Entrevista a Marco Rascón/Fundador del PRD
Irma Ortiz
La propuesta de no reformar los artículos 27 y 28 por parte del PRD y de Cuauhtémoc Cárdenas no significa un candado sino una llave para abrir y generar, desde el gobierno, una actitud flexible que logre puntos de acuerdo que permitan revisar los aspectos que realmente le interesan al país, no a las fuerzas políticas; si se impone ese espíritu, se avanzará, asegura a Siempre! Marcos Rascón, analista, uno de los fundadores del Partido de la Revolución Democrática, quien destaca que hoy se padecen las consecuencias de muchos vacíos, incompetencias y la incapacidad de construir acuerdos nacionales.
Para el exdiputado federal, la presencia de Cuauhtémoc Cárdenas al frente de los destinos del PRD permitiría una recomposición de ese partido siempre y cuando existan realmente reformas profundas a los estatutos, o, de lo contrario, quien encabece la dirigencia deberá negociar a diario hasta con quien hace las fotocopias.
La izquierda da su lucha contra la reforma energética y también el PRD, ¿cuál es la situación?
Un punto de acuerdo general es la idea de que no puede haber una reforma constitucional que ponga en peligro un patrimonio tan importante para el desarrollo del país como sería la energía, el petróleo. Hay un cierto consenso de que no se pueden reformar los artículos 27 y 28 constitucionales por las implicaciones, la legislación secundaria y la reglamentaria, sobre todo porque cambiaría al papel que tiene Pemex, que se acercaría más a lo que sería el beneficio a los intereses privados, que al espíritu por el que fue expropiado el petróleo.
Dejando esa parte, hay diferencias; una muy clara es que, mientras la propuesta del ingeniero Cárdenas con el PRD plantea no a la reforma constitucional al 27 y al 28, al mismo tiempo hay una propuesta sobre Pemex y todo lo que sería el esquema con el que funciona la explotación del petróleo, la refinación, la distribución, la petroquímica y las industrias secundarias derivadas del petróleo, que se deben reformar pero no privatizar.
Sin embargo, hay otra parte de la izquierda que tiene un comportamiento con respecto no sólo a lo energético sino a cualquier tipo de reformas, incluyendo aquéllas por las que hemos peleado: decir no a cualquier reforma, además de que hay un ánimo de descalificar la posibilidad de acuerdos.
La idea de no reformar significa hacerle el favor a los intereses que han usufructuado el petróleo de manera indebida, que generan esquemas de corrupción o discrecionalidad o que han obtenido beneficios no legales por la vía de la explotación del petróleo. Tiene que ver con el sindicato o con el papel que desempeñan dirigentes del sindicato petrolero con la idea de irresponsabilidades o actuaciones de cierto tipo de intereses privados.
Con base en eso, hay una gama de reflexiones que deberían ser evaluadas y ser parte de la reflexión nacional sobre qué intereses privados o particulares hoy pretenden tener acceso a la explotación o a la participación en actividades del petróleo, que no han sido eficientes en otro tipo de esquemas. Lo vemos hoy en las autopistas de la red carretera, que dejan mucho que desear, ver el papel de este tipo de intereses en el manejo de concesiones, lo mismo que en telecomunicaciones, en los términos de la calidad de contenidos con los cuales se transmite y que son concesiones de interés nacional, que dejan mucho que desear.
Esa voracidad, independientemente de la calidad, que si la aplicamos en la explotación del petróleo sin ningún tipo de reglas y sin claridad puede traer consecuencias graves.
Esta puerta, que es mayoritaria en el país por estos antecedentes, fomenta una situación donde la precaución o la reserva es seria y está fundamentada con respecto al petróleo, particularmente. Los mexicanos tenemos esa percepción.
La propuesta que sostiene el PRD, hecha por el ingeniero Cárdenas, tiene dos cosas importantes: uno, el manejo de excedentes petroleros. Si hoy el Congreso aprueba en 80 dólares el precio del barril y está en el mercado a 110, esos 30 dólares deben estar etiquetados y reglamentados, que se traduzcan en más recursos en educación, avance tecnológico, investigación. Otra parte sería para que sobreviva Pemex y sea eficiente el cambio de su régimen fiscal. Donde está el punto de conflicto es en esta reforma al 27 y 28 constitucional.
