La corrupción como paradigma
Teodoro Barajas Rodríguez
La corrupción ha sido referente en México desde tiempos antiguos, aunque en el siglo xx se documentaron más las tropelías de miembros de la oligarquía gobernante, así las historias oscuras se escriben y cuentan, muchas de ellas en relación con el saqueo sistemático de nuestra riqueza.
Desde 1970 comenzaron las devaluaciones, crisis recurrentes de gran magnitud que pusieron de relieve la impericia aunada a la corrupción desde el poder. El gobierno ha sido en muchos casos una gran maquinaria para convertir ricos en detrimento de las mayorías.
En el sexenio de José López Portillo se invitaba a prepararse para administrar la abundancia, pero al final llegó la desilusión, ya no sería la turgente riqueza petrolera sino la gran cantidad de adeudos.
Con Miguel de la Madrid comenzaron los gobiernos de inspiración neoliberal a instancias de organismos externos dirigidos por Estados Unidos en el periodo de Ronald Reagan, más devaluación y comenzó la venta de garaje de empresas paraestatales.
Los hombres del poder sedientos de ganancias, codicia, tráfico de influencias y más. Acaso un ejemplo de los desfiguros en el tema de la acumulación de bienes que representan males lo personifica Raúl Salinas de Gortari, ahora exonerado de todos los delitos que en algún momento se le imputaron porque no se probó el enriquecimiento inexplicable.
La inmensa fortuna del hermano mayor de Carlos Salinas de Gortari es inexplicable pero es suya porque no se comprobó origen ilícito, aunque con los pocos cargos públicos que ejerció no le daban para acumular una riqueza insultante en un país de pobres que apenas sobreviven, a duras penas.
El clan Salinas es polémico, muchos son los motivos para ello, el final del sexenio salinista estuvo salpicado de sangre, recuerdo tres asesinatos: Juan Jesús Posadas Ocampo, Luis Donaldo Colosio Murrieta y José Francisco Ruiz Massieu. También en el epílogo de su gobierno se registró el levantamiento armado en Chiapas, fue de locura.
El sexenio de Carlos Salinas de Gortari se distinguió por la aplicación de los modos y políticas neoliberales a gran escala, se privatizaron diversas empresas paraestatales, los bancos, éstos no fueron adquiridos por banqueros sino por especuladores que se encargaron de llevarlos a la quiebra para después ser rescatados a través del Fobaproa. Ésos son los saldos salinistas.
Una parece ser la justicia para los ricos, otra muy distinta la de los pobres, un potentado es turista mientras un pobre es vago, así se observan las cosas, la inequidad es sumamente detectable.
La gran desproporción con que opera la justicia es ostensible, insultante, personas que roban una prenda de vestir en una tienda departamental se consignan sin mayor problema al órgano jurisdiccional competente, los delincuentes de cuello blanco se pasean sin reparo, hacen presunción de la impunidad, la suya.
México saqueado, una y mil veces más, la impunidad como problema estructural, la corrupción como paradigma, el desencanto de la realidad.
