Liturgia

La amarga frustración de carecer de apoyos

Teodoro Barajas Rodríguez

Vivimos bajo los efectos demoledores del crimen, registramos tragedias que pulverizan el tejido social y la zozobra esparce sus alcances en tantas regiones del territorio nacional que la respuesta gubernamental no puede limitarse a enviar sólo más efectivos policiales para medir una capacidad operativa ineficiente e innecesaria; no, el asunto debe pasar necesariamente por áreas más importantes, como el impulso a la cultura, las artes y el deporte.

La promoción cultural constituye una válida opción para evitar la hecatombe, retornar por el camino de lo sensible para alentar otros escenarios y establecer un enfoque sistémico, tener arte en las calles, deportes en el barrio. Por ello no asimilo que se haya previsto un recorte presupuestal del gobierno federal para el ejercicio fiscal del año 2014, el cual se definiría ya.

Vivimos días aciagos, sobresaltos que se instalan cotidianamente en Michoacán, Tamaulipas y otras entidades secuestradas por la intranquilidad detonada por los grupos que delinquen un día sí y otro también. Por ello resulta contradictoria la intención de reducir los recursos para la cultura, cine, artes y deporte.

En materia deportiva nuestro país no es una potencia, tal parece que este ámbito se reduce al fútbol, propiedad de grandes consorcios empresariales que aplican cuantiosos recursos, pero sólo como negocio y promoción. El deporte no registra verdaderas políticas de estado como sí ocurre en otros países, Cuba por ejemplo, los triunfos en competiciones suelen pasar por el esfuerzo individual o colectivo de manera excepcional, recién lo demostraron los pequeños equipos mexicanos que ganaron en los mini Mundiales de Baloncesto, gallardos grupos, hombres y mujeres que realizaron un sublime esfuerzo dando muestra de pundonor.

Las universidades deberían disponer de mayores recursos para la difusión cultural; en otros países así sucede, en Europa por ejemplo, ese vínculo con las artes es natural, de hecho se trata de una función sustantiva en las instituciones de educación superior. Evidentemente requieren mayores recursos, aunque la tendencia ha sido a la baja en los últimos años.

Desconozco los motivos que inciden para pretender disminuir los presupuestos de esa manera tan insensible en el ámbito cultural, no es la mejor opción en un país desangrado, en el que la impunidad se empodera para provocar pánico. Es mejor opción proyectar conciertos que contribuyan a sosegar el clima y las emociones, promover a lectura y escritura con el objeto de incentivar la creación juvenil para forjar otro tiempo bajo un signo diferente.

Cultura en las calles, animación y creación artística,  para que el talento no se encajone en la amarga frustración al carecer de apoyos.

Se estima que el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes tenga una reducción hasta de un 44 por ciento y la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte por un 43 por ciento.