Asunto de vida o muerte

Moisés Castillo

Ante la llamada guerra contra el narcotráfico, México se convirtió en uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo. En los últimos 13 años, 99 periodistas han sido asesinados y al menos 20 están desaparecidos. Los crímenes contra reporteros, editores y fotógrafos generalmente permanecen impunes. Según la organización Artículo 19, en el sexenio de Vicente Fox se registraron 22 muertes; en el de Felipe Calderón, 47, y en lo que va de la administración de Enrique Peña Nieto, tres. En delitos contra periodistas existe 91% de impunidad.

 

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La riña fatal

I.

Los nudillos de Christian Alberto López Bello estaban maltratados, tenía rota la muñeca derecha y la herida en el rostro, que le provocó un castillo de cemento, era terrible. La sangre espesa cubría su cara morena. El informe médico precisó que el reportero del periódico El Imparcial de Oaxaca murió por estallamiento de cráneo.

El periodista de la fuente policiaca se encontró al agente municipal de la ciudad de Oaxaca, Arturo Alejandro Franco Rojas, en el bar Cielito Lindo. La noche transcurría entre tragos, plática animosa y música de fondo. Christian Alberto se dirigió al baño y al ingresar rozó involuntariamente con el brazo izquierdo a un hombre que hablaba por celular. Éste se molestó y buscó al joven de 28 años de edad. Se insultaron por varios minutos hasta que el reportero no aguantó más y salió con el policía local del lugar. De repente notaron la presencia de varios sujetos, quienes los encañonaron a pocos metros del establecimiento.

Christian Alberto respiraba miedo. Sin darse cuenta ya estaba con Arturo Alejandro en una camioneta Ford gris. Ahí fueron golpeados e insultados. No podía creer que ahora él era el protagonista de una nota roja. Quería llorar y gritar pero era inútil. Estaba agachado, la cabeza entre las piernas y escuchaba las amenazas de aquellos sujetos que alardeaban con sus armas y acercaban el metal de las pistolas a los rostros de sus víctimas.

Era la madrugada del 17 de julio y la camioneta siguió la ruta hacia un paraje de la colonia Trinidad de Viguera, donde los cuerpos de ambos fueron encontrados sin vida. La Procuraduría de Justicia de Oaxaca localizó una casa de seguridad en esa zona de la capital y recientemente presentó a cuatro hombres como los presuntos autores materiales de los homicidios: Julián Ramírez Benítez, Gerardo García Flores, Rafael Martínez González y Aldo José Luis Tenorio Benítez; originarios del estado de Veracruz y posibles integrantes de una célula del grupo delictivo de Los Zetas.

Un día después del crimen, el diario El Imparcial de Oaxaca escribió en su editorial: “El asesinato de Alberto López Bello llena de luto y oprobio no sólo a la familia periodística de El Imparcial, sino al periodismo oaxaqueño y mexicano, haciendo cierta la tesis de que México es un país en donde el ejercicio periodístico es un asunto de vida o muerte. Ante esta situación, reiteramos el llamado a quienes ejercen este oficio con apego a los Códigos de Ética vigentes en sus respectivos medios, a mantener la unidad y no ceder ante las pretensiones de los poderes fácticos de inducir esta noble profesión por lo caminos sinuosos de la complicidad, conculcando los principios que dan vigencia al periodismo libre, oportuno y sin ataduras”.

Por su parte, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), de la PGR, dejó en manos de la procuraduría de Oaxaca la investigación del asesinato del periodista, luego de concluir que el crimen no está relacionado con su actividad periodística.

II.

Christian Alberto siempre supo que quería ser periodista. Su padre, Alberto Alfredo López Cruz, fue un destacado reportero de la vieja guardia y llevaba a su pequeño hijo a las redacciones de los periódicos y estaciones de radio donde laboró toda su vida. A raíz de la separación de sus padres, Christian Alberto creció con don Alfredo y aprendió que la nota se comienza a escribir desde el lugar de los hechos. Ésa fue la herencia que le dejó su viejo y que siguió sin titubear durante los cuatro años que estuvo en El Imparcial.

Su tío Adán López dice que se enteró del hecho trágico por las redes sociales. Comenzó a correr el rumor de que dos personas fueron ejecutadas por las riberas del río Atoyac, entre ellos un periodista de un importante medio impreso. Acudió al anfiteatro de la Cruz Roja y reconoció el cuerpo maltratado de Christian Alberto.

“Queremos llegar a la verdad. Se han escuchado una serie de rumores donde hay gente involucrada, como el dueño del bar. Esta situación va más allá, participaron más de dos personas y hay algo de fondo. Tenemos conocimiento de las notas que Christian trabajaba y hacía referencia a hechos de inseguridad que vive nuestra ciudad. Ése es el origen real del asesinato.”

La procuraduría de Oaxaca aseguró que los presuntos culpables del asesinato del reportero de El Imparcial también están involucrados en diversos homicidios que se registraron en el centro histórico y en la periferia de la capital, entre los meses de junio y agosto pasados. Estos hechos delictivos se registraron en antros como La Farola y en la Casa del Mezcal.

