D. F. por Siempre!

 169 años de representarse en nuestra ciudad

 

Vivimos en  un mundo en el que todos

conspiran contra la memoria.

Tariq Ali  

 

José Alfonso Suárez del Real y Aguilera

Para la vida cultural de la ciudad, la obra del español José Zorrilla, Don Juan Tenorio, es un referente teatral íntegramente vinculado a nuestra tradicional Fiesta de Muertos.

Estrenada en el Teatro Nacional en 1844, la trama de la obra impresionó de forma tal a los espectadores que todos y cada uno de los personajes del drama se integraron al imaginario nacional.

Así los parlamentos de doña Inés de Ulloa, los de Brígida, de don Luis Mejía y de don Gonzalo fueron memorizados y recreados en barriadas y capitales de provincia de un México convulso por asonadas y guerras, para cuyos habitantes los días de fieles difuntos no se conmemoraban sin la representación del Tenorio, como parte del ritual fúnebre-festivo.

Será a partir de 1861 en el Teatro Iturbide —el de la calle de Donceles y en cuyo solar se fincó el edificio que ocupa la Asamblea Legislativa—  que se inicia la tradición de representar el drama de Zorrilla como parte del tradicional Día de Muertos.

Acredita la importancia simbólica de esta obra la cámara de don Salvador Toscano, quien recupera para la posteridad unas tomas de una función —tal vez de 1898 o de 1899—  de la puesta en escena del Tenorio protagonizado por el popular actor Paco Avilés.

No obstante su trama novohispana, el ingenio mexicano la adapta y la recrea como parte sustantiva del género chico, insertándola en el repertorio de las populares tandas de la primera década del siglo XX, legando argumentos como Don Juan Guarache o El Tenorio Maderista, antecedentes de una vertiente cómica inteligente y perspicaz.

Por ello sorprende e inflama al espíritu saber que la obra clásica de Zorrilla —con 169 años de representarse en nuestra ciudad—  no podrá ser disfrutada por los capitalinos, merced a uno más de los desaciertos de la Secretaría de Cultura, para cuyo responsable del Sistema de Teatros la puesta en escena del grupo Fénix Novohispano, que dirige Francisco Hernández Ramos, no tiene calidad para ser representada en el Teatro de la Ciudad, según la opinión del iluminador Ángel Ancona, quien descarta así el reconocimiento obtenido a lo largo de muchos años por esta compañía de teatro clásico.

Semejante afrenta a nuestros derechos culturales debe obligar a nuestras autoridades a revisar la política cultural que desde la Secretaría del ramo se está instrumentando, pues a simple vista los resultados son contrarios a los principios constitucionales y a las propias normas emitidas por la Asamblea Legislativa, que reconocen explícitamente nuestro derecho al disfrute de los bienes culturales, los cuales son pagados con nuestros impuestos, como es el caso del Teatro de la Ciudad.

Seguir manteniendo la visión que obnubila a la Secretaría de Cultura, es abonar a esa conspiración contra la memoria  de la que nos alerta Tariq Alí,  y que en este caso afecta a la cultura que es esencialmente capital social de la memoria.