Davos
Mireille Roccatti
En la villa alpina de Davos, a 1560 msnm, con gélidas temperaturas se efectuará la conferencia anual del Foro Económico Mundial fundado en 1971 con visión europea y que en 1987 insertó sus análisis a la emergente nueva globalidad. Esta reunión —que recibe a los 2 mil 600 líderes mundiales más relevantes de los gobiernos, las empresas globales, el mundo académico y la sociedad civil— abordará este año la remodelación del mundo y sus consecuencias en la sociedad, la política y los negocios.
El desenlace y las conclusiones de la reunión en Davos, como en ocasiones anteriores, incidirán en el diseño de políticas públicas de todos los países del mundo, la cooperación concertada de todas las naciones del orbe en la atención de problemas comunes como la pobreza o el cuidado del medio ambiente.
El tema central volverá a ser la crisis global que afectó el último lustro a casi todo el mundo. El fracaso financiero sistematizado, que generó la debilidad financiera de las grandes economías, la al parecer inacabable recesión de la eurozona, el abismo fiscal estadounidense y el calentamiento global que pone en riesgo al planeta mismo.
El redimensionamiento, reconfiguración o remodelación del mundo habrá de producirse en el marco de la hiperconectividad de la era de la información. Es una realidad que terminó la predominancia del mercado y los Estados deberán retomar su imperio regulatorio, todo ello en mundo complejo, diferente, distinto al de los grandes bloques económicos surgidos a raíz del desplome del mundo bipolar al fin de la guerra fría. El tema es de muy alta importancia. Se trata de construir la nueva gobernanza mundial.
En este escenario, México está obligado a desempeñar un papel importante, recuperar el liderazgo regional perdido y convertirse en un importante jugador global. La participación del presidente Enrique Peña Nieto será muy importante para entender y actuar en el complejo momento de las nuevas relaciones geopolíticas que se tejen en el mundo: la recuperación por parte de Rusia de su esfera de intereses; la siempre compleja situación del Medio Oriente; la coyuntura en Irán e Irak; la carrera nuclear de Corea del Norte; la creciente influencia mundial de China y de la India, la revolución en los países árabes, entre otros fenómenos.
México mismo vive una coyuntura que puede y debe proyectarnos a un mejor futuro como país, permitiéndonos construir mejores condiciones de vida para todos los mexicanos, cerrar la brecha de pobreza inaceptable para más de la mitad de nuestra población, terminar con la pobreza alimentaria, generar empleos y, sobre todo, no perder o llegar tarde al tren de la historia. El presidente Peña Nieto llegará a la reunión con las alforjas llenas de las reformas logradas en su primer año de gobierno: educativa, telecomunicaciones, competencia económica, financiera-fiscal y señaladamente la energética.
Las perspectivas de crecimiento económico global y la recuperación de la economía estadounidense indican que podemos entrar en una espiral de crecimiento del orden de entre 3 y 3.9 para este año y un ligero margen superior para 2015. Los retos y desafíos están claros: astringencia crediticia, alza inflacionaria, lenta generación de empleo y pérdida de poder adquisitivo de los salarios, insolvencia de los deudores, restricción de la demanda; para enfrentarlos y vencerlos se hicieron las reformas. El futuro parece promisorio.