IZQUIERDA HOY

 

Demandas ciudadanas

Miguel Barbosa Huerta

Lo dijeron los hombres de la Ilustración: “El Soberano debe tener las manos libres para hacer el bien y las manos atadas para hacer el mal”. Esta idea, acuñada en el Siglo de las Luces, en nuestros tiempos permite iniciar una reflexión respecto al tipo de reformas constitucionales y legales que los legisladores en las dos cámaras del Congreso de la Unión debemos impulsar.

Los partidos y los grupos parlamentarios expresamos visiones y tendencias políticas con agendas propias. El partido en el gobierno y el titular del Poder Ejecutivo aspiran a establecer reglas que le permitan un control efectivo de las áreas sustantivas del Estado de acuerdo con su estrategia y visión. Siempre existirá el riesgo de que en estas pretensiones del gobierno federal se impongan los deseos de concentración de poder y de un ejercicio discrecional del mismo. Cuando esto ocurre, el titular del Ejecutivo y su grupo cercano pueden fácilmente perder el panorama de los distintos puntos de vista y de la pluralidad social, con lo que se pueden generar tentaciones autoritarias y asumir decisiones unilaterales que excluyan a sectores importantes de la sociedad.

También existen demandas y aspiraciones que nacen y se desarrollan en la ciudadanía. Hablamos de la agenda de la gente, de las aspiraciones y anhelos de sectores importantes de la sociedad que pueden coincidir o no con las prioridades de los partidos y del gobierno. Estas demandas se refieren a aspectos cotidianos y de incidencia directa en la vida de las personas, de los padres de familia, de las mujeres, de los jóvenes, de los estudiantes o trabajadores, que no responden a un programa ideológico, sino a una necesidad inmediata. Muchas de estas visiones se expresan en formas de controles democráticos que tienen como objetivo modular el poder.

La concentración del poder público sin contrapesos genera inercias y prácticas que obstaculizan la consolidación de nuestra democracia y que no corresponden a la pluralidad de nuestra sociedad.

¿Cómo evitar esa concentración? Existen varios mecanismos que han probado su efectividad en regímenes y países con largas tradiciones democráticas; uno de éstos es la participación del ciudadano más allá del ejercicio del voto cada determinado tiempo. Me refiero a su opinión expresada en las diversas formas de democracia directa, como el plebiscito, el referéndum y la iniciativa popular, o bien en el fortalecimiento de la democracia participativa en las decisiones de políticas públicas.

El acceso a la información y el combate a la corrupción son dos de esas demandas que pueden expresarse como controles en el ejercicio gubernamental y parlamentario.

La actual legislatura tiene oportunidad de avanzar en estos dos temas. En materia de transparencia se aprobó una reforma que garantiza este derecho, y a la brevedad deben lograrse los acuerdos para la creación de la instancia nacional de combate a la corrupción.