D. F. por Siempre!
Campaña de desprestigio contra gobierno del DF
Lo encuentro tan difícil de creer.
Bryan Adams
José Alfonso Suárez del Real y Aguilera
Aciagas coincidencias vincularon el infernal viernes vivido en la capital del país este 23 de agosto, con hechos tan condenables como la matanza de San Bartolomé, registrada en 1572 en la capital de una Francia dividida por una cruenta guerra de religión, y la injusta ejecución de los migrantes italianos Nicola Sacco y Bartomeo Vanzetti, ejecutados en 1927 por la justicia de Estados Unidos que los condenó por la propaganda que los calificó de anarquistas y los ubicó como enemigos públicos a quien había que condenar a la silla eléctrica, para con ello aniquilar cualquier viso de disidencia laboral en una sociedad fincada en su explotación.
En ambos eventos la intolerancia tiñó de sangre las páginas de la historia, y fue esa ancestral intransigencia, exhibida una vez más por los adalides de la represión, la que este viernes afloró contra quienes ejercieron sus derechos fundamentales ante el avasallamiento perpetrado por los grupos de poder.
La facilidad con la que los paladines de la mano dura descontextualizaron las causas que orillaron a miles de maestros a protestar por el atropello y la burla de los legisladores del PRI, PAN y PVEM ante el acuerdo de integrar varias de sus propuestas —construidas en foros organizados ex profeso por el propio secretario de Educación, Emilio Chuayffet— se diluye ante la diatriba y la satanización que desde los medios electrónicos e impresos se lanzaron en contra de los maestros.
El ambiente de linchamiento se abonó con la inédita decisión de implementar al vapor una sede alterna del Congreso de la Unión, ante el asedio al Palacio Legislativo de San Lázaro. Con tal determinación, impulsada por el diputado Manlio FabioBeltrones, el legislador detonó una campaña de desprestigio en contra del gobierno de la ciudad de México, la cual se tradujo en la exigencia de tomar enérgicas medidas en contra de los manifestantes, intolerante reclamo en el que subyacía la represión como única respuesta.
A tan crispado contexto capitalino, se añadió el fatídico desenlace del caso Heaven —confirmado con el hallazgo de cuerpos en una fosa clandestina de Tlalmanalco, estado de México—, lo que fortaleció el clima de descalificaciones en contra de la administración capitalina.
Por todo ello, el pasado viernes 23 de agosto fue un verdadero infierno terrenal tanto para las autoridades capitalinas como para sus habitantes y para los deudos de las víctimas del bar Heaven, paraíso de impunidad que demostró que el crimen organizado sí está en la ciudad, a pesar de que algunos funcionarios lo encuentren tan difícil de creer, tal y como lo cantara en los 80 Bryan Adams en la popular balada que seguramente inspiró el nombre del antro.
