Columna: GARBANZOS DE A LIBRO

 

PIE DE FOTO: “Es un poeta al que no puedo igualar”.

 

Fotografía: Agencia EL UNIVERSAL

 

 

David Huerta

Marco Aurelio Carballo

“La idea que tenía de él cambió a mis 35 años, su edad cuando nací”, dijo David Huerta.  Al padre, Efraín Huerta, se le conmemora el centenario de su nacimiento en junio de este 2014. “Entonces empecé a hacer la paz con ese absurdo (la metáfora) de competir, de superarlo”. “Es un poeta al que no puedo igualar. Ante ese reconocimiento, ¿qué me resta? Hacer lo posible. Lo natural en mí”, dijo en una entrevista con  Silvia Isabel Gámez para el diario Reforma. “De joven no la pasé bien. Tuve una hija, un divorcio, necesité trabajar. Viví en la noche de manera desordenada”. La publicación en el Fondo de Cultura Económica de Una mancha en el espejo, el libro de David, “es una lección de humildad”, dijo. “Dos volúmenes con la obra poética de 1972 a 2011. Es lo que he podido y sabido hacer. Veo las cosas en su realidad. Importantísimo, pero es sólo un libro. Con mil 600 páginas, más los poemas sueltos y los recientes”. Mientras la poesía completa del padre suma 623 páginas, al preguntarle si tenía más que decir que su padre, David respondió con humor: “Probablemente no, pero tenía mucho vuelo mecanográfico. Mi papá era mejor poeta de lo que jamás seré yo”. Del San Benito que le colgaron de ser barroco, dijo: “Lo poético es una poesía imperfecta, impura, como dice Neruda. Si algo permite advertir su libro, titulado Una mancha en el espejo,  es disposición al cambio”, dice, “a obedecer los vientos de la vocación y de las sucesivas pasiones y obsesiones. No he querido ser de una manera. Cambio. Desafío al lector a reflexionar”.

En cuanto a la materia prima, dijo: “La experiencia vivida y el lenguaje. Me importa cómo suenan las palabras unas tras otras”. También se declaró “con el corazón puesto” para celebrar el centenario paterno. En cuanto a perderse en el caos o recuperar el orden de la vida, decidió salvarse. “Lo más importante fue casarme con Verónica Murguía. Ella es una escritora de raza. Yo, un poeta esforzado.”