LA REPÚBLICA
Diputados, vergüenza nacional
Humberto Musacchio
Por decisión de las bancadas del PRI, el PAN y los verdes, con la abstención del Panal y el ala derecha del PRD, la Cámara de Diputados impondrá la Medalla Eduardo Neri-Legisladores de 1913 al Mérito Cívico a Fernando Landeros, presidente de la Fundación Teletón, la que impulsada por Televisa ha logrado reunir a diversas empresas de comunicación en su campaña anual de recolección de fondos destinados a la construcción de centros de rehabilitación para niños con alguna discapacidad.
No fue unánime el acuerdo para imponer la presea, pues diputados del PT, Movimiento Ciudadano y el ala izquierda del PRD votaron en contra. Para Roberto López, perredista, resulta inconcebible que se premie a “un ínclito representante de la derecha” que es, además, “fundador de una asociación llamada Gente Nueva, que se dedica a reclutar jóvenes para los Legionarios de Cristo”. Agregó el diputado López que la medalla es en realidad para Televisa, lo que es rechazable porque “no se pueden otorgar reconocimientos para pagos de favores políticos ni para favorecer a los poderes fácticos”.
Manuel Huerta, del PT, coincidió en que era un premio para Televisa “y a la gran estafa de la donación que permite a las grandes empresas evadir el pago de impuestos (con lo que se refería a que los donativos al Teletón son fiscalmente deducibles). “Preparémonos —añadió Huerta— para que el año próximo este pleno le otorgue la medalla a Laura Bozzo.”
A los anteriores señalamientos solamente respondió el diputado Rubén Camarillo, pero lo hizo sin convicción, con una tibieza notoria, como si lo hubieran mandado a cumplir una tarea indeseada, pese a que, en lo personal, Fernando Landeros dedica muchas horas de cada día a tareas filantrópicas y está plenamente convencido de la nobleza de las tareas que desarrolla en la Fundación Teletón, lo que es del todo respetable.
Lo lamentable es que los señores diputados, los mismos que elaboran el presupuesto de la Federación y que con su comportamiento borreguil y su voto mecánico sistemáticamente niegan recursos a las instituciones de salud, premien a los particulares que se encargan de tareas que corresponden a la función pública, pues eso pone en evidencia la inutilidad de los mal llamados representantes populares.
Pero no puede esperarse otra cosa de quienes cada año acuden a depositar su aportación personal al Teletón, ignorantes de que representan al Estado y de que tienen en sus manos los instrumentos para resolver los problemas sociales. Son una vergüenza nacional.