CONSULTORÍA ECONÓMICA
Generan 52% del PIB y ocupan a 19.6 millones de trabajadores
Julio A. Millán B.
La celebración de la primera Semana del Emprendedor, que a nivel nacional auspicia la Secretaría de Economía por medio del Instituto Nacional del Emprendedor, nos da la pauta para seguir reflexionando sobre los principales retos, pero también las oportunidades que enfrentan las pequeñas y medianas empresas del país.
Es fundamental, en primera instancia, tener presente que las micro, pequeñas y medianas empresas (micro-empresas) no sólo son el brazo productivo nacional, sino también el sustento de una buena parte de los empleos productivos del país. Baste recordar que representan el 95% del tejido empresarial, generan el 52% del PIB y dan ocupación a más de 19.6 millones de mexicanos, lo que representa el 73% de los puestos laborales.
Sin embargo, las empresas mexicanas, en particular el segmento de las micro y pequeñas, han tenido que sortear un número de problemas por las condiciones que el entorno de negocios les impone, sobre todo a raíz de la crisis de 2009. Entre las dificultades que enfrentan, se encuentra el acceso restringido a fuentes de financiamiento; bajos niveles de capacitación de sus recursos humanos; escaso acceso a innovación y desarrollo y casi nulo desarrollo propio y limitada penetración en mercados internacionales.
Lo anterior ha traído como consecuencia bajos niveles de productividad y, si agregamos la limitada capacidad de asociación y de cumplimiento de los estándares de calidad, se tiene la fórmula perfecta para que un gran número de micro-empreas no puedan desarrollarse en horizontes de largo plazo. Cerca del 80% fracasan antes de cumplir 5 años y el 90% antes de completar la década.
Una razón principal es justamente su tamaño, ante lo cual necesitan del apoyo del gobierno, principalmente en los primeros años, ya que por su tamaño no pueden acceder al crédito del sistema financiero; resulta de suma importancia que se empiecen ya a dar resultados con la recientemente aprobada reforma financiera, cuyo propósito principal es acercar el financiamiento a los ciudadanos y a las empresas. Otro proyecto de suma importancia, y que requiere que se consolide en términos de su tramitología, es el programa de compras de gobierno, ya que no sólo es clave que apoye a las micro-empresas, también que le facilite el acceso y los trámites, así como los tiempos de pago, los cuales deben ser inmediatos.
Ahora bien, debemos tomar en cuenta que, junto con el gobierno, las grandes empresas, en especial las transnacionales, las que reciben la ineversión extranjera directa que llega al país, son los principales clientes de las micro-empresas, los esquemas de proveeduría que se han logrado constituir, sobre todo en industrias con gran arraigo como la automotriz, son un claro ejemplo de la forma de trabajo conjunto entre grandes empresas y las micro-empresas. Es imprescindible que se sigan articulando cadenas de proveeduría.


