¡VIVA LA DISCREPANCIA!

Peña Nieto debe aprender del caso

Raúl Jiménez Vázquez

El requerimiento del Comité de los Derechos del Niño al Estado Vaticano para que se le provea de información detallada respecto al escandaloso asunto de la pederastia eclesial ha cimbrado a la opinión pública, pues nunca antes la Santa Sede había sido objeto de un escrutinio de esa magnitud. Esto demuestra que la vertiente internacional es ahora una variable estratégica que por ningún motivo debe ser desdeñada o disminuida, menos aún cuando están de por medio los derechos fundamentales que protegen a los sectores más vulnerables de la sociedad, como el de los niños.

Este intríngulis supranacional constituye una impresionante enseñanza que no puede pasar inadvertido para el Estado mexicano en virtud de que sobre sus espaldas gravitan innumerables recomendaciones formuladas por varios organismos internacionales, a las que inexplicablemente no se les ha dado respuesta eficaz y oportuna.

Destacan por su importancia los señalamientos provenientes del Mecanismo de Evaluación Periódica Universal, el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias, el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria, el Comité contra la Tortura, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial; así como las observaciones emitidas por el relator especial sobre el Derecho a la Alimentación, el relator especial para la Libertad de Expresión, el relator Especial sobre la situación de los Derechos y las Libertades Fundamentales de los Indígenas, y el relator especial sobre Ejecuciones Extrajudiciales, Sumarias o Arbitrarias.

Especial atención merece el franco desdén que ha mostrado el gobierno mexicano hacia las irregularidades denunciadas ante el Comité de los Derechos del Niño por la Red de los Derechos de la Infancia en México (Redim) dentro del informe alternativo sobre el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la Participación de Niños en los Conflictos Armados, mismas que ya fueron asumidas en sus términos por la ONU, a saber: I) un millar de menores perdieron la vida durante la guerra antinarco, decesos que no han sido debidamente investigados ni sancionados; II) no se han adoptado las medidas necesarias para impedir que los grupos armados no estatales recluten a niños y adolescentes; III) se mantiene la práctica de la incorporación anticipada al servicio militar de quienes aún no han cumplido 18 años; IV) los alumnos de las escuelas militares son considerados milicianos, lo que los sujeta a la normatividad emanada del Código de Justicia Militar.

El caso Vaticano es sin duda el espejo humeante de Tezcatlipoca en el que debe verse a sí mismo el gobierno de Enrique Peña Nieto a fin de aprender de la experiencia, hacer a un lado las cegueras mentales, actuar con inteligencia y evitar la consumación de tragedias largamente anunciadas, como la que está agobiando a la Curia Romana.