Hoy vemos una izquierda enfrentada, una parte donde dice revisemos y otra parte donde dice a todo no, y todos son traidores…
La posición era rentable, y más cuando una parte de la izquierda ha estado en su lucha por el registro como partido; de pronto todas las manifestaciones que hubo (dos en Reforma y otra que llegó al Zócalo, de Morena) que echaron toda la carne al asador antes de que empezara la discusión, y a lo mejor su esfuerzo y su voluntad en el tema del petróleo era un medio y no exactamente el fin de lo que se planteaba.
Una lucha por ver quién encabeza la marcha contra la reforma energética
Eso se planteó, pero ya están en otra tarea; conseguido el registro por la asamblea, el tema se volvió hasta secundario o, por lo menos, no lo veo con la asiduidad que estaba hace unas semanas. En otro contexto, creo que el PRD ha trabajado por esta estrategia importante, mantener como un seguro el tema de la consulta vinculatoria. ¿Qué significaría?, que si no hay un acuerdo en el asunto de la reforma, si el PRI y el presidente Peña Nieto no retiran los artículos 27 y el 28, va a quedar inconcluso hasta 2015. No sé quién quiera invertir de aquí hasta 2015 sabiendo que la reforma puede ser reversible; nos vamos a quedar en stand by, hay un margen grande.
Este seguro es importante, no es un candado sino una llave para abrir y generar también, desde el punto de vista del gobierno, una actitud flexible para que, donde se haga el punto de acuerdo, sentarse y revisar cada uno de los aspectos que le interesan al país, no a cada fuerza política, sino lo que le interesa al país. Si se impone ese espíritu, creo que se va a poder avanzar bien.
Congreso PRD y la lucha por la dirigencia
Se alinean muchas cosas, en esto le ha dado cuerpo y le ha dado consistencia al PRD, lo ha unificado en términos de la visión de no privatizar y sí reformar. Escuchar, debatir; el ingeniero Cárdenas ha dicho: donde nos llamen vamos y discutimos, y ha sido consecuente, ha ido al Senado, a todos los foros, ha presentado su propuesta, que está respaldada por el partido. En este Congreso, es ver cómo meter a PRD, es como meterlo al taller de alineación y balanceo, porque hay que hacerlo desde el papel del PRD y el vínculo con el gobierno de la ciudad, así como mantener y sostener el respaldo de la estrategia tomada por la dirección del partido en cuanto a la participación del Pacto por México y el resultado de las reformas.
En el asunto energético hay un punto de acuerdo por lo menos hasta este momento dentro del PRD, que es el no a las reformas del 27 y 28, pero sí a la reforma. Si el gobierno retira esta propuesta obligaría a que el PRD se tuviera que sentar a ver, ahora sí, la ley secundaria y la ley reglamentaria, a contemplar tanto las visiones de otros partidos con la que tiene el PRD, y lo que puede unificar es que se pueda demostrar cuál es la propuesta que pueda representar el interés nacional.
En este Congreso, si se aprueba la reforma a los estatutos, Cuauhtémoc puede volver a contender; ¿qué significaría para el PRD, para la izquierda, su retorno?
Hoy se discute la visión de distintos grupos y corrientes dentro del PRD de recurrir a una reserva estratégica, es como irse a aguas profundas, porque ya por tierra están bastante agotadas. El tema es cómo mantener la unidad, cómo mantener una recomposición, cómo abrir el PRD, y hay una limitante para cualquiera que pueda ser el presidente que pasa como “tema secundario”, y es que si no hay una reforma de estatutos que le dé fuerza a quien dirija el partido, quien esté al frente deberá negociar a diario hasta con quien hace las fotocopias. El esquema está agotado y hay una cierta conciencia.
