Charla con Maruan Soto Antaki/Autor de Casa Damasco
Eve Gil
Casa Damasco (Alfaguara, México, 2013) es la primera novela de Maruan Soto Antaki (Ciudad de México, 1976), pero es también una de las novelas mexicanas más desconcertantes y genuinas de los últimos años. Cuando su autor empezó a escribirla, Siria, país que también es el suyo por conducto materno —como en el caso de Wissam, la protagonista, mexicana-siria— no tenía el protagonismo mediático que tiene actualmente. La violencia desatada en esta historia es, entonces, una ficción que se ha transformado, por desgracia, en literatura en tiempo real, algo tremendamente inquietante para quienes se asoman.
Cineasta de profesión, Maruan confiesa que, si bien la literatura siempre ha sido su gran pasión, optó por otra carrera que le permitiera narrar de otra manera, y todo para marcar distancia con su madre, la prestigiada filósofa y escritora Ikram Antaki (1948-2000).
Comunicación con el lector
“Aunque la mayor parte de la obra de mi madre era filosófica, había algo narrativo en medio. Yo necesitaba contar algo que me colocara lo más lejos posible de ella —confiesa el autor, que posee la misma mirada intensa e inteligente de la inolvidable autora—. Con mi madre me llevaba muy mal, fatal, y de hecho no la empecé a leer sino hasta que cumplí diecisiete años y me fui a vivir a Damasco, y la empecé a leer porque ya llevaba como un año y medio viviendo en Siria, leyendo revistas viejas en la lengua local, pensando solo en aprender árabe. Para no volverme loco, lo único que tenía a la mano en español eran los libros de mi madre. Fue entonces que empecé a escribir y me encuentro muy cómodo haciéndolo porque, a diferencia de la dirección de cine, que fue lo que estudié [en el CUEC de la UNAM], es algo muy personal y hasta cierto punto egoísta, aunque lo que buscas es comunicarte con alguien, que en este caso es el lector.”
Respecto al proceso de escritura de Casa Damasco, que ha provocado sensación entre lectores y críticos, Maruan señala:
“Cuando firmé con Alfaguara, originalmente publicaría otra novela primero, pero les pedí cambiar el orden porque necesitaba salir de esta novela. En Siria yo tenía amigos, familia, varios primos viven allá, mi madre me dejó una casa, estaba el departamento de los abuelos. Nadie imaginó que el conflicto se extendiera por tanto tiempo. Me preguntaban qué sucedía allá y yo respondía de manera muy analítica, hasta que llegó la noticia de un coche bomba que estalla en un estacionamiento de Damasco, y reconozco en las noticias el edificio donde vivían mis abuelos. Ya no podía hablar igual respecto a lo que sucedía en Siria porque el conflicto me había alcanzado.”
Los Al Assad, barbaridades inenarrables
Nadie imaginaba, al momento de escribir Maruan esta novela, que aquel conflicto rebasaría los dos años y medio y surgiría riesgo de intervención de los Estados Unidos, aunque el autor conoce bien al régimen y las bestialidades de las que son capaces.
“Hafez al Assad, padre del actual gobernante, Bashar al Assad —dice Maruan—, llegó a hacer barbaridades inenarrables, y decidí mezclar un poco aquel mundo con este para que quedara clara la evolución de la violencia, así que mucho de lo que escribí como ficción en la novela, en este momento aparece en los noticiarios. Pero así como llevé el realismo al extremo, opté por un final esperanzador, en un futuro no sé qué tan cercano. Espero que también en este punto se cumpla un poco.”
Wissam, la protagonista, es hija de una siria nacionalizada mexicana que vive en la frontera norte, y de un sociólogo mexicano al que nunca conoció, lo cual contribuye a que se sienta más apegada a la cultura materna. Aunque en esto no se asemeja a Maruan, tienen muchos puntos en común, empezando por lo más relevante de su personalidad: ambos son mexicanos, de raíces sirias, presenciando el conflicto en el aquel país.
Wissam se enamora de Jehad, quien representa justo lo que ella más odia, pero como el propio Maruan señala, este personaje, inspirado en alguien real, es una mezcla de lo mejor y lo peor de su cultura.
“Jehad surge de un hombre que se llama Jehad. En Siria era muy complicado vivir la vida práctica porque desde entonces tenía muchos bloqueos económicos. No vivían como los sauditas, por poner un ejemplo. Cada cosa te exige pasar por un proceso burocrático espantoso y todos los productos llevan el nombre del dictador. El Jehad real también era un muhabarack que desaparecía por cuatro meses y nadie se atrevía a preguntarle dónde había estado porque no querían escuchar la respuesta.”
“En algún momento —agrega Maruan— el verdadero Jehad me llamó a México para suplicarme conseguirle asilo político junto con sus dos hijas. Encontramos la forma de traerlo a México pero desapareció durante varios meses, y luego me marcó sin responderme la llamada, con lo que me indicó que estaba con vida.”
Bashar al Assad, actual gobernante de Siria, dista años luz de ser el prototípico dictador, empezando porque no es militar. Las fotografías muestran a un hombre que aparenta, incluso, ser bondadoso y sereno… ¿quién es, en realidad, ese personaje tan enigmático?
“Él había elegido alejarse totalmente de la política —explica Maruan—. Su padre llega al poder, a principios de los setenta, a través de un golpe de Estado, con el apoyo mayoritario de la población. Se transforma un poco en «el libertador», pero terminó siendo una bestia. Este dictador decide que su hijo mayor lo suceda en el poder, y éste tenía cualidades que le resultaban atractivas a los sirios, pero también un enorme defecto: le gustaba correr autos y murió en un accidente a bordo de un Mercedes Benz.”
“Pero este loco —agrega— tenía dos hijos más, el que seguía al mayor era La Bestia, sin escrúpulos, un salvaje, que no vaciló en matar a su cuñado durante una fiesta de un balazo e hizo asesinar al primer ministro libanés hace algunos años. Hasta su propio padre comprendió que no sería prudente entregarle el poder. Pero entonces solo le quedaba el hijo menor, y éste, en aquel momento, era un optometrista radicado en Europa, casado y feliz. Se vio obligado, sin embargo, a tomar el lugar de su padre, y en su momento gozó de gran popularidad porque se le veía como alguien progresista y más cercano al pueblo. Además, no era militar. Y tras treinta años de régimen militar tuvieron esperanzas con él, pero al final… hijo de tigre. Yo lo veo, sin embargo, como un tipo impresionantemente débil que trae a cuestas no solo la sombra del padre, sino la del hermano, y se rumorea fuertemente que el ataque con armas químicas contra civiles no fue ordenado por él, sino por Maher, el hermano psicópata. No se trata de un régimen de una sola persona. No es un Franco, un Hussein, sino un grupo de personas.”
Lo que viene
En 2014, Maruan Soto Antaki publicará otra novela sobre la identidad y la pertenencia: un hombre llega a México refugiado de la guerra civil española, y a diferencia de la mayoría que encontraron fortuna, se encuentra en la miseria. No llega a la ciudad de México sino a un pequeño pueblo, con un cine al aire libre. Quiere ser actor y se topa con que todos los intelectuales, incluidos cineastas y actores, son del partido comunista, y asume que él tiene que integrarse también, y termina siendo un criminal buscado por la policía.