Christian Alberto dejó a su esposa y tres hijos. A cuatro meses del homicidio, el diario donde laboraba aún no puede concretar la pensión correspondiente y se ha desentendido de las obligaciones laborales, según explica Adán López.

“No trajeron ni un ramo de flores, nada más se paran el cuello de manera pública. El gobierno del estado sí dio para los gastos del funeral.”

Christian Alberto era alegre y disfrutaba llegar a la redacción y teclear a toda velocidad. Siempre cargaba un radio policiaco para llegar a tiempo al lugar de los hechos. Tenía la intención, con su padre y su tío, de crear una revista política que se llamaría Metrópoli. La urbe oaxaqueña.

La muerte de Christian Alberto fue un duro golpe para don Alberto, quien se encuentra muy enfermo: sufrió un infarto cerebral y al corazón. Sólo se escucha el latir del marcapasos.

 

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México el país más peligroso del continente para ejercer el oficio

Jaime González Domínguez es el primer periodista asesinado en el sexenio de Enrique Peña Nieto y su caso sigue impune. Él tenía 38 años y fue ejecutado sin piedad con 17 balazos de alto calibre 5.77 X 38, arma mejor conocida como matapolicías, ya que sus balas atraviesan chalecos y cristales blindados. Jaime era director del portal Ojinaga Noticias y el pasado 3 de marzo le quitaron la vida unos pistoleros en Ojinaga, municipio de Chihuahua.

El sitio web publicó brevemente: “Ejecutan al reportero director de este medio. Muy probablemente ésta sea nuestra última nota”. El portal describió el crimen como “una verdadera lástima” y “un atentado contra el periodismo”. La fiscalía de Chihuahua tiene sólo una línea de investigación: “es probable que le hayan querido robar su cámara, puesto que luego de ser asesinado lo despojaron de ésta”.

(Recomendamos leer el libro Tú y yo coincidimos en la noche terrible, donde puedes conocer las historias de los periodistas asesinados en México 2000-2012.)

http://nuestraaparenterendicion.com/tuyyocoincidimosenlanocheterrible/

Según Reporteros sin Fronteras, México es el país más peligroso del continente para ejercer el oficio. Además reconoció que el mapa general de las agresiones a la libertad de expresión se ha diversificado.

Los hostigamientos ya no vienen sólo del crimen organizado, más del 60 por ciento provienen de funcionarios públicos que se sienten atacados o exhibidos. Asimismo, registró un fenómeno que comenzó en 2011, cuando se contabilizaron 12 desplazados o refugiados en otras entidades, o el exilio de 14 periodistas que se encuentran en Francia, España, Canadá y Estados Unidos. Además la autocensura en Michoacán, Guerrero y Veracruz es evidente, ya que no se publica información de seguridad pública.

Ante esta realidad, el embajador de Estados Unidos en México, Anthony Wayne, destacó la importancia del periodismo en la consolidación democrática y en la relación entre ciudadanos-gobierno.

“Se está haciendo más difícil no sólo ejercer el periodismo, sino sobrevivir como periodista en el mundo de hoy. Éste es el caso de México, donde algunos periodistas han pagado el sacrificio más grande, han perdido sus vidas por hacer bien su trabajo: reportar la verdad.”

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) lamentó que sólo uno de cada 10 casos de agresiones contra periodistas se resuelve. Es decir, de los 143 casos registrados, 27 han sido consignados ante la autoridad judicial y de ese total en 12 se ha dictado sentencia condenatoria, por lo que existe alrededor de 91 por ciento de impunidad. Los ataques contra el gremio se han registrado principalmente en el Distrito Federal, Veracruz, Chiapas, Estado de México y Chihuahua.

De acuerdo con la organización Acción Urgente para Defensores de los Derechos Humanos, entre 2009 y 2012, 44 defensores fueron asesinados, 45 fueron desaparecidos y 309 fueron privados de la libertad. En 2010 se documentaron 139 agresiones contra periodistas y 21 medios de comunicación en 25 estados del país. Estos datos fueron presentados en el Examen Periódico Universal (EPU) ante el Consejo de Naciones Unidas, en Ginebra, el pasado 23 de octubre.

Hay que destacar que durante el segundo EPU, las agresiones en contra de periodistas y defensores de derechos humanos fue el tema que más pronunciamientos generó. De las 180 recomendaciones, 30 se refirieron a este problema que ya había sido abordado en 2009.

En el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa, México fue reprobado por el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). México, Colombia y Brasil están en la lista de doce países con elevado índice de impunidad en casos de periodistas asesinados. Irak, Somalia y Filipinas encabezan ese listado negro difundido por el CPJ.

También el CPJ afirmó que en ninguna otra parte del mundo han desaparecido tantos periodistas como en México. En su informe Ataques a la Prensa presentado ante la ONU precisó que 12 reporteros se encuentran desaparecidos, de los cuales al menos nueve fueron reportados en esa situación durante los seis años del presidente Felipe Calderón.

Los periodistas mexicanos recorren un camino de violencia e impunidad. Tal y como lo dijo el periodista estadounidense Jon Lee Anderson en el seminario internacional El estado del periodismo y los medios: “cuando el criminal se siente impune, sigue actuando. Como Caro Quintero, que es buena señal para los demás”.