Jesús Hernández Garibay

“Pagamos más de 634 millones de dólares para generar los Sitios Web del Obamacare en Internet, y todo lo que tengo es este miserable mensaje de error ‘HTTP 404-No se encuentra el archivo’. Ya pasó una semana completa desde que la Ley de Asistencia Asequible se puso en marcha.

Y desde entonces, esa bestia llamada “Healthcare.gov” se apaga, se estanca y, en un historial de fracaso desafiado sólo por el Congreso, constantemente se carga mal…” Esto decía el comentarista de un Sitio de noticias en red (Andrew Couts, Digital Trends, 8 de octubre), quejándose del mal funcionamiento de la apertura digital del programa de salud que se echó a andar el pasado día primero en Estados Unidos.

Una voz entre cientos y cientos de dolidos personeros, por causa del empeño del presidente Barack Obama de mantener en funcionamiento el iniciado programa, a pesar de la afanosa presión tanto en los medios como en el Congreso por parte de los republicanos, incitados por las elites estadounidenses más ultramontanas del territorio, entre las que destaca el “Tea Party”, que amenazaron con no permitir a la administración subir el “techo de la deuda” para hacer frente al endeudamiento de su gobierno; así la nación estuvo a un paso de la quiebra, pues a partir del mes de noviembre la primera economía del mundo no podría pagar más sus facturas.

A tono con la corriente, de acuerdo con la agencia AP sólo el 7 por ciento de los estadounidenses dicen que el despliegue de las bolsas de la salud ha iniciado bien, mientras que la gran mayoría lo considera un fracaso. El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, lo insinuaba de este modo: el ObamaCare es “un sistema que amenaza a la gente buena por no poder comprar su seguro de salud, a causa de los Sitios Web que no funcionan…” En el fondo, lo que los republicanos más conservadores han hecho es simplemente mantener la cruzada de ardientes críticas para tratar de debilitar la fortaleza presidencial en torno al incremento del techo de la deuda; y esto como una oportunidad para lograr finalmente demorar la aplicación de la reforma sanitaria.

Como quiera que sea, Estados Unidos se enfrenta, una vez más, a la posibilidad de una virtual suspensión de pagos, lo que implica que los jubilados podrían dejar de cobrar sus pensiones y algunos servicios de los hospitales dejar de funcionar, mientras que el gobierno federal no pagaría los intereses de su deuda, incluidos unos 4 mil millones de euros que vencen antes de final de mes, lo que implica que de suceder ello el valor del dólar se desplomaría y se dispararían los intereses de hipotecas y en general créditos, mientras las bolsas del mundo sufrirían un temible golpe y ese país volvería a una recesión de la cual escasamente ha salido.

Claro que ya desde 1960 el gobierno ha andado en esas, pues ha tenido que elevar su techo de la deuda hasta 78 veces, 29 con presidentes demócratas y 49 con presidentes republicanos; de no haberse resuelto esta situación, el secretario del Tesoro, Jack Lew, aseveró que toda la economía mundial pudo haber estado en peligro.