Imperativo

Teodoro Barajas Rodríguez

Recuperar el tejido social es el imperativo en Michoacán tras los días complejos que ya resultan incontables por la amplitud de la cifra en materia de inseguridad, el asunto no pasa exclusivamente por la fuerza pública y el apremio coercitivo sino por otras pautas que bien pueden contribuir para lograr otro diseño y distinto contenido.

Las actividades culturales, deportivas y recreativas deben jugar un papel preponderante para ser vinculantes con la sensibilidad, soplar otros vientos que refresquen a una ciudadanía atónita ante lo sucedido en los últimos tiempos que se inscribe como un tramo oscuro en la historia reciente.

Evidentemente son muchos los yerros, no se debe soslayar el miedo y una agria descomposición, aunque todo ello no implica el abatimiento de los michoacanos porque la gran mayoría produce, transforma, alienta y coadyuva desde su trinchera.

Autodefensas, cárteles, actores sociales involucrados en el trance del momento figuran, el gobierno federal envió un comisionado para coordinar los trabajos en materia de seguridad, prevención y recuperar el tejido social, más allá de las interpretaciones que conciernen a la hermenéutica lo que se desea son los resultados que generen el retorno de la certidumbre.

Hace más de una década Michoacán comenzó a padecer flagelos que se acumularon hasta llegar a niveles exponenciales, no es autoría de un partido o un solo gobierno.

Nuestra realidad es compleja, los signos de nuestro tiempo se han escrito con muerte, miedo, rabia e impotencia. Se invoca la justicia, se habla de la ilegalidad para combatirla, todo parece escrito con argumentos del absurdo.

Grupos de autodefensa tomaron la bandera del hartazgo en una sociedad socavada por la delincuencia, abandonada por los partidos políticos que sólo piensan en pedir el voto, lo demás no les importa, la ausencia gubernamental fue evidente y de facto se impuso la ley del más fuerte, la negación del derecho.

Con todo ello se dio pauta a la ley del Talión, aquel antiguo ordenamiento jurídico aplicado en el Medio Oriente se volvió una realidad, con ello se transgredió el orden legal imperante —en teoría— para erosionar más el maltrecho tejido social. Los argumentos de los grupos de autodefensa en muchos sentidos están fincados en la razón pero no en la ley, porque perseguir delitos y delincuentes es exclusivo del estado mexicano.

El asunto de la inseguridad en Michoacán es un tema de interés común, porque los afectados con esa ola de quebrantos a la ley son de todas las denominaciones ideológicas, creencias religiosas, intereses, condiciones sociales; todo ello está por encima de los minúsculos intereses de la oligarquía partidaria que es acrítica de sus propios gobiernos, en muchos casos apuestan al fracaso de las administraciones de otra extracción porque puede ser el motivo de la próxima victoria electoral, así de reducida y mezquina es la visión en muchos agoreros del desastre, partidarios del caos.