Expectativas para el futuro de México
Julio A. Millán B.
El primer año del presidente Enrique Peña Nieto ha dejado sabores dulces como agrios. En los primeros, ubicamos las gestiones favorables y que han creado expectativas positivas hacia el futuro, las cuales deben ser fortalecidas. Entre los segundos, están los retrocesos, indefiniciones y gestiones fallidas, que necesitan de ajustes, si se quieren concretar los objetivos y compromisos planteados.
El Pacto por México es un logro quizás sin precedente. El acuerdo privilegia coincidencias sobre temas clave, y establece una hoja de ruta para la instrumentación de las reformas planteadas.
Otro importante acierto ha sido el dinamismo en política exterior. La administración se planteó consolidar México como actor estratégico en el escenario internacional y ha dado pasos importantes. Destaca el acercamiento con la región Asia-Pacífico, sobresaliendo el relanzamiento en la relación con China. La política exterior es una herramienta fundamental para la atracción de inversiones y visitantes.
En materia de crecimiento económico, las expectativas que se formaron por las reformas y el Pacto, que planteaban un prometedor 3.5 % para el 2013, se fueron moderando con el peso de las circunstancias, para terminar en un magro 1.3 a 1.4 %. En este contexto, es importante señalar cuáles son esas circunstancias.
La economía mexicana está atrapada en un triángulo perverso. Por un lado, las reformas han generado en ciertas esferas tal desazón que inhibe la valía de largo plazo de las mismas. El resultado es un ambiente de incertidumbre que ha detenido, al menos momentáneamente, las inversiones privadas nacionales. Por otro lado, la inexplicable dilación en la aplicación del presupuesto de 2013, que propició importantes subejercicios durante periodos clave.
El tercer componente es la situación internacional que aún no tiene visos de mejorar en el corto plazo. Por el contrario, se ha generado un entorno más agudo de incertidumbre, por el rumbo que puede tomar la política monetaria en Estados Unidos. Por ello, el entorno del siguiente año es de cautela en las inversiones productivas y de alta especulación, lo que ha inhibido el accionar de la política económica del gobierno federal. Ligado a lo anterior, la débil generación de empleo formal durante los primeros tres trimestres del año es una señal indiscutible de que las políticas de reactivación no se han materializado.
Reto importante ha sido la seguridad pública. La estrategia en contra del narcotráfico, iniciada hace años y tácitamente continuada, no ha podido revertir la inercia de violencia que se registra en todo el territorio nacional, lo que arrastra costos sociales y económicos.
Esto ha impactado la inversión nacional y extranjera, el turismo local y el foráneo en varios destinos, entre otras actividades. Ante ello, es una prioridad absoluta de corto plazo el diseño de una nueva estrategia, acompañada de un marco jurídico sólido, para las instituciones involucradas.
