Leovani García Olivares
(Primera de dos partes)
La educación como herramienta eficaz para acabar con 168 millones de niños trabajadores en el planeta constituye un desafío para las 150 naciones que ratificaron su compromiso con la abolición de las diversas formas de empleo de la infancia.
Tal decisión fue fijada por los representantes de esas naciones participantes en esta capital de la III Conferencia mundial sobre el Trabajo Infantil, en la cual se reflejó el largo camino que queda por recorrer para lograr acabar con el empleo de mano de obra de la niñez.
En este encuentro se aprobó la Declaración de Brasilia, la cual revalida la voluntad de eliminar las peores formas de trabajo de infantes hasta 2016, reconocidas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), como son la esclavitud, la servidumbre, el trabajo forzoso y sexual.
La Conferencia abogó por garantizar el acceso a la educación gratuita, obligatoria y de calidad para todos los niños, así como la progresiva universalización de la protección social.
Para la ministra brasileña de Desarrollo Social y Combate al Hambre, Tereza Campelho, hay que transformar las escuelas y convertirlas en centros más atrayentes, así como implementar programas sociales y de transferencia de renta, como Bolsa de Familia que garantiza una mejor vida para más de 11 millones de hogares pobres.
La titular rechazó las políticas de algunas naciones que en medio de los problemas financieros, lo primero que hacen es recortar los gastos de los sectores sociales.
Las acciones punitivas son bienvenidas, más no resuelven el problema del trabajo infantil, subrayó al corroborar sobre la importancia de ejecutar políticas en beneficio de los menos favorecidos y darle continuidad.
Al igual que Campelho, el representante de la Organización Internacional de Empleadores, Octavio Bustamante, defendió la idea de fortalecer el papel del educador en la erradicación del trabajo infantil.
Abrazamos la causa de los profesores y es importante invertir en la formación de buenos maestros y pedagogos, apuntó.
Según datos de la OIT, cerca de 10.5 millones de niños laboran como empleados domésticos en casas de familia, y en ocasiones realizan actividades peligrosas, en régimen de esclavitud.
Las estadísticas de esta agrupación revelan que un 71 por ciento de esos niños son del sexo femenino.
A pesar de lo avanzado, el presidente de la OIT, Guy Rider, señaló que no cumplirán con la meta fijada hace una década de eliminar en 2016 las peores formas de trabajo infantil, como la esclavitud, la servidumbre, el trabajo forzoso y la explotación sexual.