CAFÉ POLÍTICO

La oposición aumenta la presión

 

El carácter, virtud de los tiempos difíciles.

Charles de Gaulle

 

José Fonseca

Hay muchos fierros en la lumbre, suele decirse coloquialmente cuando los pendientes por resolver o los asuntos por atender se multiplican.

Así ocurre al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, pues a la consciente diversificación de frentes se le suman los efectos económicos por los desastres naturales, los cuales crean excepcionales presiones sobre el ejercicio presupuestal, por sí presionado por la desaceleración económica que se vino acumulando desde hace doce meses.

La acumulación de pendientes legislativos fue calculada por el gobierno peñista, consciente de que si no aprovecha el impulso del primer año del sexenio, después todo será más difícil.

Los partidos de oposición han calculado que el sentido de urgencia en tantos temas pendientes de alguna manera debilitan la posición del gobierno peñista a la hora de las negociaciones en las Cámaras del Congreso.

Por eso aumentan la presión y las declaraciones descalificatorias de las acciones del gobierno federal. Son algo más que parte del juego y rejuego de la política. Son el resultado de las presiones internas en los dos grandes partidos de oposición.

En el PAN, los partidarios del expresidente Calderón disputan desde ahora el control del partido ante corrientes que fueron de alguna manera soslayadas durante el pasado sexenio. Los panistas quieren recuperar el viejo discurso de oposición. Mas no pueden actuar igual que antes de llegar a la Presidencia de la República, porque la ocupación de la misma durante doce años necesariamente debilita las críticas panistas.

Prueba de ello es que, a pesar de lo ácido de las críticas contra el gobierno peñista, el discurso central de los actores panistas es defender lo hecho durante doce años.  Malo sería que, con tal de acreditar lo bien que hicieron las cosas mientras estuvieron en Los Pinos, los calderonistas cayeran en la trampa de la confrontación y actuaran para que fracasara la administración peñista.

Peor sería que la oposición se dejara arrastrar por el radicalismo ideológico en asuntos relacionados con la economía nacional, como las reformas hacendaria y energética. Son temas trascendentales que, si bien deben resolverse en el terreno polÌtico, como las Cámaras del Congreso, también debe prevalecer la voluntad para negociar, bajo la premisa de que negociar no es ceder.

Los perniciosos efectos del radicalismo ideológico se pueden ver en el comportamiento de un sector del partido republicano de Estados Unidos. Aferrados a premisas ideológico económicas que hizo polvo la crisis de 2008, no vacilan en colocar su país al borde de la crisis, y con ello poner al borde de la crisis el mundo.

Ojalá y aquí no nos pase que de pronto se impongan aquéllos que con tal de incendiar la casa de su adversario no vacilan en prenderle fuego a la propia.

jfonseca@cafepolitico.com