EN LA LÍNEA
Nada mejora
Félix Fuentes Medina
Sea por la inseguridad de lustros, sea por los 180 días que hoy se cumplen de desórdenes causados por presuntos profesores en el Distrito Federal, o sea por incapacidad de los niveles de gobierno, lo real es que México continúa por el tobogán, sin posibilidad de contener el prolongado desliz.
Al pueblo le resulta incomprensible porqué se nos vinieron encima tantas calamidades y no es advertida la luz salvadora. Al miedo causado por la delincuencia se suman pobreza extrema, carestía de la vida, desempleo y conflictos como el de los maestros.
Desespera escribir más y más de lo mismo. Sigue el conflicto de la CNTE, como si fuera un castigo por algo que hicimos y no lo sabemos. Comenzó el 1 de mayo pasado y está por cumplir seis meses.
Sobre el tema de la inseguridad, las ejecuciones suceden en estados de la república que ya sabemos. Es como si los sicarios se turnaran en la tarea de asesinar mediante las peores prácticas, a fin de no ser olvidados.
“Aquí seguimos”, parecen decir las huestes de El Chapo Guzmán en Sinaloa y los de La Tuta en Michoacán. Durante años escuchamos que nadie los encuentra, porque nadie los busca.
Los muertos dejaron de ser contados en entidades como Veracruz, Oaxaca y Guerrero y los medios los ignoran por temor a ataques del hampa. De casos importantes como el del capo Francisco Rafael Arellano Félix, ultimado por un payaso en una fiesta infantil, ni quién se preocupe por localizar al o los homicidas.
El asunto de los diez acribillados en un festejo de ciudad Juárez quedó en el olvido. El homicidio de un jefe policiaco en Michoacán mereció dos párrafos en algunos diarios.
De los dos niños acribillados hace ocho días en la Delegación Gustavo A. Madero junto con la joven Diana Reséndiz, de 19 años, la Procuraduría del DF dijo que se trató de una venganza. En el lugar fueron recogidos más de 50 cartuchos de un arma de asalto, la R-15, pero el régimen del señor Miguel Ángel Mancera insiste en que el narcotráfico no ha llegado al Distrito Federal.
Varias veces ha dicho el secretario de Gobernación, Osorio Chong, que el número de ejecuciones disminuye. No los cuentan y nadie explica porqué la población se queja de extorsiones permanentes en el país.
El año pasado desaparecieron 15 mil hombres y mujeres, práctica que no se agota. En este sexenio aumenta el número de secuestros, lo cual no impide la Secretaría de Gobernación con sus 36 mil policías dedicados a la seguridad nacional.
Sobre eso, Gobernación exige que se consideren todos los homicidios como dolosos, sin separar los del narcotráfico. ¿Así quiere desviar la verdad sobre la delincuencia organizada?
El conflicto magisterial continúa. Después de los arreglos en Bucareli con la Sección 22 de Oaxaca y la 9 del DF —se habló de decenas de millones de pesos— han de querer lo mismo los líderes de Chiapas, Michoacán y Guerrero.
La población capitalina es víctima de permanentes agravios de los paristas y, al cabo de casi medio año, permiten el gobierno federal y el capitalino esa libertad para causar tantos daños.
Después de los bloqueos al Aeropuerto Internacional, los destrozos en la Cámara de Diputados, los saqueos a hoteles y restaurantes, los cierres en calles y avenidas, los ataques a embajadas y tantos otros desmanes, las autoridades del orden siguen cruzadas de brazos.
Pese a tantas diversas atrocidades, el gobierno capitalino convino con los paristas un reacomodo del plantón realizado en el Monumento a la Revolución, en torno al cual han quebrado decenas de negocios.
Ésa es una burla del jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, a los habitantes que supuestamente gobierna.