lo tiene que entender. La izquierda que tiene México no puede votar la reforma que necesita el país y eso lo sabe el presidente.
¿De qué se trata la reforma?, de que vengan inversionistas y el negocio se multiplique por 10, 6, 3… esa decisión del modelo no es votable por la izquierda, ya nos dijeron cuál es el planteamiento y le corresponde al PRI que se ha colocado en una posición, creo que sensata, con los contratos de utilidad compartida, que pueden ser atractivos para algunos inversionistas y multiplicar el negocio en México.
La posición priista junto con la panista pueden construir una mayoría, donde la izquierda no lo acompañará. Habrá protestas, sin duda, el papel del Estado es un ejercicio de resistencia, tenemos que ver quién tiene la razón histórica.
Marchas en la calle o la representación democrática en el Congreso. Es una prueba para la democracia, es una decisión límite que pone a prueba todas las instituciones, y espero que sea la institucionalidad democrática y no el asambleísmo informal lo que prevalezca en este proceso. Vienen días difíciles, momentos en que el Estado tiene que resistir, al final se tienen que tomar decisiones, no van a ser sencillas, puede costar popularidad y elecciones en el futuro a quien toma esas decisiones, pero son de esos momentos en los que se tiene que tener convicción de lo que se hace. Si se maneja el tema sin convicción y sin claridad en los objetivos, probablemente se tenga lo peor de los dos mundos.