CAFÉ POLÍTICO
Reforma hacendaria
En materia de gobierno todo
cambio es sospechoso,
aunque sea para mejorar.
Sir Francis Bacon
José Fonseca
Ya presentó el presidente Enrique Peña Nieto su proyecto de reforma hacendaria.
Poco a poco se conocen los detalles y poco a poco se multiplican los rezongos, a pesar de que desaparece el IETU, una vieja demanda, nuevos gravámenes y la desaparición de la consolidación fiscal provocan oposición.
Cada empresa, cada empresario, cada sector de la economía calculará el monto de lo que se le exigirá aportar para hacer, como dijo el presidente Peña Nieto, de esta reforma hacendaria una reforma social.
La creación del seguro social universal y del seguro de desempleo implicará un costo, el cual deberá sufragarse con los ingresos adicionales que resulten de los cambios.
Es un tema farragoso para el ciudadano común, pero para los ciudadanos de a pie la buena noticia es que no se modificará la tasa del IVA. Esa decisión y la de no gravar alimentos y medicamentos tiene una ineludible connotación política.
Se quita una bandera a la corriente de inconformidad fomentada por los opositores a toda reforma estructural.
Los gravámenes adicionales a las clases medias han puesto en pie de guerra a la oposición y a no pocos priistas, lo cual hace prever que seguramente algunos de los rubros de la reforma no recibirán la aprobación.
Uno supone que los diseñadores de la reforma fiscal, como siempre, previeron que algunas de las propuestas no serían aprobadas. Siempre ocurre. Se incluyen como cartas de negociación que suelen calentar a la opinión pública, y rechazarlas deja a los legisladores y a los reclamantes la impresión de que fueron escuchados. Eso siempre ayuda.
Falta, por supuesto, lo que decida el Congreso, particularmente los diputados, cámara de origen de las iniciativas fiscales y presupuestales. Otra vez la incógnita de la ecuación la alteran los senadores corderistas, quienes rechazan a priori todo lo que refutan los criterios económicos que prevalecieron durante los años que gobernó el panismo.
El argumento central es que se mantuvo una férrea disciplina macro, pero no mencionan que eso provocó estancamiento económico y agravó el desempleo, la pobreza y la desigualdad.
Al final, la propuesta hacendaria del gobierno peñista será aprobada, a pesar de que se le harán cambios. Siempre ocurre. Pero, como siempre que de impuestos se trata, habrá muchos insatisfechos.
Será interesante este periodo de sesiones. En el Congreso veremos el comportamiento de los legisladores ante las innumerables y formidables presiones que se ejercerán sobre ellos. Veremos también arrebatos de protagonismo. La apuesta del presidente Peña Nieto es que al final se impondrán la racionalidad y la exigencia de atender los males económicos actuales y prevenir los futuros.
Pero también se le apuesta a que los legisladores tendrán el temple para negociar, debatir y decidir lo mejor de la reforma fiscal propuesta. Veremos.
jfonseca@cafepolitico.com
