Nadie escapa de su responsabilidad
Teodoro Barajas Rodríguez
Las historias forjadas en Michoacán ya son ampliamente conocidas por la magnitud violenta y las consecuencias, las cuales se resienten. Se han dado pasos para recuperar la tranquilidad y rescatar el tejido social como lo afirman las autoridades. Todo ello implica detenciones, regularizar los grupos de autodefensas comunitarias, patrullajes, permanencia indefinida de cuerpos policiales, todo lo que se tiene a la mano de parte del Estado mexicano para perseguir y procesar delincuentes.
Ante la situación de crisis no faltan quienes de acuerdo con su militancia partidaria vienen a Michoacán para hacer campaña utilizando el acontecer cruento para llevar agua a su molino, execrable y ruin actitud para pronunciar discursos fáciles, aunque en el fondo disimulen la carga de responsabilidad que sus gobiernos y partidos abonaron en detrimento de la paz en nuestra entidad, nada ni nadie escapa si analizamos orígenes y crecimiento de la inseguridad a la que sumamos impunidad, corrupción y negligencia en todos los niveles.
Los últimos gobiernos michoacanos fueron de extracción perredista, en esos años creció la delincuencia, se agudizaron las matanzas, se rompió de tajo la otrora habitual tranquilidad. Los últimos gobiernos federales fueron de extracción panista, Vicente Fox ahora aboga por la legalización de la marihuana; Felipe Calderón declaró una guerra que no resolvió nada en Michoacán porque se incrementaron los problemas de extorsión, tráfico de drogas y masacres.
Ignoro porqué algunos políticos padecen de amnesia conveniente y lanzan culpas fuera de su propio círculo, pero ningún partido se escapa de su responsabilidad, sólo que el gran asunto es resolver las dificultades de Michoacán, no las conciencias de los culpables.
En los últimos días se han registrado las detenciones de algunos dirigentes del cártel de Los Templarios, las autodefensas han pactado con los gobiernos federal y estatal porque no se puede combatir la ilegalidad con argumentos ilegales.
No obstante, algunos gobernadores como es el caso de Aristóteles Sandoval, de Jalisco, con sus acciones parece criminalizar todo Michoacán, pondrá cerrojos a quienes lleguen a la vecina entidad, dijo, para saber que no son delincuentes o descartar presuntas ligas con el crimen organizado. Resulta desafortunado que exprese tan desproporcionada visión de las cosas porque, si hacemos memoria, su estado ha sido un sitio de grandes capos y ello no significa que la referida entidad esté minada por sus efectos, asumo que la mayoría de sus coterráneos son gente de trabajo sin vinculación a cárteles.
Algo similar sucedió con el mandatario del estado de Guerrero que señala que las autodefensas de esa bella entidad no son como las michoacanas, pero se olvida de la violencia que en muchos casos ha estremecido el puerto de Acapulco, y muchos expedientes más.
