Impacto económico regional
Julio A. Millán B.
La industria maquiladora y manufacturera de exportación ocupa un lugar muy relevante en la estructura productiva de la economía mexicana. Considerado como un sector, éste contribuye con la mayor parte de las exportaciones no petroleras, representando un núcleo del crecimiento y del dinamismo del sector externo no financiero.
Si bien la maquiladora surgió en 1965, no es sino hasta la década de los ochenta con la apertura comercial y, sobre todo a partir de mediados de los noventa, con la firma del TLCAN, que la industria maquiladora ha sido impulsada por el gobierno como la principal vía de inserción internacional de la economía mexicana y como herramienta para modernizar el tejido productivo mexicano.
En el contexto nacional, la industria maquiladora ha sido una importante fuente de empleos, en particular en la región fronteriza norte, donde comenzó. Cabe recordar que en 2007 se creó la industria maquiladora, la cual en 2013 reporta 5 mil 96 plantas y poco menos de 2.1 millones de personas ocupadas, cerca del 50 % de los empleos registrados en el IMSS en la industria.
El mayor beneficio que se ha registrado a escala regional es su aportación al empleo formal, permanente y bien remunerado, de manera especial en los estados fronterizos. Así lo demuestran las cifras, en estados como Chihuahua, Baja California, Tamaulipas, Coahuila y Sonora, la industria maquiladora ocupa a más del 73 % del personal de la industria de transformación. Destacan los estados de Baja California y Chihuahua donde la industria maquiladora da empleo a 80 y 82 % respectivamente de los empleos manufactureros.
No es de extrañar entonces que si la industria maquiladora, que es tan importante para el desarrollo regional, cuando ha visto mermada su capacidad generadora de empleo, las entidades más industrializadas se estén viendo afectadas significativamente. Casos de las crisis de 2003 y de 2009 en donde se perdieron empleos e incluso empresas.
La industria maquiladora podrá tener a nivel nacional muchos detractores, pero a nivel regional y municipal es indiscutible su aportación al desarrollo tanto económico como social, ya que a ese nivel no sólo mantienen la ocupación, también contribuyen, mediante los proyectos de responsabilidad social, aspectos sociales, de convivencia y de sustentabilidad.
El camino no es desaparecerla, es reforzarla e incrementar los encadenamientos productivos con programas eficientes y bien diseñados de desarrollo de proveedores de calidad mundial. De igual forma, es necesario que se le dé una mayor importancia en las estadísticas nacionales y regionales, ya que lamentablemente se conoce poco cuál es la calidad del empleo que genera; su aportación a las arcas públicas tanto locales como nacionales; la inserción y profundidad de los avances tecnológicos en la industria que atraen, mediante la inversión en activo fijo y capacitación de personal; y la verdadera contribución de esta industria al producto nacional y al desarrollo socioeconómico de los mexicanos.
