Ya se pudo en el pasado
El más terrible de los sentimientos
es tener la esperanza perdida.
Federico García Lorca
José Fonseca
Terminada la lucha armada de la Revolución, los sucesivos gobiernos pusieron en marcha innumerables cambios sociales, económicos y políticos.
Durante casi tres generaciones del siglo pasado, México vivió una época no sólo de estabilidad, sino también una época durante la cual se construyeron instituciones y se pusieron en marcha programas que hicieron de la república una sociedad con permeabilidad social.
Esa permeabilidad social, con los instrumentos del crecimiento económico y la educación pública hizo posible para millones de mexicanos el ascenso en la escala económica y social.
Así, cada nuevo gobierno recibía el bono de la esperanza de los ciudadanos, cuyas expectativas no siempre se cumplieron.
La alternancia de la presidencia y la consolidación de la democracia abrieron inusitados espacios de participación política; pero en lo económico y lo social se perdió la porosidad que facilitaba la permeabilidad social.
Se dejó arraigar a problemas de la educación pública, lo cual favoreció esa pérdida de permeabilidad social, pues hasta Ernesto Zedillo, los presidentes de la república y los principales cuadros de gobierno y administración pública se prepararon en instituciones de educación pública.
Esa es la importancia de las reformas aprobadas durante 2013. La posibilidad de devolverle a la sociedad mexicana la movilidad social que mantuvo durante casi la mitad del siglo pasado.
Dichas reformas renuevan la esperanza a una sociedad agobiada por los enconos políticos que han intentado sembrar la desesperanza entre los mexicanos. Y a veces hasta la desesperación.
Es cierto, aún tiene vigencia el diagnóstico de Morelos: “hay que moderar la indigencia y la opulencia”, pero también lo es que los caminos de la esperanza pasan por transformaciones sociales, económicas y políticas que apenas se han iniciado.
La exigencia debe ser a que la sociedad mexicana recupere la permeabilidad social, que vuelva a ser la sociedad de oportunidades que hace tiempo fue. Se pudo en el pasado, no hay razón para que no pueda hacerse ahora.
Si no se consolidan las transformaciones sociales, económicas y políticas, se corre el riesgo de que al desaparecer los espacios para la movilidad social, sólo haya un reciclaje de las élites y se pierda la esperanza de atender el vigente diagnóstico de Morelos.
jfonseca@cafepolitico.com
