Ballesta

Debemos lograr una mayor producción agropecuaria

Mireille Roccatti

El tema de la alimentación de la población es trascendental para el destino mismo de la humanidad. Es, además de importante, apasionante. Hoy en nuestro país, resulta toral entenderlo y diseñar acciones para enfrentar el gran reto de garantizar una alimentación adecuada para todos los mexicanos. Es necesario superar las discusiones dogmáticas sobre el contenido y alcances del derecho a la alimentación y poner el acento en la concreción de las políticas públicas diseñadas para atender esta prioridad nacional.

La crisis alimentaria está presente en México desde hace tiempo, su dimensión resulta medible con el crecimiento de los índices de desnutrición de la población, la disminución de ingesta proteica generalizada y la creciente población que sufre algún grado de pobreza alimentaria.

El hambre es la expresión más lacerante de la pobreza extrema. Cuando afecta a los niños pequeños genera daños físicos e intelectuales irreversibles.

El derecho a una alimentación adecuada no sólo engloba el de las personas que viven en condiciones de pobreza, también el de las personas que sufren de obesidad, debido al consumo excesivo de productos que no contienen los nutrimentos necesarios, comúnmente llamados comida chatarra.

La alimentación es un derecho fundamental, porque satisface necesidades básicas de los seres vivos, sin lo cual no podríamos sobrevivir, así lo reconocen muchos documentos internacionales que han sido incorporados al derecho mexicano.

Hoy, el mundo enfrenta una enorme demanda de alimentos.

Por primera vez en la historia de la humanidad, se cuenta con productos que pueden sustituir los combustibles fósiles como el petróleo, cuyos problemas de extracción, posible escasez regional y costos crecientes de extracción provocarán fuertes demandas de productos vegetales que lo sustituyan.

Esto incrementará la demanda de productos vegetales para transformarse en combustibles; así, las nuevas demandas aumentarán más rápidamente que la capacidad productiva de la agricultura.

En México, contamos con un marco jurídico regulatorio acorde con los compromisos internacionales signados por el país, que requiere adecuaciones para garantizar lo previsto en nuestra Constitución.

Tenemos también políticas públicas claramente definidas en el Plan Nacional de Desarrollo, con estrategias, objetivos y líneas de acción para concretar acciones de gobierno que permitan abatir la pobreza extrema, especialmente el hambre que sufren muchos mexicanos.

El desarrollo integral de la agricultura, la pesca y la ganadería es indispensable. Siguiendo recomendaciones de distintos organismos internacionales, entre ellos de la FAO, se procura hacer llegar más alimentos a la mesa de los hogares del país, mediante una política agroalimentaria cuyo principal objetivo es lograr una mayor producción de alimentos.