Me da la impresión de que para este Congreso se manejan consensos, pero me temo que la reforma estatutaria no es de la profundidad que se requiere o todavía hay mucho jaloneo. Para cualquiera que se presente como presidente del partido, será una limitante, sea incluso de una misma corriente que se imponga, como el caso de la izquierda, con Navarrete, con Marcelo o cualquiera. Una de las resoluciones importantes de este Congreso es que se necesita un congreso extraordinario para ir a la naturaleza misma del estatuto, que ahora está cruzado por el tema de las reformas, por la estrategia que tiene que ver con el Pacto por México, por el papel que se juega de manera positiva en las reformas hacendaria, telecomunicaciones, educativa y demás. Sin embargo, en la revisión interna de cuál es la situación orgánica y cuál va a ser la estructura futura que sustituya a ésta, que ya está agotada, va a requerir una segunda etapa.
¿Posibilidad de una candidatura de unidad?
En el caso de cualquiera de los otros candidatos no hay posibilidades, la única candidatura que puede ser de unidad es la de Cuauhtémoc, que se está planteando por las implicaciones que tiene, por la estrategia y la representación, sobre todo, en la reforma energética. Hay que hacer una recomposición y un reagrupamiento de intelectuales, de mucha gente que ha salido de la actividad política vinculada al partido, por el desgaste y la cerrazón de las corrientes que francamente han impuesto las fracciones parlamentarias tanto en la Asamblea Legislativa como en la Cámara de Diputados y en el Senado, lo que ha hecho que no se tengan los resultados que se tenían en otros tiempos, incluso cuando la izquierda tenía hasta menos representatividad; pero intelectualmente, programáticamente estaba más a la vanguardia que lo que se tiene actualmente. Hoy sin embargo hay un método, pero se tiene que buscar una recomposición de la presencia del propio partido hacia dentro, como resultado del propio voto.
¿Qué podemos espera de Morena y de López Obrador?
Se van a preparar para poder obtener su dos por ciento garantizado para hacer un partido con registro; su asunto es el 2015, que puede tener implicaciones fuertes aquí en la capital, porque, cualquiera que sea el cálculo, va a haber una división del voto de la misma izquierda en 2015, incluso porque en esta primera elección ellos no pueden ir en alianza con nadie, tienen que sacar solos el dos por ciento; pero en las implicaciones aquí en el Distrito Federal, me imagino que el PRI y el PAN estarán haciendo su cálculo y estarán bastante contentos con el registro de Morena.
El asunto está en que ellos lo ven más bien en función de su interés particular, con la justificación de que después ya nos van a salvar a todos, empezando por el petróleo; pero al mismo tiempo está lleno de vericuetos, y uno de ellos ha sido el desgaste que se ha estado viviendo en las últimas semanas o meses en el Distrito Federal, que la ciudad tiene un carácter solidario; esta conciencia de ser la capital y la expresión de todos los conflictos y problemas que hay hacia el interior del país creo que se ha vivido durante muchos años, no es nueva, sin embargo creo que también hay un cierto cambio con respecto a muchos de los movimientos que llegan, son recibidos, hay solidaridad y, sobre todo, ha habido corresponsabilidad en la solidaridad mutua entre los que aquí vivimos y los que llegan; y otra es el asunto de decir: la estrategia para obligar a una negociación es paralizarles la ciudad. Ese problema no se ha entendido y ha generado conflictos también hacia dentro mismo de los sectores progresistas democráticos vinculados, con visión social, con muchas cosas, con decir tienen derecho a venir y arruinar; creo que es la estrategia de lo que fue el conflicto de Oaxaca de la APPO.
Decir: tomamos la ciudad y que no camine nada, pero eso ha ido generando una polarización muy grande, unos la minimizan y dicen que es una cuestión mediática, y un punto de inflexión importante fue el asunto de Tepito. No me han podido explicar en qué momento, de ser el barrio conceptualizado como bravo, donde campea la piratería, de pronto se convirtieron en los héroes de la ciudad. La izquierda en este asunto debería ser más proactiva y plantear que, si el espacio es público, la negociación también tiene que serlo.