Liturgia

Subirán el mismo día al santoral católico

Teodoro Barajas Rodríguez

El papa Francisco ha definido un estilo desenfadado al ejercer su ministerio, lo cual contrasta con su antecesor Benedicto XVI que solía ser frío, distante de las formas acuñadas por Juan Pablo II quien fue mediático y carismático aunque conservador, y por ello muy diferente a Juan XXIII.

Lo anterior viene a colación porque ha sido el papa Francisco quien anunció la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII en abril de 2014, dos personajes significativos en la historia moderna de la Iglesia católica, seguramente los más influyentes del siglo XX aunque con tipologías muy distintas.

El Concilio Ecuménico Vaticano II convocado por Juan XXIII fue una primavera en una vieja institución, la apertura y las reformas llegaron en el citado encuentro que marcó un parteaguas por alentar el diálogo con otras profesiones de fe, se reconoció el derecho a no creer, así como aceptar que Dios le habló a otros pueblos en boca de diferentes profetas no sólo de Jesús de Galilea. Se canceló la excomunión contra diversas corrientes de pensamiento como la masonería, la teología de la liberación se expandió sin que hubiese procesos inquisitoriales, aunque lamentablemente fue  muy breve la administración del llamado Papa bueno.

Karol Wojtyla registró su propio estilo personal para regresar al pasado,  Juan Pablo II fue un deportista destacado, poeta, actor, eminentemente mediático, que supo aparecer ante las masas para pronunciar discursos bien articulados, apoyado en su carisma.

Juan Pablo II volvió a excomulgar a los diferentes, nunca ocultó su recelo ante todo lo vinculado a la izquierda, acaso porque le tocó sufrir al régimen comunista en su niñez, lo recuerdo en sus mensajes dirigidos en Nicaragua tras reprender públicamente al clérigo y poeta Ernesto Cardenal, quien fuera ministro de Cultura en el régimen sandinista.

Juan XXIII fue un pontífice liberal, abierto, los cambios litúrgicos en el interior de su Iglesia así lo sitúan, bajo el sello conciliar en México se introducía el psicoanálisis, las comunidades de base se multiplicaron en América Latina, se registraron los vínculos con diversas corrientes de opinión calificadas como progresistas.

Los pontífices más influyentes del siglo XX fueron en diversas facetas Angello Roncalli y Karol Wojtyla, dos estilos, dos praxis, dos visiones muy distintas, pero que subirán el mismo día al santoral católico por decisión del papa Francisco.

La disminución de creyentes se vuelve evidente, en Europa los templos lucen vacíos  y las vocaciones en los seminarios cada vez son menos, lo mismo ocurre en América, donde los cuestionamientos motivados por la pederastia son numerosos y ofensivos, por más que se diga que la Iglesia perdona el pecado pero no el escándalo.

Juan XXIII fue la esperanza en aquellos lejanos años de la guerra fría, Juan Pablo II fue artífice y testigo del derrumbe del socialismo real, ambos son las dos caras de una misma moneda histórica.